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Género

El tango ya no es cosa de machos

La sociedad argentina es machista y el tango es un reflejo de esa sociedad. En este contexto surgió La Empoderada: la primera y única orquesta de tango integrada únicamente por mujeres
Fotos cedidas por prensa de La empoderada

Artículo publicado por VICE Argentina

El escenario está oscuro. Cuando se encienden las luces, 34 mujeres vestidas de negro aparecen en el escenario. Están en silencio. De fondo empiezan a sonar el fragmentos de tangos, como este: “La encontró en el bulín y en otros brazos…/Sin embargo, canchero y sin cabrearse/Le dijo al gavilán: "puede rajarse/ El hombre no es culpable en estos casos/ Al enrostrarse solo con la mina/Pidió las alpargatas y ya listo/Murmuro cual si nada hubiera visto/Cebame un par de mates, Catalina/ Y luego, besuqueándole la frente/Con gran tranquilida y amablemente/Le fajó treinta y cuatro puñaladas.”

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Cuando termina el compilado, cada una grita su nombre. Con el puño izquierdo levantado, enfundado en el pañuelo verde, todas juntas al unísono, dicen: “Acá estamos”.


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Así empieza el show de La Empoderada, la primera y única orquesta de tango integrada únicamente por mujeres: una experiencia inédita y novedosa en un país en el que el tango es sinónimo indiscutible de sello cultural. Pero ese tango, ese ritmo irreverente tan propio y reivindicativo de los sectores bohemios y populares, es también sinónimo de machismo y misoginia. Por eso, el movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans que lo está cuestionando todo, también lo hace con uno de los baluartes culturales como lo es el típico ritmo del 2x4: compuesto e interpretado siempre por varones.

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La imagen de 34 mujeres juntas en un escenario con bandoneones, violines, flautas, guitarras y demás instrumentos que componen una orquesta es, ante todo, potente. Ellas lo saben. Y también lo es porque hay un espíritu de democracia y horizontalidad arriba del escenario, algo que tampoco suele suceder. La directora de la orquesta no está de espaldas al público dirigiendo con una batuta al resto. Es una más del grupo. Y esa historia es la que hay que contar.

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Hace muchos años que existen a través de las redes sociales grupos de músicos, más conocido como “banco de músicos”. Son una suerte de avisos clasificados o bolsa de trabajo. Si a alguna banda le falta algún instrumento; si alguien necesitaba un reemplazo; alguna recomendación. Pero en enero de 2018 una chica creó uno especial: “banco de mujeres músicas”. Es decir, un grupo exclusivo para recomendarse entre mujeres. Sin querer, ese fue el germen de lo que casi un año después se convirtió en La Empoderada. El banco de mujeres explotó: más de 500 músicas como en avalancha se anotaron en ese espacio virtual. Y esa virtualidad simbolizaba algo mucho más profundo: el machismo en la música.

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Eso lo sabe bien Pamela Victoriano, que también se sumó a ese espacio sin saber que se convertiría unos meses después en la directora de la orquesta de tango femenina. Influenciada por su madre cantante, desde muy chica empezó tocando el piano. Cuando fue un poco más grande, a eso de los 12 años, quiso tomar clases de guitarra. Eran pocas las mujeres que tocaban la guitarra. “El machismo está inmerso desde lo cultural en la música. No es casual que las mujeres históricamente toquemos el piano, un instrumento que no podes sacarlo de la casa, porque ese es nuestro lugar, la casa. En cambio la guitarra es de los varones porque la pueden sacar, es el hombre el que sale a tocar, las mujeres incluso desde la música estuvimos condenadas siempre puertas adentro”, reflexiona hoy Pamela.

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Cuando terminó el secundario y con otro instrumento a cuestas, el violín, no tuvo dudas y se anotó en la universidad para estudiar para ser directora de orquesta. Eran solo dos mujeres. Tampoco había profesoras. “Hay un autoritarismo sobre cómo te enseñan a ser director, hay una ideología muy patriarcal eso”. Pamela abandonó la carrera y se pasó a la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA) y ahí descubrió otra forma de relacionarse con la música.

Sin embargo, y pese a que es un espacio más amigable, ser mujer siempre es doblemente dificultoso. “Si hay una audición y viene un varón y una mujer, de antemano van a contratar al varón. Tenés que ser muy muy buena para sobresalir. Hay muchas orquestas que hoy en día si hay que hacer un reemplazo si sos mujer no podes”. Pamela cree que hay algo de desconfianza. “Por ejemplo, directoras mujeres somos muy pocas, en composición también. Pero la que definitivamente no hay es de arregladora musical, que es como la ´pata intelectual´. Eso es para los varones, pensar la música es cosa de varones”.

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Todo eso fue la leña que prendió el fuego, cuando muchas empezaron a decir, de manera informal, que tenían que hacer alguna banda de mujeres. Pamela recogió el guante y armó un listado, incipiente, de las que habían manifestado intenciones de formar un grupo. Pero cuando se dio cuenta el listado llegaba a 300.

“Claramente había una necesidad de juntarnos pero dije ¿cómo vamos a hacer una orquesta con 300 personas?” Así fue como se lo ocurrió armar una Red de Orquestas de Mujeres. A priori se armaron cinco grupos: tango, folklore, jazz, música celta y música académica. Pero la que prosperó de manera más contundente fue la de tango.


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A la primera reunión, en la casa de una de las músicas, fueron 40. Pamela, como directora, no entendía de qué manera hacer para que tantas mujeres estuvieran juntas arriba de un escenario. “Musicalmente era muy difícil porque yo decía cómo hago con los arreglos, con las partituras, con los ensambles. Pero dije, bueno, si hay amor por el proyecto vamos a avanzar”. En el primer ensayo probaron solo un tango. Era caótico. Pero con paciencia y parsimonia todo fue fluyendo. Y después empezaron las decisiones de fondo. El repertorio. “Hay cosas que nosotras no podemos tocar. Pero no hay que dejar de escucharlo porque si tocamos tango es porque para nosotras es un género que nos identifica como región y que identifica y nos sentimos representadas. Es nuestro ambiente, nuestro lugar, nuestra gente de alrededor. La gente que se dedica al tango porque en el tango está todo eso. Te encontrás a vos mismo porque es la música que habla de vos. La sociedad es machista y el tango es un reflejo de esa sociedad”.

Por eso, La Empoderada es, ante todo, un manifiesto musical, feminista y político.

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