Tras la guerra civil española, el bando sublevado practicó una represión silenciada hasta mucho después de entrada la democracia. La apertura de las fosas, y la identificación de los restos humanos en ellas encontrados, constata un proceso de mentira y ocultamiento oficial de lo que fue una persecución sistemática y exterminio de civiles por causa de su ideología, en zonas que no entraron en conflicto, o una vez acabado este.
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El 18 de julio de 1936 se inicia el golpe de estado contra el gobierno democrático de la Segunda República Española. En Mallorca el movimiento fascista se hace con el poder en pocos días. Da comienzo entonces una campaña de represión a militantes de izquierda, llevada a cabo por fuerzas del orden leales a los sublevados y falangistas, siendo estos últimos los encargados de los asesinatos selectivos en la clandestinidad. Los que no son ejecutados directamente, son encarcelados. Algunos son condenados a muerte y otros permanecen años en prisión. En las cárceles se realizan "sacas", extracciones selectivas y sistemáticas de presos para su posterior asesinato y enterramiento en fosas sin registro.
"A mi tío, maestro y miembro del partido socialista, los fusilaron con 23 años. Mi padre, también maestro señalado en la lista de "sacas", se salvó porque mi abuelo cedió a la extorsión y pagó mucho dinero. Pero siguió preso y luego lo condenaron a muerte. Mi abuela murió de un infarto, como madre no lo soportó. Durante un año esperó a ser fusilado, pero no lo hicieron y en el 42 lo trasladaron a Las Palmas de Gran Canaria. A los maestros les hacían tres juicios: depuración de maestro, responsabilidades civiles y consejo de guerra. Mis padres se conocieron porque mi madre iba a llevar comida a su hermano a la cárcel, y yo soy el producto de un amor…", cuenta Antonia Mercadal Serra, familiar de represaliados por la dictadura.
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La Memoria Histórica
En las Islas Baleares, donde todavía existen unas 2.000 personas desaparecidas en 60 fosas, comenzaron el pasado 2 de noviembre los trabajos de excavación de la fosa de Porreres, una de las más simbólicas de la isla de Mallorca por tener víctimas de distintos municipios. Gracias a la labor de la asociación Memòria de Mallorca, y con la financiación de la ley autonómica de fosas, la Sociedad de Ciencias Aranzadi acometió las tareas, dirigidas por el prestigioso antropólogo forense Francisco Etxeberria y la osteoarqueóloga Lourdes Herrasti, que afirma que "los muertos saben esperar, y estos muertos saben la verdad"
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Con un equipo formado por antropólogos, historiadores, arqueólogos y forenses, se procedió a comenzar las excavaciones basándose en investigaciones y en los testimonios orales. Esta es la segunda fosa que se abre en Mallorca, y ha tenido amplia repercusión en medios nacionales, e internacionales como el New York Times, la BBC, The Telegraph, o el Daily Mail.Cerca de 120 víctimas de la represión franquista fueron soterradas en el cementerio de Porreres. En este caso concreto, los trabajos de localización de las fosas clandestinas implicaban la dificultad añadida de que éstas se hicieron en la fosa común (enterramientos de personas sin recursos), con la interferencia de enterramientos cristianos realizados antes o después.
Fosas en la fosa común
Desde un comienzo se detectaron pautas de enterramiento anómalas: tierras mezcladas con huesos rotos, cortes en el terreno a mayores profundidades y huesos seccionados, producto de excavar sobre enterramientos existentes, que indicaban la posibilidad de fosas clandestinas. Según avanzó la retirada de tierras, la posición de los cuerpos (superpuestos, boca abajo, brazos torcidos) indicaban que no se trataba de enterramientos cristianos (habitualmente ordenados, boca arriba, brazos sobre el tronco).
Y las evidencias que terminaron por determinar que se trataba de víctimas de violencia, fueron los impactos redondeados en cráneos, y los proyectiles encontrados.'Los muertos saben esperar, y estos muertos saben la verdad' — Lourdes Herrasti, directora de la excavación
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El exterminio selectivo
Hay evidencias de ensañamiento. Uno de los cuerpos tenía 5 impactos de bala. Otra muestra son los cartuchos encontrados en fosa, que indicarían que algunas víctimas fueron ejecutadas directamente en la zanja.Los enterramientos clandestinos seguían una sistemática, las fosas aparecen alineadas en dos filas, son más anchas de lo habitual y de mayor profundidad. Al término de los trabajos se hallaron 55 cuerpos en 9 fosas, y se valora que bajo un mausoleo, por ahora no intervenido, puedan hallarse más pues interfiere con ambos alineamientos. El traslado de los nichos y la continuación de las excavaciones quedan condicionados a los procesos legales pertinentes.
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Objetos materiales
La identificación
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"Mi madre siempre nos contaba, mientras nos bañaba, a mi hermana y a mí, cosas de su padre. Sin rencor ni nada, pero no podías evitar ver, por cómo lo contaba, la pena que sentía: 'tu abuelo se llamaba Andreu París Martorell ¿Te acordarás? No le olvides, era muy buen hombre, y lo mataron en la guerra…' y nos decía 'y eso que él no fue a ninguna guerra'", recuerda Mª Antonia Oliver París, presidenta de la Asociación Memòria de Mallorca.En ocasiones hay indicios que permiten, junto con los datos aportados por las investigaciones, prever quiénes son las víctimas. Un número exacto de cuerpos en una fosa, coincidente con una salida de prisión, o los datos que se pueden determinar estudiando el esqueleto, como la estatura, el sexo o la edad."Todas las víctimas del mundo, todos los ciudadanos, tienen tres derechos, y escrito con letras mayúsculas, tienen derecho: a la VERDAD, a la JUSTICIA y a la REPARACIÓN. Lo que ocurre es que la ONU estableció que existía un cuarto derecho, especialmente para las zonas de conflicto, y es el derecho de NO REPETICIÓN. Por eso creo que las fosas, cuando se exponen, tienen, además del carácter reparatorio para las víctimas (o sus familiares), un fuerte carácter didáctico. Es muy importante que demos a conocer esta situación, es para toda la sociedad, y sobre todo para las generaciones más jóvenes que deben conocer lo que ocurrió, porque tiene, como hemos dicho un fuerte carácter pedagógico. Esto mismo es lo que está ocurriendo ahora en Siria o en Congo. Lo que vemos en la televisión ocurrió aquí y estas son las consecuencias de cualquier conflicto armado que en este momento esté activo en el mundo", concluye Lourdes Herrasti.