Sexo, arena y metanfetamina: historias de amores veraniegos

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Sexo, arena y metanfetamina: historias de amores veraniegos

Ya sean cursis o desagradables, todos tenemos alguna historia de amor y sexo despreocupado durante las vacaciones de verano.

No acostumbro a salir de vacaciones y, tal y como está el patio, no creo que eso vaya a cambiar pronto. Ahora bien, cuando lo hago, mis viajes se ven guiados por mi profunda fe en el hedonismo.

Un hedonismo tan puro que nunca tengo la oportunidad de permitirme cosas como bañarme, comer o hablar de forma coherente y eso hace que el sexo opuesto rechace cualquier tipo de contacto conmigo cuando salgo al extranjero.

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Pero eso cambió hace poco. Ella y yo nos conocimos en un tejado, recorrimos el campo en moto y disfrutamos perdiéndonos juntos. Sí, fue como una escena de película, tanto que a la autora de Crepúsculo le habría parecido excesivo pero, maldita sea, fue genial.

Mi romance veraniego fue bastante cursi, pero hizo que me preguntara cómo serían los sudorosos amores vacacionales de los demás, de modo que pedí a algunas personas que me contaran cómo fueron sus experiencias cuando ligaron en vacaciones.

Hannah-Rose, 30: 'De repente dije: creo que me voy a cagar encima'

Por aquel entonces tenía 24 años. Nos conocimos en el Eden, un club nocturno de Ibiza situado en el casco urbano. Me colé en una despedida de soltero.

Iba sola en plan tranqui y no tenía ni idea de cuándo regresaría al Reino Unido. Él era el padrino y aquella era su última salida, así que no le quedaba dinero, lo cual en realidad fue una bendición porque ya se había gastado una cantidad absurda en esa fiesta.

Era el tipo de tío al que le encanta llevar una botella de champán en la mano a todas partes

Era el tipo de tío al que le encanta llevar una botella de champán en la mano a todas partes, algo que, en mi opinión, es penoso. Iba acompañado de tres españoles muy guapos, pero él destacaba porque era el único que bailaba en todo el garito.

'¿Cómo te llamas?'. 'Delroy', respondió. Le estuve llamando Delboy durante casi un mes

Yo estaba charlando con un tío de Texas que también estaba en la despedida de soltero cuando Delroy se acercó porque creyó que al ser extranjera podría ser un ligue fácil. Él acababa de cortar con su novia después de tres años y había perdido mucho peso. Yo acaba a de cortar con mi novio demente y controlador, así que supongo que ninguno de los dos estaba realmente interesado en conocer a nadie.

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Se acercó y dijo "Hola, antes pesaba el doble" y yo le respondí "No te creo". Le quité el sombrero para revisar que su cabeza no tuviera una forma extraña y lo apodé Profesor Klump.

Bailamos un rato y una chica me tiró su bebida por encima cuando sonó "Wonderwall" de Oasis. Nos fuimos del club cantando y cogidos de la mano. Le interrogué mientras caminábamos hasta una tienda del centro.

Le pregunte:

"¿Cómo te llamas?". "Delroy", respondió. Le estuve llamando Delboy durante casi un mes.

"¿Cuántos hijos tienes?". "Tres", respondió y no fue ninguna sorpresa.

"¿Qué coche tienes?". "Un Audi s3", dijo sonriendo y me dieron ganas de vomitar.

"¿Eres camello?". "¡No!", gritó.

Los cubitos de hielo hicieron efecto en mi estómago. Estábamos sentados hablando y de repente dije: "Creo que me voy a cagar encima".

Nos casamos hace dos años, tenemos un bull terrier de tres años y un hijo de un año de edad

Aun así, me cogió de la mano y caminamos hasta el apartamento que compartía con un guarda de seguridad de 50 años con pinta de Buda. Él se quedó dormido desnudo en una cama junto a la mía con una pequeña toalla cubriéndole las partes pudendas.

En fin, que eché una cagada inmensa y fue muy vergonzoso. Después fui al hotel de Delroy. Vino corriendo en chándal para encontrarse conmigo junto a la piscina y ahí supe que a él no le importaba mi vergüenza y que yo estaba enamorada.

Cuando Delroy regresó al Reino Unido, estuvimos tres semanas hablando por Skype y, cuando volví yo, ya estábamos listos para empezar a salir como está mandado.

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En resumen, nos casamos hace dos años, tenemos un bull terrier de tres años y un hijo de un año de edad. Y por más que nos odiemos, lo hacemos todo juntos.

Josh, 23: 'Queremos amores de verano para recordar nuestros viajes'

Abrí Grindr en cuanto llegué al aeropuerto de Hong Kong. Él iba camino de Australia, pero nos pusimos a hablar porque los dos éramos australianos. Él se quedó un mes en Australia y durante todo ese tiempo no hablamos entre nosotros, pero le puse en mi lista de favoritos y un día se me ocurrió enviarle un mensaje.

