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Música

De 'Gary' a 'Molly': la feminización del éxtasis en la cultura popular

Un recorrido histórico por la cultura del éxtasis, y los cambios sociales y de género que ha tenido a través de los años.

Las drogas y el arte tienen mucho en común. Ambas se consumen, las dos tienen un papel importante en definir la cultura joven, y dan mucho de qué hablar por grupos de gente que saben muy poco o nada sobre ambos temas.

Este artículo va a enfocarse en una droga en particular. La droga que, para bien o para mal, ha ido empoderando la cultura rave y la música dance desde 1980. Éxtasis. No vamos a hablar de la droga en sí, no de la gente que la toma. En vez de eso, esta es una mirada sobre cómo el éxtasis ha sido entendido en el imaginario popular, y cómo gradualmente ha pasado de ser una droga concebida fuerte para "machos", a ser una droga "cursi" y para mujeres.

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Es muy importante aclarar, antes de proceder, que los términos de masculinidad y feminidad son muy relativos, y esta relatividad es mucho mayor en la cultura de música dance. El hecho de que este artículo se refiera a un montón de tipos en camisilla abrazados unos a otros como algo masculino, debería ser un indicador de que estamos frente a una cultura que tiene un historial en redefinir los límites de género y sexualidad.

Screengrab via YouTube.

En esencia, las dinámicas de género en esa época se relacionan con cómo concebimos esta droga actualmente. Citando a Angela McRobbie en su ensayo "Shut Up and Dance": en los raves puede haber toda una serie de tensiones sociales (incluyendo tensiones de género o sexuales) que son manifiesto en la estética de la danza, la música, y las drogas, que son lo que caracterizan el fenómeno"

El primer encuentro que ese imaginario público tuvo con el éxtasis fue el segundo verano del amor. Fue un periodo entre 1988 y 1989 donde una explosión de MDMA estalló en todas las fiestas generó un aire de juventud y titulares llenos de miedo en los medios. Era una época de camisetas psicodélicas desteñidas y caritas felices, Madchester y The Hacienda, Danny Rampling y Paul Oakenfold.

La masculinidad se vio visiblemente afectada por la llegada del éxtasis. Hay historias, luego de su llegada a Inglaterra, de disminuciones considerables en la violencia, y hay quienes incluso afirman que la droga alivianó las tensiones en las tribunas de los estadios de fútbol. Así lo afirma el libro "No One Likes Us, We Don't Care", de Andrew Wood, que recoge los testimonios de algunos de los hooligans más auto proclamados, "ya no se trataba de puños y patadas sino de abrazos y amor" afirman, admitiendo también que "el verano del amor le había puesto un pare a la violencia en el fútbol".

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A pesar de estos hechos, no podemos desligarnos del hecho de que el impacto cultural del éxtasis, al menos al inicio, estaba tipificado por los hombres. Un ejemplo de esto es "Gary", el cual fue uno de los términos con el que empezaron a llamar el éxtasis, por uno de los primeros defensores que hubo de esta droga en Liverpool, Gary Ablett. Inlcuso el nombre hacía alusión a un hombre. El verano del amor quizá volvía las cosas un poco más suaves entre los hombres, pero la fiesta seguía sucediendo en sus términos.

Picture via Wikipedia.

Lo mismo sucedía con el movimiento musical en Manchester. A pesar de esa sensación de amor y energía que había en el aire, el panorama seguía siendo bien masculino. Desde las bandas hasta los DJs, pasando por los promotores, los escritores y todas las figuras que definieron las primeras respuestas culturales del éxtasis, todos eran hombres. Sin embargo, las mujeres también estaban presentes pero tendían a ser figuras lejanas: diseñadoras de moda ocasionales, novias de la alta sociedad o coristas, siempre estaban relegadas a un segundo plano. Citando a Milestone y a Meyer con su texto "Gender and Popular Culture", "si tomamos el caso de 'Madchester', podemos observar de manera clara patrones de género (liderados por los hombres) en la formación de esta nueva cultura bohemia".

¿Pero qué tiene todo esto que ver con la manera en la que la sociedad estaba entendiendo el éxtasis? Este era un periodo donde el consumo de drogas estaba ligado explícitamente a los artistas. A diferencia de hoy, cuando casi todos los productores de música electrónica están enterados de que su música va a ser el soundtrack para el estallido de la pepa de muchos, y cuando muchos otros, por releaciones comerciales, se alejan públicamente del uso de drogas, en la época de "Madchester", las drogas dueron introducidas en la vida nocturna y musical de una manera muy explícita. El acid house y sus derivados eran sonidos que en ese entonces estaban alimentando las fiestas de igual forma que la droga. Partiendo de esto, artistas como The Stone Roses y Happy Mondays, se volvieron la cara de esta nueva cultura de fiesta y por ende, la cara de esta nueva droga.

