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Derechos Humanos

Hablamos con Gerardo Pisarello de su padre asesinado y del legado que le llevó a la política

De origen argentino, Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde de Barcelona, conversa con VICE News sobre su padre, asesinado por la dictadura de Videla, y el nexo de este trágico episodio con su militancia política en Barcelona en Comú.
Ángel Pisarello en unas imágenes cedidas por su hijo Gerardo.

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Hace 40 años en una casa de San Miguel de Tucumán, en Argentina, un padre le contaba un cuento a su hijo de 5 años; pero esa noche la historia acabó mal. El niño era Gerardo Pisarello, actual primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, y el padre se llamaba Ángel y era un reconocido militante del partido argentino Unión Cívica Radical (UCR) y un abogado que representaba a presos políticos.

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El cuento se quedó atrapado en el tiempo hasta la caída de la dictadura militar, que se inició tras el golpe de estado de Jorge Videla, porque esa noche secuestraron a su narrador. Nueve policías encapuchados se llevaron a Ángel Pisarello y, pocos meses después, su cuerpo inerte apareció en un parque de la vecina población de Santiago. Luego, bajo el régimen dictatorial que se llevó su vida por delante, a su hijo le tocó crecer con menos literatura y más miseria y soledad.

Con la llegada de la democracia, la historia se desenterró y tomó cuerpo de novela. El muerto, ya no era oficialmente malo, y no murió de un ataque al corazón sino de las palizas que le propinaron.

Su hijo dice que lo sucedido le llevó al mundo de la política [hoy forma parte de Barcelona en Comú, el partido encabezado por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau] y en una entrevista con VICE News accede a convertirse en ese narrador que ya no pudo ser su padre. Quiere contarnos porque los relatos añejos nunca son patrimonio exclusivo del pasado.

VICE News: ¿Llegaste a saber quiénes eran esos hombres encapuchados que irrumpieron en tu casa y se llevaron a tu padre en julio de 1976?
Gerardo Pisarello: No sé quienes eran, pero sé que estaban bajo el mando de Roberto Albornoz, el jefe de la policía de Tucumán por aquel entonces y que las órdenes venían de don Antonio Domingo Bussi, que ejercía a modo de gobernador provincial durante la dictadura militar de Jorge Videla, quien cuatro meses antes había llegado al poder mediante un golpe de estado. Años más tarde, tras la llegada de la democracia, Bussi se presentó a las elecciones y se convirtió en gobernador de Tucumán por mandato del pueblo.

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Debió de ser muy duro para vosotros… ¿Nunca tuvo que responder ante los tribunales?
Sí, gracias al movimiento de derechos humanos, a la tarea de las Madres y de las Abuelas de Plaza de Mayo, al fin de su mandato, Bussi fue juzgado y condenado. Lo mismo pasó con el jefe policía. Fue reparador, sobre todo después de una dictadura en la que hubo tanto miedo y silencio.

¿Qué recuerdas de aquella noche?
Recuerdo que estábamos en casa, por aquel entonces mis hermanas ya se habían casado y ya no vivían con nosotros. Era de noche y mi padre me estaba contando una historia en la cama. De repente, oímos como golpeaban la puerta de la casa. Entraron nueve hombres encapuchados con armas largas y se lo llevaron. Apareció asesinado a los pocos meses en Santiago, una ciudad muy cercana.

Gerardo Pisarello durante la entrevista en el Ayuntamiento de Barcelona. (Imagen por Maria Altimira/VICE News)

¿Qué te contó tu madre sobre lo sucedido?
Cuando a mi madre le dicen que el cadáver de mi padre había aparecido, solo unos pocos meses después del secuestro, sufre un ataque nervioso. Entonces, me explicó que mi padre, tras haber sido detenido por aquellos militares, había muerto por un problema de corazón. Sin embargo, 20 años después descubrí que eso no había sido así… Un día, al abrir un cajón de un mueble de la casa, encontré un certificado de defunción de mi padre que hablaba de traumatismos diversos y contaba con detalle en qué consistían, era fácil deducir que su muerte había sido provocada por las torturas a las que fue sometido.

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¿Nunca lo habías sospechado?
La verdad es que no, y ahora creo que la única explicación al hecho de no haberme interrogado al respecto es la dureza de lo sucedido, como si la negación psicológica fuera la salida para no enfrentar algo para lo que no estaba preparado, una especie de bloqueo mental… Lo cierto es que mi madre nos protegió mucho, envolvió mi infancia de mucho cariño y ternura.