Él dijo que trabajaba todas las noches y que no podía ir a Hong Kong porque estaba viviendo en Macao. Le respondí que yo podía ir a Macao a ver el espectáculo en el que estaba trabajando y reunirnos cuando terminara.

Entonces un día, después de clase, cogí un tren hasta la terminal de ferrys, pasé por la aduana y me subí en un ferry que iba hasta Macao. Después cogí un autobús que me llevó al casino. Allí me encontré con Nathan, que me llevó al backstage donde vimos juntos el show acuático, que fue algo espectacular.

Al principio fue un poco incómodo pero después de unas copas los dos nos relajamos. Trepamos hasta un antiguo cine portugués abandonado para ver toda la ciudad de Taipa desde de lo alto con unas cervezas y nos enrollamos. Fue muy bonito.

Pasamos unos meses increíbles juntos. Fue el encuentro emocional más significativo que he tenido, pero nunca fuimos novios y nunca hablamos de concretar algo después de que me fuera

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Un mes después, Nathan volvió a trepar hasta ese cine, se cayó desde el tejado (a nueve metros de altura) y se fracturó una pierna. Fui a visitarlo cuando salió del hospital. Como todavía le faltaba una operación, no podía tener mucha 'actividad', pero aun así nos visitábamos todas las semanas.

Yo iba a Macao o él venía a Hong Kong. Como yo vivía en una residencia y compartía habitación con otra persona, él siempre se quedaba en un hotel cuando venía a verme. Pasamos unos meses increíbles juntos. Fue el encuentro emocional más significativo que he tenido, pero nunca fuimos novios y nunca hablamos de concretar algo después de que me fuera.

Él tenía tantas cosas en la cabeza que mi partida parecía ser insignificante para él.

Creo que como amante soy muy intenso. Me enamoro muy fácilmente y decido muy rápido si me gusta alguien o no. Sabía que podría tener algo con él, pero vivíamos en continentes diferentes y él no estaba dispuesto a tener una relación a distancia otra vez.

Creo que todos tenemos estos amores de verano porque queremos recordar nuestros viajes. Siempre me acordaré de Nathan cuando piense en el tiempo que viví en Hong Kong.

Chris, 27: 'Se convirtió en la típica escena de un anuncio antidrogas'

Estaba en un bar de mala muerte en Laos con un amigo y un tío israelí que conocimos durante el viaje. En el bar había viajeros y lugareños casi a partes iguales, pero los viajeros eran de lo peor.

Como el garito solo vendía botellas de Johnny Walker, ya estábamos muy borrachos. El israelí nos presentó a dos chicas laosianas, pero el Johnny Walker ya había hecho de las suyas y yo no podía decir más que cosas estúpidas e ininteligibles.

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Por suerte, el israelí me escuchó balbucear. Me dijo "menos es más" y me aconsejó que le preguntara a la chica si quería venirse conmigo. Para mi sorpresa, dijo que sí.

Fuimos a casa de una de sus amigas y tratamos de hacerlo. El alcohol también afectó a mi polla, así que hicimos una breve pausa para que yo tratara de recobrar la compostura.

Después la conversación estuvo mucho mejor, se me bajó un poco el pedo y me relajé. Ella era muy agradable y estuvimos todo el rato bromeando y riendo.

Entonces sacó una pequeña píldora roja y se hizo un bong con una botella de agua y una cajetilla de tabaco, lo encendió y fumó un poco.

Más tarde me enteré de que era una droga horrible llamada yaba, que significa "medicina loca" en tailandés y que no es otra cosa que metanfetamina, algo que no me esperaba

Le pregunté qué era y ella me miró con expresión sospechosa, pero insistí creyendo que podría controlarme, obviamente sin recordar lo mal que estaba antes. Le di unas chupadas y de inmediato aquello se convirtió en la típica escena de un anuncio antidrogas: la cabeza me daba vueltas, me puse todo paranoico y la escuché reírse como una bruja durante un par de minutos.

Más tarde me enteré de que era una droga horrible llamada yaba, que significa "medicina loca" en tailandés y que no es otra cosa que metanfetamina, algo que no me esperaba. Yo estaba paranoico perdido y ella quería hacerlo otra vez. Solo podía pensar en mi madre diciéndome que usara siempre condón para no contraer VIH. Trataba de mantener una erección y ponerme un condón mientas pensaba en mi madre y en no contagiarme de VIH. Pésima combinación.

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Me subí a la moto y seguí actuando con normalidad, pero empecé a pensar algo de lo más estúpido: '¿Qué haría James Bond en mi lugar?'

La chica empezó a aburrirse y la paranoia empeoró a los dos minutos. Me paré y grité "¡NO!". Quizá fue una exageración, pero me disculpé y dije que tenía que irme. Ella se ofreció a llevarme. Yo estaba muy avergonzado pero ella insistió y terminé aceptando.

