Drogas

Cada vez hay más gente que no puede ir de cañas sin tomar cocaína

Beber alcohol y drogarse son dos prácticas que han ido siempre de la mano y que se han disparado especialmente en Gran Bretaña, debido a lo fácil que es obtener sustancias en ese país.
Ryan Bassil
London, GB
MA
traducido por Mario Abad
cocaine y alcohol
Foto: Indiapicture / Alamy Stock Photo

Una de las pasiones de los británicos es la cocaína. Está en el agua, en la cisterna del váter y ⎯según estadísticas del Ministerio del Interior⎯ más presente en las fosas nasales de los ciudadanos británicos que nunca antes en las últimas dos décadas. El polvo blanco ya ha dejado de ser de consumo exclusivo de banqueros trajeados de la City y ahora puede encontrarse en todos los ámbitos de la cultura británica: de norte a sur, desde las gradas de los estadios de fútbol a los clubs privados, en las discotecas del centro o en las fiestas privadas en casa de los colegas.

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En Gran Bretaña, la cocaína es hoy más pura que nunca ⎯a veces alcanza incluso el 80 por ciento de pureza⎯ y relativamente asequible, con un precio medio de entre 40 y 50 libras por gramo (entre 45 y 57 euros). También es mucho más asequible: en algunas grandes ciudades puedes disponer de tus gramos en 20 minutos y los camellos trabajan ininterrumpidamente. Esta situación ha propiciado un nuevo fenómeno que los británicos han llamado “two pint coke habit”, que consiste, como habrás adivinado, en pillarse un pollo de farla un martes por la noche, por ejemplo, después de haber estado de birras en un pub al salir del trabajo.

“La idea se te suele ocurrir cuando vas por la segunda pinta”, dice Jim*, estudiante de Derecho de 22 años. “Ahora ya se ha convertido en la norma. Diría que no hay noche que salgamos de birras en la que no pillemos algo”.

En el caso de Jim, la llamada de turno al camello después de unas cuantas pintas no se da en un contexto específico: “Puede ser en cualquier sitio, ese es el problema”, reconoce. “El pub es el hábitat natural, pero puede pasar en casa, antes de empezar a beber una noche de juerga o cuando sea”.

Antes las noches empezaban con alcohol, pero ahora también se ha añadido la coca a la mezcla. “Ya no es solo algo que haces antes de empezar a beber. Es como el previo a las birras y a las rayas que te vas a meter antes de salir”, dice Rebecca, de 25 años y trabajadora de una agencia de marketing.

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“Puede ser en cualquier sitio, ese es el problema”

Cualquiera que haya salido de fiesta en los últimos 30 años sabe que lo de beber y drogarse siempre han ido de la mano; no es nada nuevo. Pero el hecho de que el acceso a la droga sea hoy más fácil que nunca ha llevado a un consumo más frecuente y abre la puerta a nuevos problemas.

“Aunque la persona que consume cocaína, digamos, 20 veces al año no tiene una adicción, la relación calidad-precio que se percibe y la facilidad con la que se puede comprar la droga dificulta mucho que la gente quiera controlar su consumo”, dice el doctor Adam Winstock, especialista en toxicomanías y fundador del Global Drug Survey.

La dificultad para controlarse es algo que Adam, de 28 años, ha experimentado de la peor de las formas.

“Aunque no tuviera casi dinero, me gastaba lo poco que tuviera en medio gramo o así”, dice. “Y nunca lo hacía estando sobrio. Siempre borracho. Si estaba sobrio ni siquiera pensaba en ello. Solo me entraban ganas cuando bebía”.

cocaine meme

Un meme que circula sobre cuentas de Instagram relacionadas con drogas

Aunque no consumía a diario, Adam empezó a esnifar coca cada vez que bebía alcohol. Esto lo sumió en una espiral peligrosa que lo obligó a volver a casa de sus padres e intentar desintoxicarse. “Desde entonces, lo único que he bebido fue una cerveza volviendo de vacaciones, e incluso entonces me entraron ganas de pillar algo”, recuerda, “así que tuve que dejar el alcohol definitivamente”.

Dejar la bebida para evitar consumir droga es un tema recurrente entre los británicos. James, de 26 años, empezó a comprar coca cada fin de semana, después de unas cuantas copas. “El año pasado estuve seis meses sin probar el alcohol para intentar quitarme el hábito”, nos cuenta. “Pero la primera noche que salí después de ese periodo, volví a hacerlo, así que estuve otros tres o cuatro meses más sin beber”.

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“Sin cocaína no hablaríamos de esas cosas, por lo que consumirla es como un alivio”

Ahora, varios meses después, Adam por fin se siente cómodo saliendo a tomar algo, pero procura no mezclarse con gente que consume coca.

Además del perjuicio que este hábito causa al bolsillo, el consumo de estas dos drogas juntas genera cocaetileno, una sustancia tóxica que agrava el daño causado al cuerpo. “La combinación de ambas aumenta el riesgo de problemas cardiacos repentinos”, añade el doctor Winstock. Otros expertos señalan con preocupación la normalización del consumo simultáneo de alcohol y droga después de que, este año, varias personas hayan muerto por este motivo.



Este problema es indicativo de dos cosas: una, la enorme cantidad de alcohol que se consume en Reino Unido. “Cuanto más bebes, más cansado te sientes y más ganas tienes de recurrir a la coca para activarte”, explica Louise, estudiante de 20 años que suele meterse una punta o dos después de varias copas.

Y la otra, en el caso concreto de los hombres, es la necesidad de abrirse a los demás y la incapacidad de hacerlo estando sobrios.

“Cuanto más bebes, más cansado te sientes y más ganas tienes de recurrir a la coca para activarte

“Nos poníamos a hablar y al final la conversación se ponía bastante intensa. Tocábamos todo tipo de temas, desde política a problemas personales”, dice Jim, para ilustrar que la cocaína actúa como lubricante social junto con el alcohol. “Sin cocaína no hablaríamos de esas cosas, por lo que consumirla es como un alivio”.

Adam va un paso más allá: “Es como si hubiera una depresión oculta en la sociedad. Da igual lo rico que seas o de qué clase social provengas. La cocaína nos hace a todos más felices y nos ayuda a olvidar los problemas”.

Sigue a @ryanbassil

*Se han cambiado los nombres.

Este artículo se publicó originalmente en VICE Reino Unido.