Así que durante la dictadura estos hechos quedaron silenciados.
Son cosas de las que sólo hablé con mi madre, sobre todo tiempo después. Durante la dictadura militar argentina, nosotros nos quedamos con una sensación de absoluta soledad y miseria económica. Fuimos a vivir a casa de una tía, hermana de mi madre, que nos acogió en una época en la que había muchísimo miedo y el nombre de mi padre era un nombre prohibido. Pocas personas fueron a reconocer y a ayudar en el traslado del cadáver de mi padre, poca gente se atrevió, había que ser muy valiente porque te podían fichar.

'El nombre de mi padre era un nombre prohibido'.

Argentina abre una vieja herida para sanarla: va a juicio la Operación Independencia. Leer más aquí.

**¿Qué repercusiones crees ha tenido *que todo ello* en tu vida?**
Con el tiempo, me he dado cuenta de que la muerte y la desaparición de mi padre han marcado mi biografía y no me imagino lo que soy ahora y lo que he hecho sin esta experiencia. No es una marca de resentimiento, ni de odio, sino un anhelo de justicia, de búsqueda de la verdad que se podía haber expresado de muchas maneras y que ha acabado haciéndolo a través de la política.

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¿Por qué crees que mataron a tu padre?
A mi padre lo amenazaron muchas veces. De hecho, antes de ser secuestrado, estuvo en prisión y en casa sufrimos dos atentados bomba. Todo empezó antes de la dictadura de Videla. En los años 70, cuando Juan Domingo Perón vuelve a Argentina y aparece la tristemente célebre Triple A, que era la Alianza Anticomunista Argentina que combate con la lucha armada todas las expresiones de disidencia. Entonces, mi padre trabaja como abogado de presos políticos, de gente joven, de estudiantes. Algunos de ellos eran montoneros [miembros de la guerrilla argentina de la izquierda peronista] o formaban parte del ERP [organización armada argentina, que constituía la estructura militar del Partido Revolucionario de los Trabajadores], pero la mayoría era gente que simplemente quería y exigía un país más justo y democrático.

Noticia aparecida en la prensa argentina tras uno de los atentados contra Ángel Pisarello. (Documento cedido por Gerardo Pisarello)

¿Qué tipo de amenazas recibió?
Eran amenazas con las que pretendían amedrentarlo para que dejara su labor como letrado y cada vez eran mayores, pero se agravaron tras el golpe de estado de 1976. El mismo Albornoz [jefe de policía de la región] le dijo a mi padre que dejara de presentar habeas corpus o se atuviese a las consecuencias.

'Albornoz le dijo a mi padre que dejara de presentar habeas corpus o se atuviese a las consecuencias'

Además de abogado, Ángel Pisarello fue militante de Unión Cívica Radical, ¿qué cargos ocupó como miembro del partido?
Fue embajador en Tanzania, senador y llegó a presidir la UCR en Tucumán. Era una figura del ala izquierda del partido. Hizo oposición al peronismo, pero cuando tiene lugar el golpe militar contra Juan Domingo Perón en 1955, el peronismo empieza a ser perseguido y mi padre empieza cambiar y a establecer relaciones políticas más estrechas con sus militantes. Históricamente, los miembros del también llamado partido radical, como mi padre, sentían un rechazo por el peronismo porque su líder era un militar y por las simpatías que éste mostró hacia regímenes fascistas como el italiano. De hecho, mi abuelo era de origen italiano y también militaba en la Unión Cívica Radical.

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Sin embargo, es tras la vuelta de Juan Domingo Perón, y durante el gobierno presidido por su mujer María Estela Martínez, cuando sufrís los atentados bomba…
Así es, y precisamente por eso, porque él también fue perseguido durante los últimos años del peronismo, cuando María Estela Martínez [más conocida como Isabel Martínez de Perón] estaba al frente del gobierno, una de mis hermanas pensó que el golpe de estado de Videla era una buena noticia para la familia. Su alegría al volver de la escuela ese 24 de marzo de 1976 se desvaneció cuando mi padre le dijo 'pues este es mi fin'. Él ya sabía que le pasaría porque estaba viendo lo que ya sucedía en las prisiones, lo que pasaba con los chicos jóvenes que secuestraban.

