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Música

"Me llené la mano de mierda": Testimonios de las peores experiencias en un Sanirent

Busqué los peores testimonios dentro de esos pequeños infiernos de plástico.

En los festivales y conciertos todo es risa y diversión hasta que te dan ganas de ir al baño. Primero hay que apretar duro las piernas, para que el chorro de pipí no se te salga a la mitad de la fila kilométrica de personas que esperan ansiosas igual que tú. Una vez dentro, tienes que encontrar el equilibrio en tu peda para no salir con la mitad del cuerpo embarrada de mierda.

En una ocasión, después de esperar más de 20 minutos para entrar al baño y con la pipí casi afuera, me bajé el pantalón a las carreras y por lo mismo perdí el equilibrio, y caí sobre uno de los laterales de la taza. Mi pantalón quedó empapado con lo que había a los lados y evidentemente como metí las manos también me las embarré de meados. Pero la cosa no terminó ahí: había un vaso en el piso que me imagino contenía más meados, y me mojó los zapatos. Salí más bañada que en una lluvia dorada.

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Hasta la fecha sueño con que estoy dentro de un Sanirent y el contenido de la taza sale disparado como tsunami sobre mí. Por eso me la paso consolándome con la idea de que hay muchos más como yo que han sufrido el trauma de convivir con desechos humanos de manera no grata. Pero matar mi curiosidad y tratar de aminorar ese acontecimiento tan desagradable, en esta edición del Corona Capital me decidí a buscar los peores testimonios dentro de esos pequeños infiernos de plástico. Aquí abajo algunos de los más traumáticos:

Foto por Feli Gutiérres

"Mi peor experiencia en un Sanirent definitivamente fue cuando fui al Ceremonia con mucha cruda. Para mi desgracia, el alcohol provoca que se me afloje el mastique de manera excesiva. Voy muchísimo al baño en la cruda. Las primeras idas al baño en el festival las sobreviví porque llevaba papel de baño, pero el problema fue cuando se acabó… Cuando me volvieron a dar ganas ya era de noche, no tenía más que una servilleta y, justo antes de entrar en acción, vi que había una chamarra obstruyendo el paso. Al momento de hacerla a un lado me di cuenta que estaba mojada y olía a mierda. Pobres de las personas que después de eso me dieron la mano. Y también del bato que dejó su chamarra, espero no haya regresado a buscarla".

—Marco, 24 años

"Tenía como ocho años y no me acuerdo a qué concierto fui, pero me quedé encerrada adentro del baño. Me acuerdo que mi mamá tuvo que hablarles a los de seguridad para que me sacaran. Sentí horrible, pensé que nunca me iban a sacar y olía asqueroso. Estuve adentro de ahí como una hora y media".

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— Majo, 18 años

"El año pasado en el Corona Capital estábamos unas amigas y yo sentadas y llegaron unos chavos, mucho más grandes que nosotras, y nos rodearon y no paraban de decirnos que nos fuéramos con ellos al baño. Lo peor es que cuando corrimos empezaron a seguirnos…. Eran como ocho tipos de 30. Estuvo horrible".

— Bárbara, 18 años 

"Lo peor que me ha pasado es que una vez entré a un Sanirent y estaba atascado de pañales bastante usados. Yo le calculo que eran más de diez, todos derramados. Eran tantos que se salían de la taza. Decidí salirme de ahí y avisarle a uno de los encargados, pero sin inmutarse mucho dijeron como "Ah, sí, ese no sirve". Me imagino que además de mí, más de uno se llevó una sorpresa".

—Juan Carlos, 20 años

"A mí me bajó por primera vez en un Sanirent; estuvo horrible porque no había luz. Yo no sabía qué onda: estaba muy chica (14 años) y no podía ver si lo que me estaba pasando era verdad o no. Me asusté. Luego no había papel, no tenía toallas y nadie me podía echar la mano porque obvio en el Sanirent de a un lado tampoco tenían papel".

—Eugenia, 19 años

Foto por Feli Gutiérres

"En el Corona Capital de hace dos años ya era de noche y me dieron ganas de ir al baño. Cuando por fin pude entrar me dí cuenta de que estaba asquerosísimo. Así que decidí subirme y agarrarme de la parte de arriba del baño para no perder el equilibrio, mientras a la vez me tapaba la nariz para no vomitar. Cuando creí que había terminado de hacer, entre la peda y mi plena concentración para no caerme, bajé la mano para limpiarme y me di cuenta que aún no había terminado. Me mojé toda la sudadera. Estuvo asqueroso".

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—Maria, 24 años 

"El problema de los Sanirents es que tienen muy poco espacio, y cuando eres hombre y haces pipí, por lo general te salpicas de lo que ya hay en la taza. A mí lo más asqueroso que me ha pasado es que una vez traía short y pues terminé todo salpicado".

— Juan Pablo, 24 años

"Este fin de semana es la primera vez que uso un Sanirent. Nunca había entrado y me dolía la panza. Tenía mis Kleenex y todo… La cosa es que fui al baño, intentó soltar la llave, y por primera vez me di cuenta que los desechos no se van, ¡se quedan ahí! Eran como las tres de la tarde y los baños aún no estaban tan sucios, pero me imagino cómo quedaron a las 10 de la noche. Aún así voy a volver a entrar a uno por necesidad".

—Paola, 20 años