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Mike Tyson

​Esa vez que noquearon a Tyson

El mito de invencibilidad de Mike Tyson quedó sobre la lona en 1990, pero su figura legendaria jamás cayó.

Apenas había cumplido siete años de edad y ya tenía completa noción de la grandeza de Mike Tyson. Entre las películas de Bruce Lee y Jackie Chan que alimentaban mi imaginación y mi encanto por las artes marciales, Mike Tyson aparecía con brutalidad sobre el ring de box para generar inspiración genuina, no sólo en mí, sino en medio mundo que veía a Tyson con asombro. Era común verlo en televisión, en los periódicos, en las revistas, y por ahí rondaba su juego de Nintendo: Mike Tyson's Punch Out!!. Entonces llegaba el mes de febrero en 1990, Tyson se rodeaba de lentes y flashes de cámara en Japón, y sin previo aviso, cayó a la lona, perdió su título y con ello, su estatus de invencibilidad hercúlea.

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A sus 20 años de edad, Tyson se convirtió en el campeón mundial de boxeo más joven en la historia, un récord que sigue vigente casi treinta años después; pero sobretodo, Tyson ya colocaba su nombre en apenas dos décadas de vida junto a los grandes de la historia como Jack Dempsey, Rocky Marciano, Joe Louis y Muhammad Ali. Tyson era de esos atletas que bendecían una época con huella histórica, elevaba las posibilidades imaginarias a la realidad con un físico impecable, una velocidad y explosividad jamás antes vista y acompañada por un poderío aterrador. La mirada de Tyson era tan penetrante como sus puños e intimidaba dentro y fuera del ring.

Es increíble pensar que Tyson tenía apenas 23 años cuando presumía un récord invicto de 37-0 con 33 nocauts que sostenía con pilares firmes su tinte de invencibilidad que tenía más toques de realidad que de mito. Veintitrés años y Tyson ya era una leyenda en apogeo. Veintitrés años y Tyson pisaba Tokyo por segunda vez en su carrera profesional de boxeo, ahora para enfrentar a James "Buster" Douglas, pero ya lucía victorias sobre peleadores de renombre como Trevor Berbick, Larry Holmes y Michael Spinks.

Pero a sus 23 años, Tyson también ya había vivido la dureza de las calles, el abandono de su padre prácticamente cuando nacía y la muerte de su madre a los 16 años. Cus D'Amato aparecía como su figura paternal, su entrenador, su mentor y su guía, quien lo llevaría a la grandeza sobre el ring, pero D'Amato murió un poco más de un año antes de que Tyson se volviera el campeón más joven en la historia del boxeo.

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El remolino que era la vida de Tyson parecía impulsarlo en el gimnasio y en cada uno de los rounds de sparring y de pelea. Estaba rodeado de relaciones tormentosas, desde su matrimonio con Robin Givens hasta su manager Bill Clayton y su promotor Don King. Pero de alguna manera Tyson, no sólo se sobreponía, lucía feroz e impecable. Aún así, parecía que todos los rodeos trabajaban la mente de Tyson, y ésta no lo acompañaba por completo a Japón. Entre sus complicadas relaciones personales y laborales, también dejaba de trabajar con su entrenador de mucho tiempo Kevin Rooney. De pronto estaba este joven en la cima del mundo, considerado el hombre más temido e imponente del deporte montado detrás de cientos de cámaras en el viejo oriente, y con poca base de apoyo sobre cual sostenerse.

Un poco antes de enfrentar a "Buster" Douglas, Tyson empezaba una sesión de sparring para los medios en Tokio, subiendo al ring junto a Greg Page, un pulido boxeador de peso completo que llevaba ya tiempo trabajando con Tyson como compañero de entrenamiento. Tyson cabeceaba como siempre, tiraba al cuerpo y lanzaba ganchos. Muchos fallaban y Page encajaba su recto de derecha. Tyson seguía acercándose, acortando la distancia, fiel a su estilo y de pronto Page de nuevo conectó un recto que dejaba a Tyson sobre la lona tan sólo tres semanas antes de su pelea de campeonato.

El 11 de febrero de 1990 aparecían Mike Tyson y "Buster" Douglas en el centro del enorme Domo de Tokio. Tyson el invencible, Douglas la siguiente víctima. Pero Douglas, más que víctima, era un enorme boxeador que le sacaba más de seis centímetros de altura a Tyson y varios kilos de peso. Y aunque la historia recordará a "Buster" Douglas como el desconocido que logró el impensable milagro de no sólo salir vivo contra Tyson si no noquearlo, Douglas venía de vencer a Trevor Berbick, Oliver McCall y anteriormente el mismo Greg Page, todos ellos siendo campeones en algún momento de sus carreras. Douglas, además de fuerte, era técnico con un buen jab, era ágil y encajaba sus combinaciones con poderío.

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Todo esto lo demostró ante Tyson en esa gala de boxeo. Douglas neutralizaba a Tyson con estrategia y con un mejor boxeo. El jab mantenía a Tyson sin poder encontrar su distancia y Douglas lo castigaba con derechazos y combinaciones. Douglas dominaba pero en los últimos segundos del octavo round, Tyson le conectó un upper que lo dejó sobre la lona. Parecía que no se levantaba pero Douglas se ponía de pie justo al segundo nueve del conteo y la campana sonó para darle su minuto de descanso. El combate seguiría con más dominio de Douglas y en el décimo round se daba una de las victorias más inesperadas en la historia del boxeo. "Buster" Douglas alzaba las manos, Tyson estaba tendido sobre el cuadrilátero y había un nuevo campeón del mundo.

Haber recibido ese derechazo de Page unas tres semanas antes del combate pudo haber dejado a Tyson tocado. Haberse encontrado rodeado de relaciones complicadas y carente de su apoyo principal sin D'Amato en su vida pudo haber desequilibrado a Tyson. Enfrentar todo esto y cargando su mito de invencibilidad y estatus legendario a sus apenas 23 años pudo haber pesado demasiado. Que si Douglas había en realidad perdido o no en el octavo se seguía discutiendo. Pero también Douglas venía de enfrentar la muerte de su mamá unas tres semanas antes. Y también Douglas siempre fue un gran talento que sencillamente careció de constancia y disciplina para entrenar y prepararse.

En 1990 noquearon a Tyson. Remontaría de su derrota ante Douglas con cuatro victorias consecutivas pero luego se encontraba involucrado en el escándalo con Desiree Washington y terminó pasando casi tres años en la cárcel durante lo que pudo haber sido el apogeo de su carrera.

Tyson tuvo episodios infortunados y accidentados a lo largo de su carrera. A pesar de sus logros y la época que marcó en el mundo deportivo, muchos piensan —y me incluyo— que jamás llegó a su potencial real. En mí como en muchos generó inspiración y asombro constante. Tyson cayó en 1990, pero nunca el misterio, el mito y la leyenda que sigue siendo.