Entonces, la memoria de tu padre y de los crímenes cometidos por la dictadura llegan con la democracia…
Y yo recupero mi apellido. Empiezan a hacer homenajes a mi padre y comienzo a entender muchas de las cosas que mi madre me contaba.

¿Dirías que Argentina ha logrado pasar cuentas con su pasado y reparar a las víctimas?
En parte sí, y ello se explica porque en Argentina se conquistó una democracia por derrota del partido militar que pierde la Guerra de les Malvinas el 1982 y por la fortaleza del movimiento de derechos humanos. Todo esto permitió que se avanzara y se abrieran procesos judiciales pese a algunos retrocesos como la Ley de Punto Final y la Ley de Obediencia Debida de Raúl Alfonsín o los indultos de Carlos Menem. Pero aún así, muchos de los responsables militares fueron enjuiciados, algo que no ha sucedido en España.

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¿Y por qué crees que en España no ha sido así?
Porque, en España, la demanda social por recuperar la memoria empieza muy tarde y de forma muy embrionaria, el tipo y la dimensión de la represión, el terrorismo de estado que supuso el franquismo ha dejado una huella tan honda que es muy difícil de superar los años de silencio. Por otro lado, hay que tener en cuenta que muchas de las familias y los grupos económicos herederos del franquismo continúan gobernando y que, por lo tanto, recuperar la memoria exige confrontarse con ellos. En el Ayuntamiento de Barcelona, han tenido que pasar 40 años para que se empiece a discutir la retirada de la medalla de Oro concedida a Adolfo Martín Villa, responsable de los Sucesos de Vitoria.

La política te ha permitido hacer memoria.
Sí, y recuperar cosas que creía, porque estaba en un país diferente, que no se entenderían; pero ahora siento que tengo la necesidad y la obligación de rescatar la memoria de mi padre y lo que pasó en Argentina, también porque aquí la recuperación de la memoria histórica es un tema pendiente. No se trata de quedarnos anclados en el pasado sino de construir un futuro con justicia y verdad. Este anhelo de justicia social es lo que me ha llevado a tener siempre un pie en la calle y, hoy, en la política.

'Muchos de los responsables militares fueron enjuiciados, algo que no ha sucedido en España'.

¿En Argentina estuviste implicado en algún partido político?
En la universidad participé en un proyecto muy parecido a Barcelona en Común en el sentido de que era una plataforma estudiantil de gente que no pertenecíamos a ningún partido, que éramos independientes, se llamaba Lista Alternativa Universitaria (LAU), pero mi mayor vínculo siempre fue con los movimientos sociales de la calle. Durante la dictadura con movimientos cristianos de base trabajando en temas como la alfabetización en barrios populares, luego, con la democracia, me alejo del mundo de la Iglesia y me implico en movilizaciones contra las políticas neoliberales de Carlos Menem y su actuación en materia de derechos humanos. Pero allí, a la gente le costaba mucho entender que no militara en el UCR porque era el hijo de Ángel Pisarello. El problema es que no me sentía identificado con muchas de sus políticas, sobre todo porque en el partido existía una ala conservadora con mucho poder.

Y en España, el apellido ya no te sitúa en las coordenadas del UCR.
No, y cuando llego a Madrid con una beca para realizar un doctorado y, luego, empiezo a ejercer como profesor de Derecho Constitucional me vinculo con movimientos en defensa de los derechos humanos en México y otros países latinoamericanos. Un tiempo después, ya en 2001, me ofrecen venir a impartir Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona y, al tiempo, consigo la plaza como profesor titular por concurso. En Barcelona, me vinculo a movimientos vecinales y sociales como V de Vivienda o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), donde conozco a Ada Colau.

Y de la calle, a lo que mejor conocen los barceloneses de tu trayectoria profesional, tu cargo como primer teniente de alcalde.
Sí, tras años de lucha, cuando estalla el 15M, llega un momento en el que nos damos cuenta que hay una situación de bloqueo, que hay un gobierno que no permite avanzar y aprueba leyes que criminalizan la protesta y recortan los derechos sociales y pensamos que, quizás, hay que dar un salto institucional, así que decidimos hacerlo en el ámbito municipal porque es el que más conocemos, donde hemos estado batallando durante los últimos años.

Estos son los 19 franquistas que el gobierno español no quiere ver en los tribunales. Leer más aquí.

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