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Música

En palabras de Sano

Sacamos a Sebastián Hoyos (a.k.a Sano) del estudio de grabación donde termina su segunda producción para Cómeme, sello del chileno Matías Agüayo, caracterizado por fantasías tórridas de sintes y beats, para ponernos al día sobre lo que se viene con este d

Sacamos a Sebastián Hoyos (a.k.a Sano) del estudio de grabación donde termina su segunda producción para Cómeme (sello del chileno Matías Agüayo, caracterizado por fantasías tórridas de sintes y beats), para ponernos al día sobre lo que se viene con este disco grabado entre Medellín y Berlin. Hoy por hoy radicado en Barcelona, desde hace algunos años que este DJ y productor paisa de familia Series Media y sonido crudo y medio old school es uno de los nombres más frescos de la electrónica colombiana. ¡Y lo que se trae!

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A continuación, recuerdos, experimentos en estudio y visiones sobre la escena, en palabras de un artista en pleno trabajo de preparto.

VICE: Todo empezó en Medellín…

Sano: Hace unos doce años, durante los primeros días de Internet. La información llegó y quedé fascinado cuando entendí este movimiento que enloquece a la gente con música de máquinas. ¡Era tanta información! Escuchaba de todo y así descubrí nuevos sonidos, poco a poco me fui enamorando de unos y olvidando otros, fue la época donde la música me absorbió y me puso a soñar, tenía 18 años.

¿Cómo empezaste a jugar, a armar y desarmar sonidos para crear otros?

No fue algo muy conciente. Producir fue un juego cuando, junto a los mp3, llegó el software de producción. Grababa jams que hacía (hoy eso no sorprende a nadie pero en los noventa me quitó el sueño) en casete, pues el programa no me permitía guardar proyectos, eran instantes únicos almacenados en cintas ahora olvidadas… quisiera saber dónde están.

¿A quién le empezaste a mostrar lo que andabas haciendo?

En salas de chat conocí chicos interesados en lo mismo y de ahí pasamos al mundo real, muchos de ellos hoy son grandes amigos. Así fueron apareciendo más chicos con ganas de hacer música y editamos producciones caseras que vendíamos en nuestras fiestas. Por esos días se gestó todo un movimiento de colectividad en Medellin.

¿Aún perdura ese sentimiento?

¿En Medellin? Si, es la única manera de hacerlo allí y en todas partes, compartiendo esfuerzos, sueños y riesgos… ¡qué buenas memorias!

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¿Qué más pasaba allí?

Fuimos constantes e hicimos desde mini-raves hasta festivales con miles de asistentes. Medelink fue un proyecto bonito que marcó el ascenso de nuestras ganas de trabajar colectivamente por la ciudad por allá en 2006. Fue innovador pero prematuro, allí reuníamos la expresión digital como una sola, imágenes y música usando la tecnología como canal, era abierto a la ciudad y de acceso gratuito. Un espacio de intercambio, porque tener artistas de otros lugares fue una inyección para hacer conexiones y abrir fronteras.

¿En ese entonces ya se sentía la presencia latina en tus sonidos o fue algo que se fue construyendo más adelante en el camino?

Es algo está adentro, un mal que tarde o temprano despierta. Para mí, Medellín suena a salsa y de la que tocan en Latina Stereo, que no es cualquier cosa, con ella crecí y viví mi ciudad, la entendí. Es difícil escuchar hip hop o house norteamericano y sentirlo propio, en cambio la salsa sí, ahí siento que sé de lo que hablo y confío en ello. Como DJ me hice en el house pero como bailarín en la salsa, y si voy a hacer música de baile tengo que ir a ella.

No siempre es palpable pero ahí está el trópico, así uno sea de la montaña…

Hice un DJ Set de salsa en Tromsø, el último aeropuerto de Noruega en la frontera con Finlandia, donde salen las expediciones al Polo Norte. Es el fin del mundo. Allá llegó un colombiano hace 20 años, montó una escuela de baile y enseña salsa, te asustas de lo bien que bailan en ese frío donde pasan nueve meses sin sol. Una de las experiencias más bonitas que me ha regalado la música.

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De esas experiencias, una que no quieres que se te borre nunca.

¡Espero ninguna! Me asusto cuando empiezo a olvidar fragmentos, estos tres últimos años la música no ha parado de regalarme y enseñarme. Especialmente recuerdo cuando supe que se publicaría mi debut en 12", cuando lo pinché por primera vez, tocarlo, verlo, escucharlo, bailarlo, eso no te vuelve a pasar.

De esas épocas en Medellín, ¿con quienes sigues construyendo hoy?

Felizmente casi todos siguen activos, los Series Media fueron y siguen siendo pioneros del movimiento de Medellín: Protov, Gladkazuka, Lucrecia, Mami, Federico Goes, Bomba Estéreo, Miguel Navas… allí comenzó el vinculo con Matías Aguayo también.

Series es un sello que ha perdurado, siempre proponiendo y creyendo. Y del sello, Panorama es la banda mejor estructurada en mi opinión.

