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​Cómo mandar a la chingada la universidad y no morir en el intento

Esta guía es para todas esas almas jóvenes sin rumbo. En especial para los que no tienen un título universitario y quieren ser escritores (artistas o cosas por el estilo) en una gran ciudad.

El autor en un dormitorio. Fotos cortesía del autor.

Soy un experto en el arte de dejar la universidad, de mandarla a la chingada. He dejado tres universidades y he acumulado créditos suficientes como para completar el equivalente a dos años de una carrera. Siempre intenté mantenerme firme en las clases pero los semestres duran demasiado. Todos los cursos eran como un propósito de Año Nuevo que olvidaba en febrero. Dejé una universidad hermosa parecida a Hogwarts donde empecé a tener sexo de verdad y a solicitar préstamos para estudiantes (si tú también los pediste, te recomiendo que los pagues). De ahí me pasé a la Universidad de Nueva York y luego a la de Brooklyn. Después de salirme de las dos, conseguí un empleo en una tienda de bicicletas y escribí un libro de poesía. Edité dos libros de sendos autores. Escribí unos cuantos artículos. Entré a hacer prácticas profesionales remuneradas y tuve otros trabajos medio raros. Logré vivir en Nueva York a pesar de haber dejado la escuela y trabajar como escritor, dos cosas que parecían imposibles.

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Y no soy el único. Con eso de que el mercado laboral para los egresados está cada día peor, cada vez más personas deciden que la universidad es una mierda y que no sirve para nada. De 2012 a 2013, el periodo más reciente con información de un censo disponible, casi medio millón de estudiantes estadounidenses desertaron de la universidad, el declive más alto desde que la Oficina del Censo de los EU empezó a recopilar información en 1966. En México, sólo poco más del 18 por ciento tiene acceso a la universidad, y de ellos sólo el 25 por ciento de los estudiantes universitarios concluye sus estudios.

Esta es una guía para todas esas almas jóvenes sin rumbo. En especial para los que no tienen un título universitario y quieren ser escritores (artistas o cosas por el estilo) en una gran ciudad. Estos consejos se basan en cómo sobrevivir en Nueva York pero sirven para cualquier otra ciudad. Otra cosa: no es necesario dejar la universidad. En lo personal, si tuviera la oportunidad, regresaría a la escuela y me graduaría en la carrera de cómo ser un joven empresario adinerado. Tendría un jacuzzi en cada habitación, el refrigerador lleno de las bebidas más caras y compraría crema de almendra en vez de crema de cacahuate.


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De izquierda a derecha: el autor, Giancarlo DiTrapano, Giancarlo DiTrapano, el autor

Búscate maestros de vida

Los maestros son chidos. Son viejos, conocen gente y pueden escribirte una carta de recomendación si la necesitas. Pero toma el consejo del editor de una revista y analiza toda la mierda por la que te hacen pasar. Mejor consigue equivalentes de la vida real, es decir, personas mayores que ya hicieron lo que tú quieres hacer. Casi siempre se alegran de tener un discípulo y es ahí donde entras tú. Sólo que en vez de leer una novela victoriana, vas a salir, tomarte unas chelas y consumir drogas. Yo soñaba con entrar al mundo editorial y terminé en los brazos de Giancarlo DiTrapano, un tipo que se hizo famoso por haberle dado coca en bandeja de plata a Michael Bible, del LA Review of Books y una vez se cogió a un sacerdote católico en una rectoría.

Encuentra a tus COMPITAS

Se dice que la universidad es para conocer gente. Toman clases juntos, piensan sobre las mismas cosas al mismo tiempo, se gradúan juntos y tienen éxito juntos. Pero yo no quería desperdiciar cuatro años tratando de conseguir esa clase de amistad. En vez de eso, lo que hice fue crear vínculos con alumnos de universidades a las que nunca asistí. Me le pegaba a personas de escuelas a las que nunca entré y, a pesar de no compartir los mismos recuerdos, sacaba provecho de su red de conocidos, cotorreaba a sus nuevos compañeros y hacíamos proyectos de trabajo basándonos en sus estudios. Conocí un amigo que me presentó a otros dos amigos (diseñadores que tomaban las mismas clases) y ahora Erik Carter se encarga de hacer las portadas de mis libros y Lucas Sharp hace la tipografía. Entré a círculos de diseñadores que ni siquiera sabía que existían a pesar de no tener conocimiento alguno sobre el diseño. Sin embargo, como demostré que apreciaba su trabajo, ellos hicieron lo mismo con el mío. Iban a mis lecturas y hacían posters para promocionarlas. A cambio, yo los promociono cada que puedo. (Como ahora).

