10 canciones contra la homofobia que algunos gays nunca escucharán por… ¿putos? (Parte 2)

Foto del usuario de Flickr Nathan Rupert

Mayo: mes de la homofobia. Junio: mes del orgullo gay por excelencia. Tradición de marchas evolucionadas en muchos sentidos a carnavales, pero cuyo punto de partida sigue siendo el mismo: visualizarnos como esa fracción de la población no heterosexual, con todas sus variables posibles.

Una colorida y eufórica celebracion a la diferencia en un mundo que se presupone a si mismo buga. Aunque causas un tanto engañosas como la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo nos hagan caer en la trampa de un avance progresista, cuando en realidad no estamos mas que imitando los convencionalismos más ramplones de los bugas. Pero bueno, el matrimonio gay aún sigue subministrando esa dosis de placer que otorgaban los juguetes nuevos provenientes de la fayuca. Algún día dejará de ser novedad.

Como sea: mayo y junio son los meses en los que el soundtrack rosa parece reforzar su vicio de jotería coreográfica.

Es por estas semanas en las que hábilmente algunas disqueras, conscientes de lo acartonadamente predecible que se ha convertido el colectivo LGBTTTI, lanzan hits calculados y prefabricados que en un efecto huevón e instantáneo se convierten en himnos casi políticos, sin importar que no sean más que retazos de lugares comunes, fáciles de imitar. ¿A poco creen que el lanzamiento de "Masoquista" de Lorena Herrera por estas fechas es una casualidad?

Apuesto mi discografía en vinil de los Descendents a que una de las frases que más se gritarán y sobreactuarán en la marcha de este 2015 será "¡Rostro, Pelazto, Cuerpo y Actitud!" Y así, todos felices creyendo que la homofobia disminuye y la inclusión se extiende sólo porque la Herrera propuso la nueva danza con la que muchos gays pueden vivir unos cuantos minutos de fantasía afeminada sin ser el blanco de escarnio público, cuando en realidad es la mercadotecnia la que está ganando al final.

En la historia de la música después de la irrupción de Elvis Presley hay cientos de temas que abordan el tema de la homosexualidad desde distintos ángulos; muchos de ellos enfrentan al escucha con historias de rechazo y homofobia. Las letras se interpretan sobre todo tipo de composiciones: desde un pop sencillo pero avispado, beats bailables programados con ingenio, acordes veloces y violentos propios del punk, hasta notas complejas que rayan en el krautrock, o de plano un nihilismo experimental.

Muchas de esas piezas no son de tan difícil acceso; incluso podrían bailarse en una pista de baile. Entonces, ¿por qué los gays no las adoptan con la misma devoción que le prenden una veladora a Lorena Herrera?

Aquí abajo 10 canciones contra la homofobia nunca escucharán.

Quizás uno de los poquísimos temas que abordan el terrible fenómeno de la transfobia. El cuarteto de Londres (por muchos considerados la banda seminal del sonido hard rock y heavy metal), aborda en esta canción —de apariencia empalagosa— el odio irracional a todos aquellos hombres que deciden ser leales consigo mismos y salen al mundo con la frente en alto, enfundados en faldas y tacones. Las poblaciones travesti, transexual y transgénero son unas de las más vulnerables en la actualidad. Lamentablemente, "Lola" de los Kinks está más vigente que nunca.

Sí, suena más o menos igual a la rola de la Herrera que está causando histeria en los antros gays de México. Sólo que esta rola de Shelley (ya como solista, después de su paso por aquella legendaria agrupación de punk británico The Buzzcocks) se lanzó a la frecuencia modulada hace 35 años. "Homosapiens" es una explícita historia de cruising (como se le conoce a la acción de tener sexo anónimo homosexual en parques públicos), en un ambiente rodeado de vatos homofóbicos. Autoironía, sexo oral, electrosynth dance y violencia urbana: todo eso y más se encuentra dentro de este track absolutamente bailable. ¿Y ustedes creyendo que DJ Campu es vanguardia en sustancia? Ígnaros.

Uno de los himnos punk/hardcore más importantes y vitalicios contra la homofobia, compuesto por esta banda oriunda de Winnipeg, Canadá, legendaria por no bajar la guardia ni un segundo en su compromiso con la anarquía sin payasadas y sus constantes mensajes contra el fascismo ejercido desde el consumismo enajenante. Los integrantes de Propagandhi son cien por ciento bugas y su radicalidad contra la homofobia tiene más huevos que muchos activistas abiertamente gays, que cuando les gritan ofensivamente "putos", en lugar de defenderse, corren a chillar y esconderse bajo las faldas de la CONAPRED.