¡Claro! Gregorio Gómez es mi hermano del alma, junto a él y a Matías hicimos el disco nuevo. Gregorio es un crack, Matías ni hablar así que juntarlos fue un suceso, aprendí mucho de ellos.

Queremos escuchar el resultado. ¿Estás pensando en gira y lanzamiento en Colombia o eso aún no está definido?

Yo estoy emocionado y satisfecho con el resultado pero aún no se define eso, hay una gira de Cómeme que comienza esta semana, tenemos varias presentaciones por Europa, vienen tres meses de Noches Cómeme.

¿Mucha emoción y adrenalina por empezar a probar todo este material nuevo?

Mucha. Empezamos el proyecto hace un año y por fin verá la luz. La historia del disco comienza en el verano del 2012 cuando vine a terminar mi primer EP en un "summercamp" del sello. Comencé a desarrollar la idea que me traía dando vueltas en la cabeza: el sonido de la salsa dura visto con ojos de DJ de house y cómo esos ritmos tocados con equipos clásicos del house como la MPC y los sintes Roland toman nueva forma. Matías escuchó la idea y decidió co-producirla.

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Ese sentido de fusión que ubica a personajes como Lavoe o Colón bajo un manto electrónico, ¿es también una especie de reivindicación del "rockstar" latinoamericano?

Tenemos mucho en común, nacieron en ciudades fuertes con historias duras, vivían la calle y crecían escuchando los sonidos de sus mayores. Existe herencia y cotidianidad. Esa visión particular de su contexto llevada a grabaciones sólo se está repitiendo tal vez porque crecimos escuchándolos y viviendo los ochenta y noventa en Colombia. Ahora filtramos esa información y la llevamos a nuestro contexto, donde se baila salsa y se escucha a Jeff Mills.

La música de Sano es una confusión de los sentidos, un juego de instrumentación que a veces parece burla. ¿Sigue presente ese sentido de clandestinidad, fiesta, crudeza?

Hay mucha espontaneidad. Para el disco trabajábamos en mi casa en Medellín o en el estudio de Rionegro donde Byron Maiden hacía las baterías en la 707 y Gladkazuka los teclados, eran jams descontrolados que editaba y de esos fragmentos el disco empezó a tomar forma. Hay muchas emociones: confusión, introspección, ironía. Al inicio no fue un proyecto muy serio.

¿O tal vez siempre fue un proyecto serio, solo que construido con un orden diferente al preestablecido?

Sólo cuándo Matías escuchó todo el material y decidió editarlo como un LP se volvió serio, entonces se lo entregamos a Daniel Maloso y él acabó de inyectarle una dosis de densidad muy importante en el sonido.

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¿Cómo ha sido tu cotidianidad durante la grabación?

La parte fuerte de la grabación fue en Colombia. Un mes de trabajo diario haciendo maquetas, programando ritmos en la MPC, grabando tumbaos de piano, luego percusiones y vocales. Matías cocinaba tremendos banquetes, tomábamos aguardiente religiosamente y entre perros, aguardientes y sintes fuimos dándole forma al disco.

¿Qué cocinaba Aguayo?

Uy… muchas delicias. Recuerdo un lomo de cerdo que cocinó por 12 horas en leche recién ordeñada, también chorizos, frijoles y ajiaco. Esto fue fundamental para el disco, pues en la mesa todo se discute mejor y se toma impulso para la jornada de estudio, el espíritu nocturno nos tuvo poseídos y hasta que el sol saliera nos mantuvimos activos.

¿Qué determina tu decisión de irte a vivir a Barcelona?

A Barcelona me mudé buscando el amor, las oportunidades, poder pinchar por Europa, estar cerca del District Studio en Berlín, de la pandilla Cómeme, también por estudiar piano.

¿Por qué crees que la mayoría de DJ's en Colombia no está produciendo? ¿Es resultado del entorno o es más un cuento de mal de gremio?

Al contrario, creo que es un gran momento para los DJs y productores en Colombia. La cultura de esta música es global y cada vez son más los que están tomando aviones para ir a trabajar. Localmente falta información, aprecio por lo propio, que la cultura crezca.

Es una rareza encontrar en el mercado local alguna producción local de este tipo, y no es por falta de nivel, podría ser falta de apoyo, porque vamos a un bar pero no sé hasta qué punto estamos dispuestos a consumirla…

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Es medio utópico, pues el espíritu del house y el techno es la clandestinidad, el "hágalo usted mismo". Esa forma de vivir y crear no va de la mano en cómo se consume la música masivamente. El problema está en que somos una sociedad acostumbrada a elegir nuestras preferencias bajo modelos superficiales. Los que aman el house y el techno van a él, lo buscan y lo encuentran.

¿Qué andas escuchando?

En el tocadiscos han estado girando discos de Willie Colón, Fela Kuti, Chico Mann, Lee Scratch Perry. Tratando de encontrar la onda sonora para el disco nuevo. En la discoteca hemos bailado mucho con el nuevo disco de Carisma en Cómeme, también con Mutant Beat Dance, Elbee Bad, Drexciya y Dany F.

Escúchate el primer trabajo de Sano para Cómeme por aquí:

Y sigue a la niña Erika por acá.