Buenos Aires. Noviembre del 2020. La ciudad y el mundo se encuentran sometidos a la más cruel pandemia de los últimos 100 años. Los contagios y las muertes llegan a millones en el planeta y sin embargo él, un albañil de Florencio Varela, una pequeña ciudad al sur de Buenos Aires, improvisa un barbijo con una remera arriesgando su salud y se sube al tren Roca camino a CABA para despedir a Maradona.
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No para de llorar desde que se enteró por la tele. Cuando adelantaron una posible internación, sabía que algo andaba mal. No era solo una descompostura más del “Diez”, no era otra gambeta de las que nos tenía acostumbrado. En el cruel zapping parecía no encontrar confirmación y menos una buena noticia, hasta que un mensaje de Whatsapp corroboró lo temido: “Se nos fue El Diego, la reputa madre”.No lo dudó. Preparó las cosas, le avisó al patrón y sin esperar la respuesta salió. Una marea de gente, lagrimeando y en silencio lo acompañaba en Constitución. Un cronista en las inmediaciones del Congreso hace la pregunta más estúpida del mundo-“¿Señor qué hace acá?”.
-“Vine a despedirme del abrazo de mi viejo”, cuenta.La explicación del laburante no podía ser mejor. “Mi viejo nunca me abrazaba, pero los sábados a la mañana jugaba el Nápoli y lo pasaban por la tele. Yo sabía que si jugaba Maradona iba a hacer algún gol. Me quedaba cerquita porque en ese momento mi viejo me iba a abrazar”.La muerte; o mejor dicho la vida, de Maradona, nos atravesó a todos de diferentes maneras. Hay historias en casi todos los argentinos de qué nos pasa con el Diez símbolo. Pero ¿cuándo se habla de las historias del Diez ser humano? Cuando es el momento del “Maradó” con “Nosotros”, que así como nuestro amigo varelense, cuando se despide de Maradona, también se despide de algo tan suyo como “el abrazo del viejo”.
-“Vine a despedirme del abrazo de mi viejo”, cuenta.La explicación del laburante no podía ser mejor. “Mi viejo nunca me abrazaba, pero los sábados a la mañana jugaba el Nápoli y lo pasaban por la tele. Yo sabía que si jugaba Maradona iba a hacer algún gol. Me quedaba cerquita porque en ese momento mi viejo me iba a abrazar”.La muerte; o mejor dicho la vida, de Maradona, nos atravesó a todos de diferentes maneras. Hay historias en casi todos los argentinos de qué nos pasa con el Diez símbolo. Pero ¿cuándo se habla de las historias del Diez ser humano? Cuando es el momento del “Maradó” con “Nosotros”, que así como nuestro amigo varelense, cuando se despide de Maradona, también se despide de algo tan suyo como “el abrazo del viejo”.
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Buscando esas historias fuimos con aquellas personas que se cruzaron con él fuera de los flashes, para saber cómo intervino en su historia y como los días nunca fueron iguales después de conocer al tipo debajo de los rulos y atrás de la 10.
Tony D’Accorso (el primer técnico que le dio la 10):
“Yo cuando pienso en Diego pienso en un Diego que era todo arte”
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Tony habla de Maradona y es una cascada de elogios y emociones. Principalmente cuando habla de su costado humano “La gente no tiene idea la humildad que tenía. Jamás le vi faltar el respeto a nadie”, cuenta con la voz a punto quebrar.Cuando se le pregunta por una anécdota cuenta: “En Argentinos no había un peso y yo lo llevé a una casa de ropa deportiva, junto a otros dos jugadores. Diego dejó que cada uno escoja una prenda primero y luego agarró 3 cajas, que empezó a llenar de ropa. El dueño me dijo que estaba loco que no le podía dar tanto, Diego cuando escuchó eso le dijo: “Señor, yo no estoy buscando ropa para mí, es para mis hermanos que no tienen nada”. Diego era de una humildad, de un comportamiento único. Siempre pensaba en sus hermanos. Todo lo que quería era ver a su familia bien. Ese era el verdadero Diego y fue un ser que me marcó para siempre.Luego de su experiencia en Argentinos, Antonio y Diego tomaron distintos caminos aunque siguieron viéndose varias veces. “Siempre que nos volvimos a encontrar me parecía seguir viendo a ese “Carajito” que hacia todo por su familia. Luego fue una persona con defectos y virtudes como todos. Yo del último tiempo prefiero no hablar, prefiero pensarlo como el Diego que era puro arte”, cierra D’Accorso, el tipo que vio la diez en el Diez.
Tato Montero. Jugador de Riestra, e integrante del plantel qué compartió entrenamientos con Diego.
“Si te levantabas en el medio de una ronda de mate te decía: “Muchachos ¿qué me van a dejar solo?”