Mientras íbamos a buscar su moto, ella hablaba cabreadísima por teléfono en su idioma, así que supuse que estaba organizando algo para que me asaltaran. Yo no podía hablar pero presentía que estaba dando nuestra ubicación. Me subí a la moto y seguí actuando con normalidad, pero empecé a pensar algo de lo más estúpido: "¿Qué haría James Bond en mi lugar?".

Le pregunté sobre su moto y ella respondió amablemente. Mientras tanto, yo me preguntaba si tendría que tirarla de la moto y huir cuando llegaran sus secuaces. Al final, me dejó justo enfrente de mi hostal.

Los ligues veraniegos son divertidos y todo eso, pero primero tienes que asegurarte de que tu cuerpo funciona bien.

Caroline, 29: 'Me llevó a casa y me explicó la costumbre holandesa de las caras negras'

Tenía 21 años y acababa de terminar una relación espantosa. De esas en las que sabes que tu pareja es una persona horrible pero es mucho más atractivo de lo que mereces y te tienes que aguantar. Imagínate a Daniel Craig de joven, pero negando vehementemente el Holocausto.

En fin, que me fui de vacaciones a Ámsterdam con unos amigos y ahí conocí a Jaap.

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Nos conocimos en un bar, charlamos un rato y nos besamos. Bailamos mucho y cantamos. Cuando el bar cerró, me preguntó si quería ir a su casa y dije que sí.

Llegamos a su casa, bailamos desnudos y creo que me enamoré un poquito

Me subí en la parte de atrás de su bicicleta e hicimos un tour por Ámsterdam al amanecer. Fue uno de esos momentos que sabes que recordarás cuando seas vieja.

Llegamos a su casa, bailamos desnudos y creo que me enamoré un poquito. Al día siguiente era la Navidad holandesa, ese día de noviembre en que Santa Claus llega a la ciudad y los niños se pintan la cara de negro porque, claro, el Santa holandés tiene esclavos.

Así que tuve un segundo tour por Ámsterdam y, como todas las calles estaban cortadas, tuvimos que caminar dos horas para regresar a mi hostal. Había cientos, CIENTOS de niños con la cara pintada de negro por todos lados. Jaap me llevó a casa, me explicó el origen de la cara pintada de negro en Holanda y se acabó.

Fue muy bonito y me recordó que hay mucho más en este mundo que novios intimidantes que niegan el Holocausto. No he vuelto a tener sexo casual desde aquella ocasión porque sé que nunca viviré nada igual.

Creo que lo emocionante de los amores de verano es el azar. No es igual que conocer a alguien que te gusta en un bar de tu ciudad

Durante muchos años creí que nos volveríamos a reunir y que nos casaríamos, pero ya lo superé. Ahora tengo 26 años y estoy enamorada de otra persona. Aunque sí hablamos unos meses después. Me mandó un mensaje porque dijo que se acordó de pronto de mi apellido cuando estaba haciendo la compra. Y, la verdad, la magia desapareció. Hablamos unas cuantas veces por Facebook, pero el inglés deficiente y las preguntas rollo "¿Cómo van los estudios?" no cuadraban con la imagen que había construido de él en mi mente.

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Creo que lo emocionante de los amores de verano es el azar. No es igual que conocer a alguien que te gusta en un bar de tu ciudad. Parece una intervención divina: dos extraños que no tienen nada en común y ni siquiera hablan el mismo idioma pero aun así encuentran una conexión.

Duncan, 27: 'Su amiga gritó ¡Tened cuidado! y ella me llevó a la playa'

Tenía 16 años y estaba de vacaciones en Creta, en un complejo vacacional "todo incluido", con mi madre y mi hermano. Allí conocí a un grupo de chicos de mi edad. La mayoría eran españoles, italianos y holandeses. En su última noche fuimos a la "disco" del hotel y una de las chicas con las que nunca había hablado me acorraló y me condujo a la salida. Una de sus amigas sacó un condón de su bolso y gritó "¡Tened cuidado!".

Después de eso, la chica me llevó a la playa, imagino que porque supuso que no podíamos ir a la habitación que compartía con mi familia. Digo "imagino" porque en realidad la chica nunca dijo nada.

Después de una hora de sexo (aclaro: el sexo en la playa es aceptable solo cuando es arena griega), durante la cual pasó una patrulla de vigilancia que no llegó a vernos, nos medio despedimos y cada uno se fue por su lado.

A la mañana siguiente me volví a reunir con el mismo grupo, me senté junto a esta chica y le pregunté cómo estaba. Ahí me di cuenta de que no hablaba inglés.

Me sentí obligado a estar con ellos hasta que se fueron del hotel y durante esas horas tratamos de entablar una conversación, pero no funcionó.

@williamwasteman