Día uno de Rock al Parque: La fiesta de los puños

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Música

Día uno de Rock al Parque: La fiesta de los puños

​Desmadre, desmadre y más desmadre.

Foto Juián Gallo.

Este año Rock al Parque está más metalero que nunca. Los tres días están repletos de bandas pesadas y sabrosas para menear esas cabezas y lanzar puños y patadas. Y como era de esperarse, todos los metaleros del país están un poco emocionados y, cómo ya es costumbre, expresaron sus ganas de parranda a punta de puños.

Desde temprano las tropas de la oscuridad se tomaron el Simón Bolívar para armar un carnaval de golpes, movimiento de mecha y desenfrenó total. Tal vez fue porque no llovió, o por el excelente cartel, o quizás porque la mitad del público estaba borracho desde la una. Sea lo que sea, este año hubo un virus en el aire que hizo todo más extremo. Es que desde que Socavón que salió con su black death metal para abrir con toda este año, el nivel de los golpes estuvo al 100%. Los que madrugaron llegaron prendidos y la fiesta comenzó de forma perfecta y se mantuvo sabrosa durante toda la jornada.

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Cada slam que se armó durante la jornada fue un tormento de golpes. Todo el mundo se olvidó de las reglas básicas y, sin piedad, los nudillos acabaron en la cara de las personas. Es por eso que Alex Oquendo, cuando salió cargado de genialidad y oscuridad con su proyecto Morbid Macabre, dijo: “Los mejores metaleros del mundo”. Un claro reconocimiento a la crudeza del metal latino y a la manera como este inspiró a todo los greñudos del planeta.

Sin duda el escenario más guapachoso fue el Bio, dónde hubo puro brutal death metal. Forense abrió con su sonido podrido y extremo; Hedor le metió la fuerza oscura del death metal y la rompió a pesar del mal sonido; Nonsese Premonition le metió un toque de virtuosidad y degenere con sus bajos de seis cuerdas y su batería demoledora; y Goretrade, banda radicada en Suecia, vino desde allá para armar tremenda rumba de puñetazos con su poderoso sonido sacados del infierno. Pero lo mejor fue Decapitated, estos polacos le mostraron a todo el parque cómo carajos se toca buen brutal death metal. Cada punteo, cada golpe de batería, cada grito sonaba impecable. Una banda de ensueño.

Pero probablemente el grupo nacional que más poder tuvo fue Perpetual Warefare: miles de greñudos locos se pararon en el escenario plaza para botarle toda su energía a esta banda de thrash bogotana. No cualquier grupo es capas de armar diez pogos simultáneos llenos de gente corriendo a mil por hora y tirando golpes como si la vida dependiera de ello.

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El escenario Eco no estuvo tan concurrido y fue un espacio en el que sobre todo sonó heavy metal clásico. Ese de riff saltarines, voces agudas y pantalones de cuero. Aunque también hubo espacio para sonidos más pesados con bandas como Eshtadur que vino desde Pereira para cerrar la tarima.

El cierre del festival estuvo a en manos de la leyenda Sepultura que, para empezar, sonó mejor que cualquier otra de las bandas, a pesar de que durante la primeras canciones no se escuchó la voz. Y así, con su demoledor show, demostraron porque siguen siendo la mejor banda de metal latino.

Aquí les dejamos algunas imágenes de todo el desmadre.