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Desde Uganda con amor

Reseñas de videojuegos

Nuestras reseñas de videojuegos del segundo número del año: Destiny y This War of Mine.

DESTINY

Creador: Bungie
Plataforma: PlayStation 4, PlayStation 3, Xbox One y Xbox 360

Destiny es el fracaso no fracaso más espectacular de la historia de los videojuegos. O, por lo menos, en la historia de las últimas dos generaciones de consolas. Cuando Bungie, los míticos creadores de la saga Halo, decidieron independizarse del Master Chief y de Microsoft, Activision les ofreció 500 millones de dólares para que hicieran lo que quisieran. La apuesta financiera, aunque sin precedentes en la industria, no era muy arriesgada: Bungie tenía en aquel entonces la reputación de ser un estudio capaz de producir éxito tras éxito, a nivel de crítica y de audiencia. Todos quedamos a la expectativa y el fuego de la curiosidad aumentaba con cada anuncio: que iban a construir un multijugador masivo online, que iba a tener una historia, que iba por fin a mezclar bien los RPG con los FPS, que habían contratado a Peter Dinklage (de Game of Thrones) para darle voz a un personaje, que el juego iba a ser una trilogía con varias expansiones, que lo iban a lanzar en la nueva generación de consolas al igual que en la vieja, que se nos venía una revolución similar a la que trajo Halo hace ya más de una década. Difícil que Destiny, el producto de toda esta anticipación, no decepcionara con tantas promesas detrás.

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La primera pista la dan las tres clases de personajes que ofrece el juego, que en realidad son la misma cosa. Después, cuando uno escucha el trabajo de Dinklage, no entiende cómo desperdician tanto talento en un personaje tan plano. Si hay una historia detrás de todo el mundo que construyeron (y Bungie insiste en que la hay), no queda muy claro cuál es, y las pocas pistas que da la campaña son poco interesantes. Después de un tiempo, las misiones se tornan en una repetición de las mismas ideas que han plagado la industria los últimos diez años: ir a un lugar, recoger algo, luchar contra olas de enemigos, ir a otro lugar, recoger algo, luchar contra olas de enemigos, y todo sin una motivación.

Destiny me parece profundamente aburrido, aunque por un tiempo estuve adicto a él. ¿La razón? Lo que les dije, jugarlo es un placer y detrás de todo hay la promesa de algo más grande. Destiny es un fracaso porque decepcionó, pero no lo es porque hizo toda la plata del mundo en ventas, lo que le da a Bungie carta blanca para mejorar las cosas en Destiny 2. Tal vez ahí sí nos traigan la revolución profesada.

THIS WAR OF MINE

Creador: 11 bit studios Plataforma: PC, Mac, Linux

Hay una historia que no cuenta Call of Duty ni ninguno de esos FPS de guerra donde el centro de atención son los combatientes: la de los ciudadanos que tienen que sobrevivir a la guerra. This War of Mine ocurre durante un conflicto, pero se aleja de quienes disparan y se centra en un grupo de personas cuya única preocupación es sobrevivir. El resultado es un juego de estrategia muy interesante con unos cuantos momentos de genuina emocionalidad.

Durante el día, los sobrevivientes están en un refugio maltrecho que los protege de la guerra. Como no es posible salir, ya que hay francotiradores buscando reventarles la existencia, ese es el tiempo en el que toca cocinar, armar instrumentos, administrar medicinas y hacer todo lo necesario para que cada persona sobreviva en la hostilidad del ambiente. De noche, hay que salir a buscar recursos. Al principio, eso es relativamente fácil, pero después las cosas empiezan a escasear y toca robarles a otros sobrevivientes, lo que nos lleva a momentos interesantes donde toca decidir si pasar hambre o dejar a un anciano sin comida. Si nos descuidamos, pueden matar a nuestros personajes. El objetivo del juego es mantener a los sobrevivientes sanos y medianamente felices hasta que haya un cese al fuego (que se tarda distinto tiempo cada vez que se juega, pues es decidido aleatoriamente por el sistema).

El triunfo del juego es también su mayor debilidad: la mecánica. Si bien cada uno de los sobrevivientes tiene una historia personal muy bien escrita y elaborada, todos pueden hacer las mismas cosas, lo que los convierte en seres intercambiables. Si muere uno, no importa, tengo a los otros, y eso genera una disonancia entre lo que siento como jugador, y lo que mis personajes dicen que debería sentir (entran en depresión si ocurre una muerte). El retrato de la guerra entonces sufre, no por ser un juego, sino porque los desarrolladores quieren decirnos cómo deberíamos sentirnos, en vez de crear un sistema que nos permita crear nuestras propias relaciones con los personajes. Al final, lo más apasionante es la estrategia que tengo que elaborar para sobrevivir, no la miseria que me está forzando a intentar seguir vivo.

Sin embargo, This War of Mine es un esfuerzo apasionado por explorar otras maneras de contar y sentir las historias. Sus aciertos son más que sus desaciertos, y si bien no tiene la carga emocional que podría haber tenido, sí es uno de esos juegos independientes imperdibles. Un forma de experimentar la guerra como propia.