Ilustración de un jefe de tamaño gigante y un empleado mucho más pequeño en un ring de boxeo
Ilustración de Hunter French 
Dinero

'¿Cómo puedo discrepar de manera respetuosa con mi jefe?'

Lo más importante que debes saber es que la conversación no tiene que ser –ni debería ser– conflictiva.

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Cuando no estás de acuerdo con tu jefe, puede ser complicado saber si debes hablar al respecto y cómo hacerlo, y muchas personas al principio de sus carreras se equivocan en esto. Asumen que no deberían hablar en absoluto (¡incluso cuando tienen información que su jefe no tiene y sería importante que la escuchara!) O, en el otro extremo, discrepan tan seguido y de manera tan agresiva que pierden credibilidad y se ganan la fama de ser molestos.

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Un buen jefe quiere saber cuándo no estás de acuerdo con algo, especialmente si es algo que para ti es muy importante y sobre todo si tienes información o contexto que ellos quizás no hayan considerado. Pero tienes que saber cómo hacerlo. (Esto aplica para cualquier desacuerdo en el trabajo, pero sobre todo cuando estás tratando con tu jefe).

Cuándo hablar

¿Cómo saber cuándo vale la pena expresar un desacuerdo sobre algo? Los momentos en los que debes hablar incluyen:

  • Cuando algo es muy importante para ti
  • Cuando crees que tienes información que podría cambiar la opinión de tu jefe (por ejemplo, si un cliente te menciona que no le gusta el tipo de estrategia que tu jefe está considerando)
  • Cuando algo podría tener consecuencias que tal vez tu jefe no sepa (como agregarle tiempo significativo a un proyecto o entrar en conflicto con otra prioridad)
  • Cuando tengas experiencia en el tema que se está discutiendo
  • Cuando te preocupa que algo pueda ser peligroso, poco ético o ilegal

Muchas veces no tiene tanto sentido expresar tu desacuerdo abiertamente si lo que está en juego no es tan importante, si careces de la experiencia que tienen los demás en la conversación o si tienes batallas más importantes que pelear (por ejemplo, si estás argumentando en contra de administrar una campaña en redes sociales en particular, probablemente no sea el momento de criticar la gramática de tu jefe cuando tuitea).

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También debes tomar en cuenta el componente de la inteligencia emocional, lo que significa que debes considerar el contexto, el estado de ánimo y otras cosas que están sucediendo en ese momento en particular. Si tu jefe está estresado por una fecha límite apretada o claramente está teniendo un mal día, probablemente no sea el momento de pedirle una reunión para ventilar tus quejas sobre la cafetera.

Cómo hablar

Lo más importante que debes saber acerca de estar en desacuerdo con tu jefe es que la conversación no tiene que ser –ni debería ser– conflictiva. Tu tono y enfoque general deben ser colaborativos, similar a cómo lo harías si estuvieras tratando de resolver un problema con menor carga emocional.

Si suenas enojado, a la defensiva o con miedo, es probable que la conversación se vuelva incómoda. Al contrario, tu tono debe ser el mismo que usarías para decir: "El proveedor parecía preocupado por cumplir con la fecha límite que queríamos" o "Estoy teniendo problemas con la impresora"; en otras palabras, tiene que ser sin emociones y enfocado en resolver un problema.

Si te cuesta trabajo lograr ese tono, recuerda que los desacuerdos laborales muchas veces surgen no porque dos personas sean adversarias, sino porque cada una tiene diferentes piezas de información. Por ejemplo, tu jefe puede saber algo que tú no sepas acerca de las preferencias de un cliente o la necesidad de una fecha límite, o viceversa. Entonces, debes abordar la conversación con eso en mente. No se trata necesariamente de que alguien esté equivocado; se trata de averiguar si falta un contexto que podría explicar la diferencia de perspectivas y que podría cambiar el punto de vista de alguien una vez que salga a la superficie. E incluso si ese no es el caso, abordarlo de esa manera te ayudará a obtener el tono correcto.

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De hecho, una de las mejores cosas que puedes hacer en la relación con tu jefe es pensar en ti menos como un empleado y más como un consultor, alguien que no está especialmente involucrado emocionalmente y que está dando consejos que su "cliente" (tu jefe) puede tomar o dejar.

Este tipo de frases te ayudarán a disentir de manera respetuosa y sin dejar de sonar colaborativo:

  • "Si fuéramos en esa dirección, me preocuparía por X".
  • "La forma en que yo lo consideraría sería X".
  • “Creo que difiero un poco. Yo diría que X".
  • "¿Hay que tener en cuenta X?"
  • "Originalmente habíamos acordado con X, y eso era importante para mí debido a Y. ¿Hay alguna manera de hacer que funcione?"
  • “Mi experiencia con X ha sido un poco diferente. ¿Podrías compartir qué es lo que te preocuparía si nos fuéramos en esa dirección?"

Ten en cuenta que todas estas frases son educadas (no estás golpeando la mesa y declarando: "¡Estás equivocado!"), pero directas. Sobre todo son prácticas y pacíficas.

También ten en cuenta que con estas frases no solo estás preguntando "¿por qué lo hacemos de esta manera?" o ¿cómo es que se tomó esta decisión?" porque eso sonaría a que tu jefe tiene que darte explicaciones y justificar una situación, y así no es como funciona. En cambio, lo estás abordando en torno a la posibilidad de recibir información o contexto que tú crees que no es compatible.

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¿Qué pasa si tu jefe aún no está de acuerdo?

Una vez que hayas compartido tus pensamientos, tu jefe puede estar convencido de ver las cosas a su manera, o puede que no. Si no es así, entonces en ese momento debes decidir qué tan importante es el tema para ti.

Si el problema es muy grave (por ejemplo, asuntos sobre discriminación o seguridad), es posible que debas pasar sobre su puesto. Pero con la mayoría de los desacuerdos en el lugar de trabajo, generalmente tiene más sentido aceptar que a veces tú y tu jefe verán las cosas de manera diferente, y su posición le da el poder de tomar la decisión final.

En algunos contextos, también puedes intentar solicitar que te pongan a prueba por determinado tiempo. Si tu jefe no está convencido de que tienes razón y tú sí estás convencido, a veces puede valer la pena decir: "Realmente estoy muy convencido de esto. ¿Estarías dispuesto a permitirme que lo pruebe durante unas semanas y vemos cómo va?". Para un jefe puede ser mucho más fácil decir que sí a un cambio a corto plazo que comprometerse con algo para siempre. (Esto, claramente, no puedes hacerlo siempre, guárdalo para las cosas que realmente te importan).

Y, por supuesto, con todos estos consejos estamos asumiendo que tienes un jefe que está abierto a opiniones y puntos de vista diferentes. Si no es así, tendrás que elegir tus batallas con mucho más cuidado. Pero la mayoría de los jefes están abiertos a escuchar opiniones distintas a las suyas, y los decentes saben que escuchar otras voces puede ayudarlos a tomar mejores decisiones.

Para más consejos consulta el libro de Alison Green.