FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

7 razones para engancharte a “Supervivientes 2016”

Ayer volvió "Supervivientes" y lo hizo por todo lo alto.

Ayer volvió "Supervivientes". Y lo hizo por todo lo alto: broncas ya de inicio, concursantes incapaces de tirarse del helicóptero, bañadores ridículos, comidas de oreja de Víctor Sandoval, barro exfoliante y primeros indicios de conflicto y mala convivencia. Aquí van las razones por las que el reality, una vez más, convertirá la noche del jueves en una cita indispensable de la parrilla televisiva durante los próximos meses.

Publicidad

Melodrama peruano

Quien pensó en Miriam para formar parte del casting tiene todos mis respetos y admiración. No solo porque se ha visto que dará juego como concursante (ayer fue la gran protagonista de la gala), sino porque su historia con Carlos Lozano daría para otro reality ella sola. Cada conexión telefónica con el presentador es una mina: sobreactuación, sentimentalismo barato, romanticismo de culebrón, consejos de tipo venido a más, química inexistente… La jugada es tan redonda y perfecta, como por ejemplo que Lozano saliera justo tres días antes de su fichaje por el reality, que exigimos a la cadena que programen una conexión entre ellos cada semana para seguir gozando de esta maravilla.

Alguien voló sobre el nido del cuco

Se acostumbra a decir que la isla te vuelve loco cuando consigues llegar al final del concurso. Muchos días sin comer, muchos días sometido a las inclemencias del clima, muchos días de conflictos. Pero… ¿qué ocurre si traes a concursantes que ya vienen tocados de casa? Celebro especialmente las intenciones macabras de esta edición: ya no se trata de que la isla vuelva majaretas a sus inquilinos, sino que los que ya vienen poco finos acaben trastornando a los compañeros que llegan cuerdos. El desgaste psicológico al que se han sometido en "Sálvame" Mila Ximénez o Víctor Sandoval o las dudas sobre la estabilidad emocional que plantean personajes como Dulce, Yurena o Mari Carmen serán claves para el buen funcionamiento del reality.

A nadie le amarga un Dulce

Qué gran fichaje es Dulce Delapiedra. La ex niñera de Chabelita es como ese jugador que te traes en el mercado de invierno y se convierte en una pieza clave de tu equipo hasta final de temporada. La inversión que han hecho con ella merecerá la pena. En la primera gala nos regaló un momento que ya justifica por sí solo el dispendio: JJ Vázquez le prohibió lanzarse del helicóptero por prescripción médica (tiene la espalda hecha unos zorros) y ella no solo se negó a obedecer las órdenes sino que amenazó con dejar el programa si no la dejaban lanzarse. Me recordó a la típica escena de película en la que intentan convencer a un suicida para que no se deje caer de la azotea. Y ella se tiró, vaya si se tiró.

Publicidad

El helicóptero

Pasan los años y seguimos atentos a este momento como si fuera la tanda de penalties de una final de Champions. No hay explicación razonable que lo justifique. Y lo peor es que cada edición bajan más la altura del cacharro para impedir que los lanzamientos de los concursantes acaben en tragedia. Ayer, por ejemplo, el helicóptero estaba tan bajo que si estirabas un poco la pierna podías calibrar la temperatura del agua con los dedos de los pies. Da igual: año tras año esa secuencia se convierte en un ejemplo impecable de lo sencilla, pragmática y efectiva que puede llegar a ser la mejor televisión. Y si además te toca la lotería como sucedió ayer con Miriam, entonces la jugada no puede ser más redonda.

A la novia de Carlos Lozano le vino un irrefrenable ataque de pánico justo antes de dejarse caer y el programa, entre la sorpresa y el pánico de ver cómo se le iba al garete la escaleta, aguantó como pudo los diez minutos de dudas e indecisión de la chica. Me tiro, no me tiro, ay qué miedo, de verdad que no puedo, dedos en la nariz, cara de asco… Le ponían los cascos cada treinta segundos para que Carlos Lozano desde el plató en Madrid la convenciera. Pero Lozano demostró tener la sensibilidad psicológica de una langosta: cada frase para convencerla era peor que la anterior. Si las unidades antiterroristas dejaran en manos del finalista de "Gran Hermano VIP" las negociaciones en situaciones de amenaza y conflicto, la tercera guerra mundial ya estaría aquí.

Publicidad

Fango desencadenado

Desde hace un par de años "Supervivientes" tiene el acierto de incluir en su primera gala una prueba con fango. Es una idea brillante porque te permite contar ya de inicio con imágenes que indudablemente pasarán a la posteridad. Si algo recordaremos siempre de la edición de 2015 es el careto de Chabelita cubierto de barro y su boca abierta tragando agua como un hipopótamo en plena hora de la comida. Ayer igual: ya nunca podremos quitarnos de la cabeza esa captura de Yurena pintada de marrón y con el pelo lleno de mierda, más cerca de la Bruja Avería o un miembro de Slipknot o Insane Clown Posse que del freakismo rústico con el que la asociamos.

Mila

Se pegó una señora hostia nada más llegar a la isla en la que es una de las imágenes de la temporada. Hizo la croqueta a petición de JJ Vázquez sin dudarlo ni un solo segundo. Se las ha tenido con Dulce a los diez minutos de aterrizar. Ya ha manifestado públicamente que está harta de Víctor Sandoval. Y en una sola gala ya nos ha quedado claro que acabará hasta las narices de la isla, de sus compañeros y de todo. La gran noticia es que a Mila la vimos cien por cien involucrada en el concurso, tanto en el lanzamiento del helicóptero como en las pruebas de selección. A diferencia de otras estrellonas que han ido al programa a cobrar caché sin despeinarse (Kiko Rivera, por ejemplo), Mila ha venido a ganarse el sueldazo. Y el espectador no puede estar más agradecido.

Hotel Glam Reloaded

Hace un par de años Tinet Rubira, creador de "Hotel Glam", aseguró en una entrevista radiofónica que Telecinco nunca se atrevería a hacer otra edición del programa. Ayer me acordé de aquella respuesta, porque esta edición de "Supervivientes" es lo más cerca que ha estado nunca la cadena de revivir ese programa de culto. Son formatos diferentes, está claro, pero las conexiones me parecen muy evidentes.

No solo comparten piezas fundamentales del casting –Yola, Yurena; y Juan Miguel en la reserva por si cae algún titular–, sino también la esencia decadente, deprimente e involuntariamente cómica de aquel. Hay que evitar las comparaciones porque son momentos y épocas distintas, pero la idea de dejar el reality en manos de freaks con muchas horas de vuelo televisivo de entrada me parece más acertada que dejarlo a merced de neo famosos o celebrities con mucho nombre pero poco dispuesta a revolcarse en el fango. La supervivencia no tiene que ver tanto con la isla y el entorno como con aguantarse entre ellos mismos.