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Cultură

Ahora sí: las barbas ya no se llevan

Por fin, se acabó.
Me sabe mal, Jim Carrey. Foto por Dennis Van Tine/STAR MAX

En un pasado muy remoto, quizá a finales de la década de 1990, hubo una vez un hombre que se dejó crecer la barba. Le quedaba bien, le confería un aspecto masculino, rudo pero limpio. Era la barba de un tipo con un montón de herramientas, capaz de usarlas todas; pero también era la barba de alguien a quien en su tiempo libre le gustaba leer poesía y además la entendía. Otros hombres pensaron que era muy buena idea y decidieron dejarse crecer la barba. Y así fue como nació una moda. Los hombres hablaban de sus barbas, cuidaban sus barbas. En televisión se debatía sobre las barbas. ¿Eran buenas? Sí, claro que lo eran. Había concursos en los que se valoraban barbas. Se escribieron y publicaron historias sobre barbas. Los famosos se dejaban barba, y la opinión general también aprobó esa decisión.

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Pero ahora, una publicación tan augusta y prestigiosa como el Wall Street Journal nos trae noticias ciertamente inquietantes sobre las barbas: ¿que se ha acabado la moda de las barbas? ¿Que Se Ha Acabado La Moda De Las Barbas? ¿¡QUE SE HA ACABADO LA MODA DE LAS BARBAS!?

El periódico empieza reconociendo la inmensa popularidad que han alcanzado las barbas y de cómo son muchos los actores que se sirven de ella para "telegrafiar un mensaje de madurez". Es indudable que en los tiempos que corren la barba es un símbolo omnipresente: "basta con encender el televisor para darse de narices con hombres con rostros bien poblados de espesura capilar anunciando desodorantes o PlayStations; en el mundo de los deportes, figuras como James Harden, de los Houston Rockets, han pasado a ser tan famosas por sus barbas como por pericia con la pelota".

Dicha lectura suscitó el mismo pensamiento en más de un erudito de luengas y pobladas barbas: Tenemos en alta estima las barbas. ¡Las barbas son buenas! Nos llena de orgullo y satisfacción saber que esta publicación comparte esta nuestra opinión. Pero, aguarda un minuto… ¿Qué es esto? Siguiente párrafo: "Sin embargo, lejos de provocar admiración por su abundancia de vello facial, la visión de un hombre con barba ha acabado por ser algo normal y anodino".

Nota: yo mismo tengo barba, como muchos otros amigos y compañeros de trabajo. No la lucimos por un tema de preferencias personales o porque nos dé pereza afeitarnos, sino como un gesto servil y obsesivo de atención a la siempre cambiante y caprichosa opinión popular, representada por una docena de personas que toman el brunch a todas horas del día y pasan las noches en los baños de las galerías de arte. Obviamente, somos reacios a aceptar la caída de las barbas, pero ante las pruebas cuidadosamente recopiladas y contrastadas que aporta el Journal, no nos queda otra opción que volver a las cuchillas como los pusilánimes y despreciables seguidores de tendencias que somos.

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He aquí la evidencia irrefutable presentada por dicha publicación: según un hombre de 24 años —la edad más moderna— que trabaja como comercial —el sector más en boga— en Ralph Lauren —la marca más de moda—, las barbas están sobrevaloradas. "Vas a un bar y solo ves a tíos con barba. No me gusta", declaró el joven al diario.

Tales palabras imprimen un cambio drástico a los estilos que venían siendo tendencia hasta ahora. Recordemos que hace relativamente pocos años que los observadores de la moda más avezados discutían sobre la conveniencia del término lumbersexual para referirse a aquellos varones que, por su aspecto, parece que vengan de cortar leña cuando sus verdaderos trabajos consisten en enviarse emails unos a otros y asistir a reuniones. Huelga decir que esta tendencia no contemplaba el uso de motosierras, probablemente debido al peligro que conlleva hacerlo mientras se luce una larga barba. No obstante ello, la moda caló durante un periodo considerable.

Los barberos entrevistados para el artículo coinciden en afirmar que, incluso entre los barbudos más acérrimos, se observa cierta tendencia a reducir el volumen de la pelambrera facial considerablemente. Para defender su argumento, el diario publicó una selección de fotos en las que se mofaba sin piedad de las "Celebridades con barbas cuestionables", entre las que se encontraba Leonardo DiCaprio. "La barba de montañero de Leo le fue bien para su papel de trampero en El renacido, pero ¿es el mejor look para presentarse a la jungla de los Óscar?", lanzaba al aire el pie de foto. Supuestamente, la respuesta es "no".

Por si las fotos de los famosos y el incontestable testimonio de un chico de 24 años no fueran suficiente para convencernos de que las barbas ya no se llevan, quizá acabemos cediendo ante la lectura de una encuesta que revela que el 67 por ciento de los hombres residentes en la estilosa y ultramoderna ciudad de Nueva York lucen barba. Como todos sabemos, no hay síntoma más evidente del fin de una moda que su extrema popularidad. Si bien hubo un tiempo en que las barbas eran un símbolo de rebeldía, de una actitud indiferente y despreocupada que lanzaba al mundo el mensaje "He decidido pasar un tiempo sin afeitarme", en la actualidad son meros signos de conformidad o de un miedo nada varonil a exponer el rostro a los elementos. ¿Qué intentan ocultar los barbudos?, se preguntan muchos. ¿Sus rostros?

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Traducción por Mario Abad.