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Música

17 años siendo “El rey de la valla” en el Festival Vive Latino

Cada año, desde hace 17, José de Jesús López Romero tiene un reto: disfrutar del Vive Latino pegado en la valla, sin morir en el intento.

Foto por Alejandro Meléndez

Cada año, desde hace 17, José de Jesús López Romero tiene una cita en el Vive Latino. Su rostro es resulta familiar para músicos, elementos de seguridad, asistentes y fotógrafos que cubren los conciertos en el escenario principal montado en el Foro Sol.

Originario de la Ciudad de México, López Romero ha vivido muy de cerca, desde su rol como espectador, la evolución de la que se considera “la mayor fiesta del rock en español”: desde la primera edición, que buscaba enaltecer el rock latinoamericano, pasando por el “debut y despedida” del grupo Dover (a quien el público sacó prácticamente del escenario por la actitud fanfarrona de su vocalista Cristina Llanos); el abucheo a Calle 13, a quien una parte de la audiencia tachó de “reggaetonero”; hasta el histórico regreso de Caifanes, después de que sus integrantes originales se separaran durante 16 años.

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“Estar hasta adelante”, como llama José de Jesús al acto de ubicarse en la valla frente al escenario, no es para los débiles. Con su 1.86 de estatura, y complexión corpulenta, este joven de 31 años permanece parado más de 12 horas, entre apretujones, altas temperaturas, lluvia, escupitajos, basura y vasos con líquidos de procedencia extraña que le caen encima varias veces durante la jornada. Nada lo detiene, porque su “fe” por la música le permite sortear cualquier tipo de adversidad.

“Mi primera vez en el Vive Latino fue una revelación”, cuenta López Romero, en entrevista para Noisey. “No sabía a lo que me enfrentaría, y quise ir al festival, un poco motivado por mi fascinación con bandas de la llamada ‘Avanzada regia’, con grupos como Zurdok, Contro Machete, Jumbo y El Gran Silencio encabezándola. En ese entonces, el acceso a Internet era muy limitado, y la forma en la que conocí a esas bandas fue a través de compilaciones que compraba en el Parque de los Venados y el Tianguis del Chopo”.

Foto por Alejandro Meléndez

Como primerizo en materia de festivales, López Romero sufrió hasta los huesos la primera edición del Vive Latino. Terminó exhausto, con un dolor muscular tan intenso que le costaba trabajo caminar, hambriento y sediento, pero ese día se hizo una promesa: el siguiente año sería una experiencia diferente.

“Estar hasta adelante en un concierto, en donde tu espacio vital no es respetado, no conoce edad, género, condición económica, ni nivel de estudios. Todos somos iguales cuando de ganar la valla se trata”, afirma este melómano que reside en la Colonia del Valle, al sur de la Ciudad de México, y que hasta hace poco fungía como administrador en una escuela de idiomas.

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Así fue como José de Jesús comenzó a entrenarse. Pidió ayuda a amigos cuyos familiares son médicos o entrenadores deportivos. “El padre de un buen amigo mío trabajaba con deportistas, y él me ayudó en la tarea de cambiar mi alimentación previo a un Vive Latino”.

“¿Qué comes en una jornada del Vive Latino?”, le preguntamos a este fiel asistente del festival, cuya pasión por la música inició desde que era niño por influencia de una de sus primas mayores, a quien agradece haberle cambiado la vida por mostrarle la película de Pink Floyd The Wall.

“En el caso de líquidos trato de hidratarme muy bien toda la semana, tengo que estar muy bien hidratado y descansado. Una semana antes del festival, como carbohidratos, como si fuera una especie de maratón. Me hidrato lo suficiente durante los días previos al Vive Latino, pero cuando llego ahí, llego un poco deshidratado a fin de que no tenga ganas de ir al baño”, detalla.

“Mediodía antes del Vive, corto líquidos, y todos los líquidos que me quedan tengo toda la mañana del día siguiente para liberarlos. Si hay uno o dos vasos de agua, para mí es bueno. Llego a hidratarme a casa pero ya traigo un déficit de deshidratación y voy jugando un poco con eso. Cada festival es diferente y debes adaptarte a esas necesidades”, indica.

Para este joven, presenciar un concierto desde la primera fila frente al escenario se ha convertido en su principal motivación en la vida. Ver a sus músicos favoritos en acción es algo que, considera, “no tiene precio”. “Por ese lado, cuando me preguntan cuánto gasto al año en conciertos, no me gusta pensar en números, me gusta más pensar en la experiencia que voy a vivir”.

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En su lucha por ganar la valla, López Romero ha vivido de todo. “Me han aventado vasos con vómito, me han golpeado, han intentado quemarme con un encendedor, me han querido morder”, cuenta. “De cierta forma lo entiendo, hay personas que nunca han ido a un festival, y al intentar vivirlo desde la primera fila se vuelven caníbales”.

Una de las ocasiones más hostiles que recuerda José de Jesús fue protagonizada hace varios años por los elementos de seguridad Lobo. Llegaron con especie de tanquetas y comenzaron a bañar a cuanta persona se les puso enfrente. Tras ser bañado con una manguera, el joven notó que la camiseta blanca que vestía había cambiado de color, como si hubiera vertido una cubeta con aguas negras sobre él.

Foto por Alejandro Meléndez

“Yo no sé si era agua tratada, pero para mí, fue un acto inhumano”, señala. “Ahorita ya tienen garrafones y otras formas de actuar, porque los calores eran terribles”.

En su opinión, la mejor época para organizar un Vive Latino es en primavera. “A veces uno piensa que el Sol desgasta más que la lluvia. Yo prefiero el calor, mil veces a estar bajo la lluvia, la lluvia te desgasta y he visto gente desmayarse por el frío porque baja su temperatura corporal”.

Algunas de sus actuaciones favoritas e estos 17 años del famoso festival rockero: el 20 aniversario de Molotov, el año pasado; el ya mencionado regreso de Caifanes, tras 16 años de separación, ocurrido en 2011; las actuación de Deftones y Nine Inch Nails, en 2010 y 2014, respectivamente; y la presentación de El Tri, en 2013.

Como cada año, José de Jesús López Romero se prepara para vivir este fin de semana un año más como asistente del Festival Iberoamericano de Cultura Musical, donde espera escuchar en vivo el show especial que prepara Café Tacvba, a propósito del 20 aniversario de su álbum Avalancha de éxitos; y el debut de The Prodigy en el festín rockero.

“Nada de lo que tengas como un antecedente te prepara para una situación nueva”, opina.

“Hay veces que puedes ganar la valla, pero hay veces que te tienes que ganar la valla”, concluye.