Los ‘desechables’ del Bronx colombiano

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Los ‘desechables’ del Bronx colombiano

Son las víctimas del negocio interno de la farlopa en Bogotá.

Como cualquier ciudad grande, Bogotá tiene sus ‘ollas’, la palabra local para los barrios donde se puede comprar drogas. En uno de ellos, llamado La Zona Rosa, las drogas son la cocaína, la hierba y el éxtasis, y van destinados a las narices y pulmones de los niños pijos de la clase media en expansión. A 30 minutos de La Zona Rosa, en el centro de la ciudad, se encuentra la calle del Bronx, donde se puede conseguir lo mismo, pero a precios más asequibles. El producto más deseado, el basuco, se puede conseguir a 1.000 pesos (US$0.6) la dosis, licor adulterado o alcohol etílico por 5.000 pesos, servicios con prostitutas por 10.000 pesos, e incluso armas de fuego (desde pistolas hasta rifles de asalto y granadas). La calle del Bronx es la hija de un sector que quedaba a dos manzanas, la recordada por muchos “calle del cartucho”, donde, como cuenta Oscar, habitante de la calle desde los 10 años (ahora tiene 65), “Picaban a la gente en pedacitos y la tiraban por las alcantarillas.” “El Cartucho”, donde no entraba ni la policía, quedaba a unas manzanas del palacio presidencial, y al igual que el “Bronx” era un centro de distribución y crimen en Bogotá. La mayoría de habitantes de la calle pasaron su vida allí hasta que la desalojaron y destruyeron las casas del sector para construir el parque Tercer Milenio. Hubo disturbios y muertos, pero según Oscar no tantos como hubo antaño. “Debajo de este parque lo que hay es un gran cementerio”, afirma Cuando El Cartucho fue demolido, los barones de la droga no tardaron mucho en encontrar de nuevo un lugar en la capital de Colombia para hacer su negocio. El que las autoridades llaman como “micro-trafico”, porque al parecer el tráfico que importa es el que va a los EEUU y Europa. Es por eso que durante muchos años el problema fue tratado tan solo como una mala imagen a la ciudad y un problema de delincuencia, y no como un problema de drogadicción. Con miedo y rechazo a las fotografías (ya que puede que sirvan para identificarlos), los habitantes de la calle recuerdan la temida “limpieza social” o escuadrones de la muerte, casos en los que grupos de vecinos de la zona y policías, salían a matar a los llamados “desechables”. Debajo de la suciedad, la mierda, el orín, los sobres vacíos de droga y los cartones, debajo de la basura de la calle del Bronx, no sólo vive una banda de "desechables", sino que también están los barones de la droga manejando un negocio redondo, incluso más grande que mandar unos kilos a Estados Unidos: el manejo de la droga y el crimen en Bogotá, todo centralizado en no más que tres calles. El perico que se vende en la calle del Bronx termina en las narices de muchos de los que van de fiesta a la calle 85, personas que ni siquiera tienen que ensuciarse los zapatos entrando al Bronx porque se lo llevan sus dealers.

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