El mismo postulado que la rola de Propagandhi, pero desde un punto de vista lesboterrorista, por decirlo de una forma reduccionistamente provocadora. Este cuarteto de lesbianas formado en Portland, Oregon, pertenecieron a esa gloria de los noventa llamado Riot Grrrl, movimiento de rock alternativo hecho en su totalidad por féminas encabronadas quién sabe exactamente por qué o con quién, pero encabronadas. Aunque también son íconos del movimiento conocido como queercore. Las Team Dresch son de esencia punk, aunque incorporan redobles propios del grunge, y este track es una justa y necesaria mentada de madre a esos principios del cristianismo/catolicismo que condenan todo lo que no sea buga sexualmente reproductivo, incitando al ataque en nombre del bien.

Un chico afeminado que sufre el despiadado acoso de sus compañeros. Por si fuera poco, el chico afeminado no puede controlar sus impulsos amorosos, esos tan intensos que brotan en la adolescencia, y seduce inútilmente a los novios de sus compañeras, quienes al enterarse, lo torturan incluso con una crueldad más filosa que los varones. Y toda esa historia es narrada sobre una melancólica base de guitarras acústicas y feedbacks cortesía de ese trío inglés de sensibilidades abiertamente homosexuales; una joya sobrepulida perteneciente a la primera generación del shoegaze británico, que sin embargo fue opacado por el relumbrón de bandas como My Bloody Valentine o Slowdive. No obstante, la comunidad gay inglesa los ha ido acomodando en su justo lugar de íconos gays con el paso del tiempo.

Manifiesto contra la homofobia a ritmo de punk-hardcore naive para principiantes, con dedicatoria a gays un tanto temerosos del terrorismo controlado-congénito de los conciertos de rock. Los Senseless Things fueron una banda de punk británico que nunca pudo coger una buena bocanada de aire más allá del subterráneo poblado de fanzines e inadaptados. Sin embargo, su furia pueril ha calado en nuevas generaciones, quienes no se tragan el cuento de las supuestas convicciones políticas de nuevas bandas, y que han empezado a rendirle un culto tardío a esta banda que ya se lo merecía.

Porque simplemente, ¡que chingue su madre la homofobia! Cortesía de esta banda de punk holandesa, también integrada por puros bugas. Curioso, ¿no?

No es precisamente una canción contra la homofobia, pero una leyenda urbana cuenta que la rola aborda el tema del sufrimiento de un hombre con VIH en una sociedad que hace del temor una patética herramienta de sobrevivencia. Porque la discriminación a los pacientes con VIH también es homofobia. Y sobre todo, para dejar más claro el mensaje de más Soda y menos Ricky Martin, Christian Chávez y mariconadas similares. Llama la atención que hay pocas manifestaciones contra la homofobia en español, más allá del "A quién le importa" de Alaska y Dinarama.

En 1988, la Ley del Gobierno Local promulgó la adhesión de la Cláusula 28 con injerencia en Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, donde se especificaba: "queda estrictamente prohibido promover intencionadamente la homosexualidad, publicar material con la intención de promover la homosexualidad o promover como parte de la enseñanza en cualquier escuela pública la aceptabilidad o normalización de la homosexualidad como una supuesta relación familiar". Ante eso, Boy George decidió componer una invitación a sublevarse a la homofobia institucionalizada o promovida desde el gobierno, en este caso, por la Dama de Hierro Margaret Tatcher, a un ritmo de dance scratcheado de principios de los 90. La Cláusula 28 fue derogada en el 2000.

Algunos de los integrantes de esta banda oriunda de la Perla Tapatía fueron azotados por las devastadoras consecuencias del VIH en una época dónde el virus aún era impredecible y el estigma alrededor de los pacientes infectados solía ser más culero que las secuelas surgidas una vez desarrollado el SIDA. A principios de los 90, las Marchas del Orgullo Gay en México ponían esta rola como una especie de manifestación de solidaridad con los gays y todos aquellos afectados por el VIH. ¿Dónde quedaron esos tiempos en los que las marchas por el orgullo programaban buena música?

Wences es fan de Santos, y está extasiado por su quinto campeonato. Síguelo en Twitter - @wencesbgay