No faltes a tus clases

Tanto en la vida como en la escuela, si tienes muchas faltas, repruebas. Entonces, mejor ve a esa inauguración, a esa firma, a esa lectura, a esa fiesta, etcétera. Haz acto de presencia en los lugares indicados. No importa que vayas solo, de hecho, es mejor porque así conoces nuevas personas. Yo fui a decenas de noches de micrófono abierto en cuanto salí de la preparatoria. Era una forma anónima de mejorar. A veces usaba nombres falsos. Casi siempre me iba en cuanto me bajaba del escenario para que nadie me hablara. Después ya podía organizar eventos solo y siempre decía que sí cuando me pedían que recitara, incluso aunque el recinto fuera pequeño y estuviera lleno de otros lectores. A veces eran eventos más grandes. A veces me pagaban.

El autor leyendo en Montreal

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Búscate un trabajo

Tener un trabajo de medio tiempo para poder pagar la reta te va a ayudar a que pongas atención en "clase". Si tienes dinero suficiente para vivir, te estresas menos y también sirve para que aprendas a ordenar tus prioridades. A veces me despertaba temprano para terminar mis textos antes de ir a trabajar y me ponía a escribir en cuanto llegaba a casa para compensar el tiempo perdido. Era más fácil escribir cuando no me sentía presionado por el dinero. Es muy importante ganar lo suficiente para no buscar un trabajo de tiempo completo. Hay una línea muy delgada entre un trabajo que te da para vivir y uno que consume tu vida. Tener un horario de flexible es ideal porque sólo ocupa el mínimo de horas que necesitas para vivir. Lo mejor es buscar empleo en una tienda o en el sector servicio. Yo entré a trabajar a una tienda de bicicletas donde me pagaban bien y desde entonces he vendido más llanas de fibra de carbón de las que puedo contar. Sin embargo, lo que más recomiendo es trabajar como mesero o como bartender. Después de unos meses de lavar platos, trabajar en el turno vespertino o cambiarte de un restaurante a otro, vas a terminar ganando unos cuantos cientos al día, o hasta más, y vas a tener el tiempo suficiente para dedicarte a lo que en verdad quieres. Tenía un maestro que decía que podría ganar más si hacía show de cámara en vivo para viejitos rabo verde. También podría funcionar.


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Los que te caen bien hoy pueden no caerte bien mañana

Identificar quién te hace perder el tiempo y quien no es una habilidad que desarrollas a base de prueba y error. En resumen: algunos de tus amigos que ahorita son meseros van a entrar a una revista importante en unos meses, y otros van a seguir siendo meseros de aquí a cinco años. Siempre es importante tener un buen amigo pero si sólo es un idiota con grandes ideas, recuerda, lo que buscas es graduarte en la carrera del tiempo. Una forma de reconocerlos es comparando lo lo que dicen que van a hacer con lo que en realidad hacen. Son la clase de personas que repiten sus planes una y otra vez pero nunca los cumplen. Otra forma de reconocerlos es con su personalidad. Si son agradables, es probable que lleguen lejos. Nadie quiere trabajar con un idiota, ni siquiera los idiotas.

Da seguimiento

Si por fin conociste a una persona que llevabas mucho tiempo tratando de encontrar, envíale un mensaje privado al día siguiente y díselo. No es necesario dejes a esa persona con la duda. Sólo es una oración con dos cláusulas. Si exageras, te va a salir el tiro por la culata. El punto es que te tenga en mente y que te recuerde cuando necesite tus servicios.

Di que sí

Una poeta que conocí resultó tener un puesto importante en una editorial. Un día me envió un correo para preguntarme si conocía a alguien que quisiera hacer prácticas profesionales en su empresa porque todos los candidatos que entrevistó eran muy raros. Pensé: "A la mierda, ¿por qué no?" (la mejor forma de pensar) y le pregunté si yo podía tomar el puesto. El salario era mínimo pero al menos pagaban algo y me ayudó a definir todo lo que no quería de la ciudad, las cosas no quería publicar y la clase de vida no quería tener. Además, se ve muy bien en mi CV, si es que sirve de algo. Todos los trabajos que me han gustado, en los que trabajaba 40 horas a la semana, los encontré por conocer a la persona indicada y por ser la persona indicada, no por haber ido a la mejor escuela.

No mientas

Si te preguntan a qué universidad fuiste, sé honesto. Si nunca fuiste, dilo. Si te saliste, dilo. Lo que importa es que llegaste al mismo lugar en el mismo momento, sólo que no gastaste tanto dinero ni perdiste tanto tiempo. Llegaste hasta aquí por tus excelentes hábitos de "estudio" y lo estás haciendo muy bien.

Y si nada funciona

Aprende a hacer apps o algo así.

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