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Así se recuerda el éxtasis de finales de los ochenta y principios de los noventa. Así fueran grabaciones de VHS con la imagen granulada de fiestas ilegales, o las imaginaciones ficticias de películas como 24 Hour Party People, la experiencia visual de esta droga también estaba centrada en los hombres. Los raves eran, citando de nuevo a McRobbie, expresiones de "masculinidad de clase media sudorosa, sin camisa, bailando en un hangar gigante, todos en masa". Cabezas rapadas, camisetas de fútbol, promiscuidad y comportamientos arrogantes hacían parte de la caracterización de esta droga, pues a pesar de que habían encontrado su lado más suave con el éxtasis, los hombres seguían siendo "machitos". De esta forma, el éxtasis jugó un papel importante en el imaginario cultural, asociado en parte con características femeninas de afectividad, suavidad y amor, y por otra parte incrustado en una cultura que visual y sonoramente le pertenecía a los hombres.

Screengrab via YouTube.

Ahora, si nos movemos a una época más actual donde sigue existiendo el éxtasis, o el MDMA, el imaginario cultural sigue existiendo, pero de una manera diferente. Primero veamos brevemente la etimología del término "Molly", uno de los apodos para esta droga a nivel internacional. A pesar de que el apodo ahora evoca el nombre de una niña delicada, los orígenes de este obedecen más a términos científicos, siendo Molly una abreviación en inglés de la palabra molécula, en específico una molécula de MDMA, que es el estado más puro de esta droga. Sin embargo, el nombre se ha extendido a todas sus formas: desde pastillas hasta los cristales machacados más transparentes.

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Junto con el cambio de nombre, de Gary a Molly, también ha sucedido un cambio en la cara del conocido raver. Las cabezas rapadas y las camisetas anchas de fútbol que se veían a finales de los ochenta han cambiado gradualmente a volverse ombligueras y chupetas. Incluso los hombres ravers han sido feminizados hasta cierto punto, ahora con sus músculos, sus camisetas cada vez más cortas y su gel en el pelo. Ahora el raver se ve más como Zac Efron en We are your friends que Danny Dier en la película Human Traffic.

Screengrab via YouTube.

Hay una multitud de influencias que nos han llevado a esto. El crecimiento de la cultura PLUR (las siglas en inglés para el lema paz, amor, unidad y respeto) y los kandi kids, migraron de bailar dos días seguidos en oscuras bodegas industriales, a pasar un fin de semana en festivales al aire libre consumiendo éxtasis, que al parecer es la droga que más se consume actualmente en este tipo de eventos (por ejemplo el uso de éxtasis aumentó en un 84% en Inglaterra este año). Todo esto ha contribuido a que ese aspecto rudo del éxtasis se haya desdibujado, dándole espacio a una presencia mucho más suave y femenina, ahora que estamos viviendo una re popularización de esta droga a nivel mundial.

La entrada del Molly a la cultura hip hop, ha sido uno de los hechos que ha generado esta repopularización. Los raperos se la llevan con el éxtasis desde los tiempos de Tupac, pero esta droga ha tomado dentro de su cultura un nuevo significado, pues dejó de ser un simple punto de referencia, y ahora la nueva escuela del hip hop ha adoptado el éxtasis como una herramienta narrativa, y un elemento cultural clave en estos momentos entre ellos. El MDMA hace presencia en letras de artistas como Lil Wayne, Mac Miller, 2 Chainz, Danny Brown y Makonnen, entre otros.

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Screengrab via YouTube.

Y con esta proliferación en el uso de la droga, ha llegado la figura del rapero introspectivo. Kanye West y Drake, por ejemplo, son figuras que han vuelto el género algo mucho más suave, melódico y un terreno mucho más femenino, influenciando a los integrantes de esta cultura a hacer lo mismo. De esta manera, el aspecto masculino del éxtasis está quedando atrás, y ahora los chicos cool de Madchester están siendo reemplazados por hombres introspectivos o en permanente conflicto.

Sin embargo esto solo captura un lado de la feminización del éxtasis. Otra parte de la interacción de la droga con la cultura hip hop ha sido su creciente uso para propasarse con las mujeres, tal como lo cantó Rick Ross: "put all Molly in her champagne, she ain't even know it, I took her home and I enjoyed that, she ain't even know it". Este pedazo de la letra, aparte de generar controversia, muestra una tendencia de utilizar el éxtasis para lograr la vulnerabilidad de las mujeres. Otro ejemplo es la letra de Kanye West en la canción "Blood on the Leaves", donde rapea en inglés "Let's take it back to the first party, where you tried your first Molly, and came out of your body…running naked down the lobby, and you was screaming that you loved me". Esta escena confirma de nuevo un nuevo personaje emergente en la historia del éxtasis: la típica mujer joven que lo toma por primera vez, una chica fiestera que durante esa noche se sale de sí misma.

