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Cultură

¿En qué anda la otra feria del libro?

A unos pocos días de la sexta edición de la FLIA, esta feria, andariega y autosuficiente, tiene planes que no coinciden ni un segundo con lo convencional y estático.

Quinta FLIA realizada en Teusaquillo. Fotos cortesía FLIA Bogotá.

Hace un año la FLIA, la Feria del Libro Independiente y Auto gestionada, (una letra A que también puede ser cambiada por amorosa, alegre, anárquica o andariega), estaba celebrando su quinta versión. Libre, gratuita y sin curaduría, esta organización horizontal de escritores autoeditados, diseñadores, artistas y punkeros editoriales que se encargaron de darle vida estos encuentros, se tomaba por quinta vez un espacio público para decirle sí a toda idea creativa que por amateur y pequeña no lograba colarse en los catálogos de las grandes editoriales. Con muchos asistentes, aproximadamente 500 personas por día, una venta de empanadas, dirigida por los padres de los escritores, y todo el positivismo de un primíparo, estos personajes se apoderaron de un pequeño espacio en Teusaquillo, el pasado 29 y 30 de marzo de 2014.

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Todo quedó a pedir de boca y las ganancias que se lograron fueron a dar a una caja de ahorros FLIA; el dinero no fue a ningún bolsillo en particular sino que terminó en un fondo común que trata de mantener. En esta feria más allá de grandes nombres y firmas literarias, se dio a conocer el trabajo de escritores que solo son reconocidos por sus progenitores, como Mateo Ramírez, Andrew Bernal y Sonia Ro, y desplegó unos ochenta puestos adornados con creaciones autogestionadas, que iban desde cuentos de bolsillo hasta libros que puede ver en cualquier librería e historias impresas esa misma mañana en una impresora .

Pero, ¿y qué pasó después con con ese eco de independencia editorial, con esa apuesta de crear ferias del libro alternativas que nació en Buenos Aires en 2006?

En un año y a unos pocos días de la sexta edición de este picnic de conocimiento y nuevos talentos, planeada para finales de mayo o mediados de junio de 2015, ha pasado de todo con la FLIA. Desde talleres incluyentes y gratuitos, pasando por el lanzamiento de su primer fanzine y de llevar a cabo intercambios culturales con otras ferias en el otro lado del Atlántico hasta llegar a barrios prohibidos de la ciudad, esta feria, andariega y autosuficiente como ella sola, tiene planes que no coinciden ni un segundo con lo convencional y estático.

Encuentros FLIA: un taller para que usted aprenda a imprimir y encuadernar historias

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Historias encuadernadas e impresas en los talleres gratuitos de la FLIA.

Además de brindar el espacio para que usted pueda compartir los poemas que le escribió a su ex novia malvada o la historia de la primera vez que fue la playa, la FLIA le enseña a presentar sus obras de una forma compacta. "En mayo del año pasado se hizo el primer encuentro de talleres FLIA, de la mano de las personas con formación en diseño se ofrecieron clases de técnicas de impresión y encuadernación. Fue una jornada de dos días y hubo quince talleres con la misma filosofía, gratuitos y autofinanciados", cuenta Andrew Bernal, partícipe de esta feria de todos y para todos.

Además de ser un espacio para divulgar creaciones alternativas que apelan a los cinco sentidos, esta organización horizontal sembró su semilla en el campo de formación editorial. No trató de impartir conocimiento como lo hace un profesor de cátedra, sino de compartir saberes a más de 150 asistentes, en Imagine, taller editorial, en su territorio preferido, Teusaquillo.

Fanzine FLIA Bogotá: una materialización de cuatro años de paciencia y bolsillos vacíos

"A finales del año pasado se hizo una convocatoria abierta para hacer un fanzine. Se dio un tema: Independencia. Y una interpretación: libre", cuenta Laura Rodríguez, participante de la FLIA que, además, es antropologa. Se recibieron más de cien propuestas que, sin premio ni castigo, se incluyeron todas en el fanzine. En estas páginas impresas, la independencia se disfrazó de todas las formas posibles; tuvo cara de un poema de amor e incluso se transformó en la figura de un Bolívar con un centímetro de cayos en las nalgas, de tanto montar a caballo.

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Lanzamiento del primer fanzine de la FLIA Bogotá en la casa cultural Visaje, en Teusaquillo.

