FYI.

This story is over 5 years old.

Referéndum catalán

Nos estamos movilizando por políticos que no darían una mierda por nosotros

¿Alguien recuerda el 15-M? ¿Can Vies? ¿Ester Quintana?
Foto vía Reuters/Susana Vera

Y yo estos días —y con estos días me refiero a estos días de "lo de Catalunya"— me pregunto cosas.

Es precioso que la ciudadanía, la masa, el pueblo, se movilice para defender unos derechos que se entienden como fundamentales (no solo el derecho a decidir sino también a los derechos de libertad ideológica, de reunión y expresión) y en contra de un estado central vinculado al poder judicial no solo incapaz de dialogar con quienes piensan de forma distinta sino capaz de desplegar los cuerpos de seguridad del estado en todo su esplendor en una especie de estado policial, interviniendo y deteniendo a miembros de partidos políticos que representan a la ciudadanía en el Parlament de Catalunya.

Publicidad

Esto está de puta madre.

Una cosa es exigir unas urnas y otra muy distinta es intentar presionar para que liberen a ciertos cargos políticos detenidos, convirtiéndoles en protagonistas y metáforas de toda la idea del Procés

Pero la cosa me empieza a chirriar cuando todos estos movimientos "espontáneos" se personalizan y actúan en defensa de ciertas personas de las instituciones y en defensa de partidos políticos que, en un pasado reciente, no han sido del todo compasivos con la ciudadanía.

Entiendo las movilizaciones por defender la posibilidad de unas urnas pero no entiendo la movilización en contra de la detención de ciertos cargos, algo que era, por otro lado, algo evidente. Entiendo las ideas pero no entiendo los "héroes" o "víctimas" oficializados por el Govern que no corren ningún tipo de peligro real.

¿En qué momento la clase política mayoritaria representada en el Congreso o en el Parlament se ha movilizado para solidarizarse con los ciudadanos?

Entiendo que el hábitat de las movilizaciones es la propia calle y el uso de estas calles debería utilizarse para proteger a los ciudadanos que habitan en este mismo enjambre urbano, utilizando los espacios públicos de forma simbólica.

Una cosa es exigir unas urnas y otra muy distinta es intentar presionar para que liberen a ciertos cargos políticos detenidos, convirtiéndoles en protagonistas y metáforas de toda la idea del Procés.

Foto vía Reuters/Susana Vera

¿Por qué tenemos que hacer tanto por unos partidos políticos que han demostrado una y otra vez que no quieren hacer nada por nosotros? ¿En qué momento la clase política mayoritaria representada en el Congreso o en el Parlament se ha movilizado para solidarizarse con los ciudadanos? ¿Cuándo han acampado noche y día y se han enfrentado a los antidisturbios para apoyar a un ciudadano de a pie?

Publicidad

Los detenidos forman parte del mismo engranaje político que, en su momento, no solo no criticaron sino que apoyaron ese desalojo por razones de "higiene y limpieza" de la Plaza Catalunya durante el 15-M.

Ahí también están los representantes de ese no-diálogo por el caso del intento de derribo de Can Vies en el barrio de Sants de Barcelona que acarreó unos días de auténtico acoso policial por el barrio. Está Ester Quintana, está Patricia Heras, está Juan Andrés Benítez y muchos otros individuos que fueron víctimas directas de este mismo entramado político que ahora la masa está apoyando y protegiendo. Y ahí tenemos a toda la peña haciéndose camisetas del Mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero. Bien.

Los detenidos forman parte del mismo engranaje político que, en su momento, no solo no criticaron sino que apoyaron ese desalojo por razones de "higiene y limpieza" de la Plaza Catalunya durante el 15-M

El símbolo de esta lucha debería disociarse de personalidades políticas y cargos públicos de un gobierno igual de opresor que el Gobierno Central. Toda acción es bienvenida pero los detenidos que se arreglen con los suyos, como ha tenido que hacer siempre "el pueblo".

La calle tiene sus propios símbolos y la calle la recorre y vive la ciudadanía, la masa popular. En ella no deben mezclarse los estamentos políticos, los gobernantes, quienes la entienden como una herramienta comercial con la que especular sobre un plano.

Toda acción es bienvenida pero los detenidos que se arreglen con los suyos, como ha tenido que hacer siempre "el pueblo"

Esa amalgama de gente que pierde la individualidad para convertirse en algo más —en una masa que genera cambios— debería estar representándose a sí misma como un ente popular y no debería centrar sus esfuerzos en señalar y solidarizarse con nombres y apellidos concretos de quienes forman parte de unas instituciones perversas.

Los "héroes" o "víctimas" que habría que señalar, ahora más que nunca, están dentro de esa misma masa de gente, o mejor dicho, es esa misma masa de gente.