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Desafortunadamente esta encarnación del MDMA de la que hablan las canciones es real. Y desafortunadamente también, los casos de las muertes registradas a causa del MDMA en países como Estados Unidos e Inglaterra han sido de mujeres jóvenes. Mientras queda pendiente una conversación respecto a la reducción de riesgos a la hora del consumo de sustancias, Tayla Woodward, Chloe Wilkes, Martha Fernback, y Brittany Flannigan se han vuelto el rostro de una oleada de pánico alimentada por los medios, y con una respuesta paranoica por parte de los padres. Ahora, cada vez que se habla sobre éxtasis en medios como Time Magazine, The New York Times, The Guardian y BBC, la discusión parece estar acompañada de las caras de mujeres jóvenes, creando un constructo social que enlaza a las adolescentes con el MDMA.

Uno de los factores que ha ayudado a que este enlace se afiance es el papel que ha tenido el EDM. Es importante aclarar que a pesar de que hablar de la feminización del éxtasis, esto no significa que la cultura rave esté siendo entendida de una manera más igualitaria, ni mucho menos, a pesar de que la mujer está teniendo un rol cada vez más central.

Screen grab via YouTube.

Desde un mix de tropical house hasta un video de David Guetta, e incluso los flyers para una fiesta, el cuerpo de la mujer, en todo su esplendor, se ha vuelto objeto dentro de la estética de la música dance. Mientras esto sucede, el EDM penetra cada vez más en lo mainstream. Los Djs ahora encabezan las listas de los festivales como artistas principales, generando a su paso videos de niñas montadas en hombros en medio del público, con su típica corona de flores, con las manos arriba, esperando el drop de la canción.

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Quizá el desenlace de todo esto sea el desapego de la figura masculina en la cultura del éxtasis. Mientras en los años anteriores los integrantes de los Happy Mondays se la pasaban en éxtasis como la mayoría de personas que escuchaban su música, las estrellas del EDM se mantienen a una distancia estratosférica de su público, al cual ven desde el booth durante sus sets. Lo mencionado anteriormente es entendido en el libro de Ilana Mountian, Cultural Ecstaasies, como un "síntoma cultural de mujer moderna", donde "los hombres producen la música rave en casa", pero las mujeres son las insiders. La relación del éxtasis con la cultura popular sigue siendo sonoramente ambientada por los hombres, solo que ahora ellos no parecen ser el rostro del fenómeno social.

Photo via Wikipedia.

Puede que lo expuesto anteriormente se vea como conexiones al azar, o que sea física mierda, pero estos links, y estos códigos culturales se encuentran cimentados en la base de nuestra interacción actual. Un elemento cultural tan ubicuo como lo es el consumo de drogas va a ser remodelado una y otra vez en el imaginario de la gente, sobre todo de la gente que no tiene nada que ver con el tema. Y esta es la historia del éxtasis, una droga con una historia que ha pasado de ser el refrigerio favorito de los tipos en las fiestas, a ser la hermanita menor de la ketamina, debido a los últimos acontecimientos.

Esta evolución refleja lo que le ha pasado a la música dance en el mundo mainstream, un ambiente que cambió de ser una zona de confort y amor entre hombres, a ser una industria dominada por hombres que amenaza a las mujeres e incluso las pone en peligro. Ya existe trabajo académico que reconoce que la cultura rave ha causado una "feminización general de la juventud", como lo afirma Maria Pini en su trabajo acerca de la temprana escena rave de Gran Bretaña. Esta feminización es evidente, y es más regresiva de lo que nos gustaría pensar. En vez de ser un recorrido donde los hombres han cedido a su dominación, se ha creado una historia donde la mujer ha tenido un papel cada vez más central, pero siendo un objeto.

Con Gary, nos imaginamos un tipo calvo con los ojos brotados sudando su camiseta de fútbol; con Molly, cambiamos el personaje por una adolescente con ombliguera y corona de flores, desmayándose de emoción por Avicii. Sea cuál sea la manera en que lo veamos, es muy cierto que el éxtasis se ve diferente de cómo se veía en sus primeros días. Lo cual es un poco estúpido, teniendo en cuenta que lo importante es lo que tiene la pastilla.

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