Todo fue gratuito, un ejercicio voluntario del arte por el arte. La diagramación y el diseño del fanzine corrió por cuenta de Marcel Vartelos Vogel, un artista y diseñador bogotano, y la editorial se escribió a varias manos; "escribimos el texto entre ocho personas y llega un punto en el que no sabes quién escribió qué. Muy al estilo cadáver exquisito", recuerda Bernal con entusiasmo al hablar de esta experiencia. Todo el proceso de construcción de este hito de la feria, la recolección de textos, su diagramación y editorial, estuvo impregnado de la filosofía de la FLIA: "manifestar la pluralidad, sin curaduría y sin exclusión".

"Para nosotros es como decir: 'Llevamos cuatro años de paciencia y ya todo está aquí recogido en el fanzine'", cuenta Laura Rodríguez recordando lo que paso el pasado 7 de febrero de 2015 en la casa cultural Visaje, día del lanzamiento de la materialización de lo que ha sido y será la FLIA.

La sexta FLIA Bogotá invadiendo Ciudad Bolívar

Quinta versión de la FLIA, el año pasado en Teusaquillo.

Andrew Bernal siempre repite con con fuerza: "La FLIA es de todos para todos". Esta feria no está en contra de La Feria del Libro, sus participantes también se pasan el domingo haciendo cola para hacer firmar la primera página de los ejemplares que encontraron en los rincones de Corferias; sin embargo, muchos dicen que estos amantes del DIY (del hazlo tú mismo, edítate tú mismo y publícate tú mismo), sí están en contra de algunos modelos organizacionales jerárquicos y centrales.

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"La apuesta de la FLIA es el día a día. Queremos llegar a todas partes y descentralizar los focos intelectuales con esta propuesta de llevar la feria a Ciudad Bolívar", cuenta Rodríguez al hablar de la filosofía de la sexta feria del libro independiente.

Con la ayuda del colectivo Libertatia de Ciudad Bolívar, que les brindará salones y proyectores para exponer los trabajos, estos chicos piensan tomarse el olvidado sur de la ciudad a finales de mayo o mediados de junio de este año.

La FLIA aquí a la vuelta de la esquina y allá al otro lado del charco

El año pasado, Sergio Salgado, escritor y cómplice andariego de la FLIA, se mudó a Villavicencio. Con él se llevó la utopía autosuficiente de la feria y la puso en marcha con los llaneros. "La idea era propagar esta filosofía pero hacer que las ferias que se desprendieran de la FLIA Bogotá fueran únicas", expresa Andrew Bernal hablando del trabajo de su compañero de ideales.

Jóvenes de Villavicencio pintando el pendón de FLIA Villavicencio, inspirados en el de la FLIA Bogotá.

A tres horas de la capital, cincuenta jóvenes preparaban un nuevo cartel para la FLIA Villavicencio, inspirado en el bogotano. Sin embargo, la feria no solo llegó a los llanos sino que cruzó el Atlántico y tocó el suelo de los conquistadores.

"Cuando estuve en Barcelona, alguien me dijo: 'Oiga, alguien está haciendo una FLIA pero no sé si tenga que ver con la FLIA suya'. Les escribí y me dijeron: '¡Qué nota! Vente pa' acá'. Monté mi estante y fui la presencia colombiana en medio de los catalanes", cuenta Laura Rodríguez, que representó la FLIA Bogotá en España.

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Laura Rodríguez representando la FLIA Bogotá en la Feria del Libro Independiente de Barcelona.

También inspirados en el proyecto argentino de 2006, los catalanes inauguraron, en octubre del año pasado, esta feria en un espacio simbólico en medio de la crisis inmobiliaria española. Se tomaron un lote abandonado, invitaron a personas que solían trabajar en una imprenta, comieron paella, hablaron de encuadernación y compartieron sus creaciones literarias. Hicieron toda una reflexión sobre el trabajo editorial y creativo, reviviendo un espacio desechado por la recesión económica. Laura estuvo ahí, presente y aportando en conversaciones.

"La verdad no estamos haciendo algo loco". Dar a conocer la idea de la FLIA es difícil porque Colombia es un país que no está acostumbrado a que haya algo que funcione con la autogestión y sin patrocinios, asegura Bernal. Siempre surgen preguntas, "¿Cómo hacen?", "¿Entonces la Alcaldía los ayuda?", "¿Quién es el presidente?". Pero no es imposible solo hay que dar un paso para entender que este tipo de organizaciones existen y funcionan con toda la normalidad, para muestra un botón.

"Creemos fielmente en que es posible. La FLIA es una red de contactos que solo necesita un lugar para instalarse y darle rienda suelta a un trabajo de todos para todos", cierra Rodríguez, orgullosa de este colectivo aguerrido y alternativo.

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Si quieres hacer parte de la FLIA o quieres conocer más de esta organización alegre y autorregulada, entra aquí:

http://fliabogota.blogspot.com/
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fliabogota@gmail.com