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Cultură

Por qué los nazis creen que el CNI está detrás de la extrema derecha española

Desde hace años vienen diciendo que son los servicios de inteligencia españoles los que controlan cualquier movimiento ultra para impedir que crezca.

Imagen modificada vía.

La historia de la extrema derecha en la España de los últimos años es – a parte de la historia de un fracaso tras otro – una historia jodidamente extraña en la que sus principales protagonistas pasan de dar palizas a antifranquistas por las calles de Barcelona a convertirse en colaboradores de la narcodictadura boliviana, de ser hombres del Movimiento a proxenetas o de ensalzar el nacional-socialismo a convertirse en uno de los referentes españoles del esoterismo, los ovnis y las paraciencias. Todo muy normal, ¿no?

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Cuando una se sumerge en estas historias puede encontrar cosas realmente extrañas pero entre todas ellas hay una que se lleva la palma y que parece que ahora ha vuelto a salir a flote, una historia que tiene más de leyenda urbana que de realidad según la cual es el CNI – los espías españoles – los que están detrás de buena parte de la extrema derecha española, controlándola al servicio de oscuros y misteriosos objetivos. Como todas las leyendas urbanas, no se sabe muy bien cuando se inventó, ni quién lo hizo, tampoco se sabe muy bien qué es lo que tiene de cierto y qué tiene de falso, pero no deja de ser interesante para ver que no es la izquierda la única que se pelea por ver quién tiene más Ps, Cs y Es en sus siglas o por quién pone su cara y su nombre en la papeleta de las elecciones. ¿Eh, Pablo?

Todo se remonta a los años 70, cuando el SECED – Servicio Central de Documentación -, los servicios de inteligencia franquistas que precedieron al CNI – si, inteligencia y franquistas en la misma frase sigue sin considerarse un oxímoron – empezaron a utilizar directa o indirectamente a los grupos terroristas de ultraderecha que existían en España para aumentar la represión contra el antifranquismo que se estaba viniendo arriba en aquellos años finales de la dictadura, sobre todo después de la muerte de Carrero Blanco, el delfín de Franco.

Grupos como el Partido Español Nacional Socialista, el Batallón Vasco-Español y los Guerrilleros de Cristo Rey empezaron a actuar con más violencia contra la oposición, apoyados por la policía y el gobierno, que los protegían cuando no los dirigían directamente y a la vez todo esto se enmarcaba en medio la Operación Gladio , una operación orquestada por la OTAN y la CIA en la que utilizaron a los servicios de inteligencia de Europa Occidental para propagar una ola de terrorismo, tanto real como de operaciones de falsa bandera, para evitar que creciese el comunismo. Cosas de la Guerra Fría.

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Hasta aquí la verdad es que todo es contrastable: Fraga en plena Transición utilizó a los Guerrilleros de Cristo Rey para cargarse al incipiente carlismo de izquierdas, las bombas en la librería Cinc d'Oros, el Taller Picasso o las oficinas de El Papus se pusieron con el beneplácito de la policía y muchos otros atentados que se cometieron con el beneplácito de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, el ministerio de interior y el gobierno.En muchas de estas operaciones además se utilizaron a mercenarios neofascistas europeos, como Stefano Della Chiaie y otros que se ganaban la vida pululando por Europa poniendo bombas, algo que también hacían algunos españoles – ya sabéis, 'hoy por ti, mañana por mí'.

Obviamente, cuando las cosas empezaron a cambiar toda esa gente se quedó descolgada – aunque algunos entrasen luego en los GAL y otros se buscaran la vida como podían – con los huevos pillados por unos servicios de inteligencia que tenían las pruebas de todo lo que habían hecho en los años anteriores. Es aquí donde según los conspiranoicos empiezan a cambiar las cosas.

Para ellos, todo es una continuación de la Operación Gladio de la que hablaba antes, que después de haberse quitado a los comunistas de encima iba a por los fascistas que quedaban. Por eso todos estos ultras, exterroristas, etc., pasaron a convertirse en confidentes de la policía y de los servicios secretos del estado, vendiendo información al CNI a cambio de su libertad y de una buena paga. Una información que el CNI supuestamente utilizaría para impedir un supuesto resurgir de la ultraderecha española y mantener las cosas bajo control para asegurar el triunfo definitivo del Nuevo Orden Mundial y sus políticas – ya os he dicho que esto va de conspiranoicos. Por eso, dicen, que se hundió Fuerza Nueva y que los partidos que la siguieron nunca acabaron de despegar.

Infiltrados, agentes dobles, topos… Hacer la lista aquí sería demasiado largo y podéis ver una lista extensa de todas las acusaciones que sustentan el mito aquí, pero se podría resumir diciendo que, según los conspiranoicos, los neonazis más destacados de las últimas décadas se han dedicado a pasarle información al CNI sobre quién va a sus reuniones, les compra libros, milita en sus partidos, etc.

Por poner un ejemplo, para estos nazis conspiranoicos España 2000 – un partido ultra que a la vez tiene lazos directos con el mundo de la prostitución y que ha conseguido algún que otro concejal – fue creado a golpe de talonario por el CNI por uno de sus agentes dobles para atraer a todos los posibles apoyos que un partido ultra podría tener y controlarlos. Esto puede ser verdad y de hecho no creo que extrañase a nadie, pero teniendo en cuenta que otro de los argumentos para probarlo es que atacan a Democracia Nacional y a Manuel Canduela una se da cuenta de que quizás haya algo más detrás de ese mito, que quizás más que un hipotético control del CNI lo que pasa es que a alguien no le gusta que entren más rivales a pelear por un coto tan reducido como es el que tiene la extrema derecha en nuestro país y que quizás es tan sencillo como una lucha de egos que se basa en medias verdades y mentiras.

Además, ¿alguien cree realmente que al CNI le interesa lo que hagan o dejen de hacer partidos los cuatro tarados con la bandera del pollo de siempre o que realmente lo considera una amenaza? Yo creo que hay una parte de esa gente que no ha podido superar aún que perdieron el referéndum de la Constitución, que Blas Piñar podía llenar plazas de toros pero luego solo sacar un triste diputado – él mismo – y después de cuarenta años sus partidos les interesan al mismo número de personas a los que les interesa la liga de curling taiwanesa. Para gente que lleva cuarenta años fracasando debe ser más fácil creer que hay unos señores en el CNI que entre lo de detectar a células yihadistas, espiar nuestros mails y esas cosas de espías, pierden el tiempo jugando a ser Dios con la ultraderecha española, como si para irse a la mierda necesitasen a alguien más que a ellos mismos.