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Cultură

Soy hombre y no me gusta dar sexo oral

Me encantan las vaginas. Sólo no me gusta lamerlas.

Tengo 31 años, soy heterosexual, estoy casado y no me gusta dar sexo oral. Siempre he tratado de evitarlo y en la actualidad no lo hago. Cuando me pidieron que escribiera este artículo, me sentí como un bicho raro, aunque sé que no lo soy. No me da miedo que las chicas que lean esto se ofendan y digan que soy un patán malagradecido o que asuman que no me gustan las vaginas.

¿Saben por qué? Porque no es cierto. Soy sólo uno de muchos hombres heterosexuales a quienes no les gusta dar sexo oral. Me encantan las vaginas. Sólo no me gusta lamerlas. A varios de mis conocidos tampoco les gusta. Y claro, hay muchos otros amigos que creen que soy un idiota. También hay muchos que lo hacen por gratitud o por obligación.

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A diferencia de la chica a la que no le gusta dar sexo oral, mi decisión no se basa en principios morales. Las razones por las que me niego a practicar el cunnilingus no tienen nada que ver con algún trauma, homosexualidad latente o una necesidad reafirmar mi masculinidad

Tomemos como ejemplo al porno. Acabo de abrir la página RedTube. Si busco "Blowjob", aparecen 5,542 videos. Si busco "Licking Pussy", aparecen sólo 1,547 videos y la mayoría son dos chicas que al parecer se tienen cierto afecto. Es obvio que una búsqueda tan superficial como esta no posee valor estadístico y no representa la actividad sexual de todos los hombres heterosexuales. Pero sí prueba una cosa: si buscas un video para masturbarte, ve una felación. ¿Por qué? Porque es mejor y punto.

De vez en cuando lo intento para ver si cambio de opinión. Así como cuando pasas años sin comer algo y un día lo pruebas y te das cuenta de que te gusta. Pero por más que lo intento, no me gusta el sabor de la vagina.

La primera vez que lo hice fue un desastre. Ella era muchísimo más guapa que yo y además era la primera chica que me dejó quitarle la ropa. Tenía miedo de que cambiara de opinión y ya no quisiera tener sexo, así que me limité a mover a un lado sus pantis. Como había visto muchos videos porno, creí que sabía hacerlo y empecé con mucho entusiasmo. Tenía un ligero sabor a óxido (de hecho, recuerdo haber pensado en esa palabra justo en ese momento). Después de un rato ya no podía seguir aguantando la respiración y me rendí.

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No quiero profundizar mucho en la filosofía falocéntrica que es la base de nuestra educación sexual pero debo agregar que mi decisión de no dar sexo oral en realidad nunca ha sido un problema. En general, las chicas se siente un poco decepcionadas al principio pero todo se arregla porque de una u otra forma hago que tengan un orgasmo.

Como cualquier humano, también tengo un sentido del olfato y ese es mi mayor obstáculo. Nunca me ha gustado el olor, sin importar qué tan limpia sea la chica con la que estoy. Además, la posición para dar sexo oral a una mujer es muy incómoda. "Si no pongo mi cuello en el ángulo correcto, al final me duele mucho", comentó un usuario de Reddit. "No existe una posición cómoda".

Y la cuestión anatómica no mejora las cosas, al menos desde mi punto de vista. El cuerpo femenino es una combinación de características perfectas: las curvas, los senos, la suavidad de las caderas, la piel tersa… pero la vulva no es tan maravillosa. Es una herida que arruina una creación perfecta.

Y como si no fuera suficiente con tenerla en toda la cara, con la nariz apuntando directamente al centro de la peste, tratar de dar placer con la boca es una pesadilla. Con las manos más es más fácil, pero cuando tienes la cabeza atrapada entre sus muslos, es imposible controlar las reacciones de tu pareja. Admiro a los que son capaces de hacer las dos cosas al mismo tiempo.

Además, las mujeres son muy exigentes en el sexo oral. El pene es más simple. Es poco probable que una felación salga mal. Por otro lado, cada mujer tiene su propia forma de recibir y apreciar el sexo oral, al igual que sus necesidades específicas.

Es prácticamente imposible superar una mala sesión de sexo oral. Ni siquiera intenten decir cosas como "la intención es lo que cuenta". Si fallas, estás fuera. Por eso prefiero no arriesgarme a decepcionar a una mujer y simplemente recibir yo el sexo oral, algo que para mí es una parte esencial del coito.

Tal vez piensen que soy flojo o malagradecido. Pero no. Simplemente no quiero decepcionar a las mujeres. Para darle sexo oral a una mujer se necesita una combinación de talentos que no poseo. Por eso decidí concentrarme en otras cosas. En partes más redondas y perfumadas que se pueden penetrar con cualquier otra protuberancia que no sea la lengua.