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En medio de ese camino, Maradona se cruzó con un chico que venia de Vélez: Gastón “Tato” Montero, un zurdo mediocampista que nos cuenta aquellas inolvidables jornadas donde junto a él se cambiaba el jugador más grande de todos los tiempos.“Viste que siempre se dice que cuando ves a tu ídolo te quedás petrificado Bueno, con Maradona no pasaba. Y no pasaba porque era tan grande y tan humilde que te hacía sentir uno más. Le encantaba charlar de fútbol. Creo que con nadie se sentía tan cómodo como con los futbolistas. Nos contaba jugadas, participaba en rondas de mates, explicaba tiros libres”, recuerda.Tato cuenta que aprovechaba su posición en la cancha de volante central para tener muchas fotos con Maradona “Cuando empezaba las prácticas de fútbol y estaba en la cancha, yo me quedada para hacerle marca personal, así me aseguraba muchas fotos con él, además de tenerlo cerca, lo disfrutaba a cada instante, no siempre tenés al lado al más humano de los dioses”Pero la maravilla no era solo dentro de la línea de cal. “Al poco tiempo nos reconocía a todos. Nunca te decía algo de compromiso, solo decía lo que sentía de corazón. Se preocupaba por nosotros. Si te corregía algo, al otro día te preguntaba, te hacía sentir valorado”, cuenta.“¿Sabés lo qué es estar en una mesa tomando mates con Diego horas? Y cuando por ahí alguno se tenía que ir, él decía, muchachos, ¿qué me van a dejar solo? El vestuario, la cancha, ese era su lugar y se notaba”.
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Marcelo Bravo (exjugador de Vélez y actual DT)
“Sin conocerme me dijo: estoy para lo que necesites”
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Al tiempo le llegó la tarjeta de invitación, luego de recibir un llamado de Claudia. “Esa noche lo conocí. Fui con Martina, que era mi novia en ese momento y hoy es la madre de mi hija. Fue el sueño de mi vida. Había mucha gente famosa, importante. Pero él me trató como uno más. Me agradeció por haber ido y se preocupó siempre por saber que necesitaba, cómo la estaba pasando. La verdad que me hizo pasar una noche hermosa, en un momento tan difícil de mi vida. Jamás me voy a olvidar esa actitud que tuvo conmigo”.
Alejandro Ferrer. Ex vicepresidente de Gimnasia con Maradona DT y Maradoniano
“Yo vi a Maradona dejar en espera a una llamada a Putín y quedarse horas con pibes de inferiores”
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Entre las anécdotas que destaca cuenta que en un partido que Gimnasia gana de visitante pidió el micrófono del avión para hablarle a todo el plantel, simplemente para agradecerle el esfuerzo y el compromiso “Este equipo está para grandes cosas, ustedes me devolvieron la sonrisa, mi agradecimiento es eterno”, cuenta que dijo el astro.“Lo que generaba en todos los que lo veían era mágico y él siempre muy agradecido. Una vez me llama el “Pampa” Sosa, que para nosotros es un ídolo, criado en el club, que lo quería conocer. Tan nervioso estaba que se perdió en el camino. Había venido mil veces a Estancia Chica pero se perdió. Eso generaba Maradona”El Maradona que llega a Gimnasia era muy distinto al que cuentan algunos medios, según dice Alejandro “Cuando llegó Maradona, esperábamos un tipo que venía de Dubái, lleno de lujos, y nos encontramos con la persona más simple del mundo, que era feliz entrenando, que comía lo que comíamos todos, que iba a la cocina a felicitar a los cocineros, que dormía donde dormíamos todos. Si hasta nos pidió hacerse socio de Gimnasia y pagar la cuota como uno más”.
Ferrer, como cada entrevistado, hace silencios largos entre oración y oración. Como si tuviera que contener una ráfaga de dolor que no los abandona. Pareciera retomar el aire como quien quiere llegar a una última pelota y cierra: “Mirá, yo lo vi dejar esperando a presidentes. ¡Una vez dejó en espera a un llamado de Putin! Pero si un chico de inferiores le pedía algo le daba todo. Y se quedaba horas. Son cosas que nunca voy a olvidar, fue una experiencia increíble con una persona que conociéndola te das cuenta que era muy muy humano y nosotros lo teníamos como algo extraterrestre”.Alejandro, Tony, Marcelo y Tato, conocieron a un tipo que era mucho más que el extraterrestre que gambeteaba a seis ingleses y la empujaba al arco vacío. Conocieron al tipo atrás del mito.“Diego siempre me decía que el mejor perfume del mundo era el olor a pasto, tal era su amor por este juego. Diego era fútbol por todos sus poros”.