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El ébola puede destruirnos

Este modelo matemático demuestra de qué manera el virus puede esparcirse, llevándonos a nuestra extinción.

Una cascada de infección desatada en África. Vía NECSI.

La reciente crisis del ébola, en el occidente de África, es una de las peores que se ha visto en la historia; el número de muertes llega a casi 2 mil. Previamente, las predicciones de la Organización Mundial de la Salud, estimaban que la epidemia duraría hasta mitades de octubre, pero se está esparciendo con tanta rapidez que se ha salido de control y ha generado toda clase de incertidumbres.

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“La epidemia del ébola ha sido la más grande, severa y compleja que hemos tenido durante los últimos 40 años en la historia de las enfermedades”, dice la directora general de la Organización Mundial de la Salud. “Nunca, nadie, ni siquiera los cuerpos de primera respuesta, han visto algo así”.

Yaneer Bar-Yam, el analista de sistemas complejos, cuyo modelo predijo acertadamente los disturbios globales que condujeron a la Primavera Árabe, está preocupado por los avanzados patrones que se ven en la enfermedad. Los modelos que diseñó para el New England Complex Systems Institute (NECSI), en 2006 muestran que el ébola se puede esparcir rápidamente y en el peor escenario, puede dar paso a una posible extinción de la raza humana si varias personas infectadas logran atravesar los aeropuertos internacionales.

“Lo que sucedió es que estábamos moldeando los dinamismos de la evolución del virus, y encontramos que si se añade una pequeña porción de esparcimiento de la enfermedad por fuera de su contexto local, entonces, eventualmente, puede llevar a la extinción de nuestra raza”, dice Bar Yam. “El virus maneja su propio ejército de extinción”.

Bar-Yam dice que ha informado acerca de sus hallazgos a la Organización Mundial de la Salud y al Centro de Control de Enfermedades (CDC), pero, según él, no le han prestado atención.

“En enero le di un resumen de mi estudio a la Organización Mundial de la Salud y les dije que existe esta posibilidad de una transición a la extinción y que no sabemos qué sucederá”, explica Bar-Yam. “Pero no han tenido una respuesta contundente”.

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Normalmente, la capacidad de esparcirse de un predador (y esto es cierto tanto para el ébola como para especies de animales invasores), es obstaculizada cuando sobreexplota a la presa, acabando con su propia fuente de alimento. Las áreas rurales, como aquellas en las que la epidemia de ébola estalló, están propensas a enfermedades que se mantienen ahí debido a que son zonas concentradas.

Foto vía NECSI.

Si un depredador, especialmente agresivo, logra escaparse de su contexto local, por ejemplo, en un vuelo internacional, los modelos de Bar-Yam muestran que es necesario crear un modelo que evite una extinción debido al esparcimiento a larga distancia. En este punto, el sistema linear del brote de la enfermedad hace una transición a un dinamismo completamente diferente; se observa la extinción de todos sus anfitriones a lo largo de vastas distancias geográficas.

Existe un argumento que asegura que la epidemia de ébola no será tan severa en los países de Occidente como lo ha sido en África, donde, debido a la pobre infraestructura de salud, la enfermedad ha instalado el vector principal de su propagación. Bar-Yam ve este supuesto como una inmensa sobrestimación de nuestro manejo de la dinámica de contención de la enfermedad.

“El comportamiento de un individuo en un área metropolitana más amplia, en términos de su involucración con el sistema de salud, depende de muchos factores diferentes”, explica Bar-Yam. “Cada persona se comporta de manera diferente. No sabemos qué sucede si alguien con ébola se vomita en un bus antes de limpiarse y las personas entran antes de limpiarse, sin entender que se trata de la enfermedad”.

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El pánico nunca es la manera de estimular a estar atentos, porque puede resultar, exactamente, en ese tipo de comportamientos de los que habla Bar-Yam. De todas formas, una porción saludable de miedo está bien.

“La pregunta sería: ¿en qué punto apretamos el botón de pánico? ¿Cómo tiene que verse la situación para que lo apretemos?”, dice.

El enfoque propuesto por Bar-Yam para contener el brote es radical, y según como él lo admite, va en contra de la reacción desconcertada de la OMS cuando la Korean Airlines, cerró los vuelos a Kenia, hace 15 días. Según la OMS, detener los vuelos a África occidental hace que sea difícil para los especialistas de la salud ingresar a la región para ayudar. Bar-Yam está de acuerdo, pero sostiene que el peligro de que la enfermedad regrese con ellos es un riesgo demasiado grande.

“Ellos dicen que necesitan un número de profesionales de la salud más alto para que vayan allá a mitigar el problema. Pero, eso no significa que las personas tengan que irse de allá”, dice. “Se propone un sistema de transporte de una vía en el que la gente pueda ir para hacer frente a la enfermedad”.

Es una prescripción que puede molestar a los expertos en la salud que van a África a ayudar, sin necesariamente firmar su certificado de muerte. De todos modos, Bar-Yam dice que, la posibilidad de que el ébola llegue a las áreas metropolitanas es más grave que cualquier otra alternativa.

Mientras que la respuesta al brote del ébola ha sido manejado de manera individual, el caso debe estudiarse en simultáneo, creando una respuesta sistemática para que se limite la posibilidad de que éste se esparza más allá de su área.

“Si la enfermedad llega a un área urbana en Estados Unidos, el tratamiento que se le da a las personas infectadas no es el mismo que se le debe a hacer a la enfermedad en sí y a su propagación”, dice Bar-Yam. “Necesitamos tener el conocimiento y la compresión de un sistema de respuesta”.