Kumbia Queers: “A nosotras no se nos mueve la cadera”

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Música

Kumbia Queers: “A nosotras no se nos mueve la cadera”

Charlamos con Patricia Pietrafesa y Juana Chang sobre la historia de su banda y sobre la música como espacio de rebeldía: Estas chicas aún tienen mucho que enseñarnos.

Las reinas del tropipunk son argentinas, rebeldes y un referente para la comunidad LGBTI Latinoamericana. Hacen bailar a la mujer, como a ellas les gusta ser llamadas a la fiesta en cuatro discos y conciertos sold out con lo mejor de la actitud punk del cono sur.

Hasta hace un año Ali Gua Gua, mexicana y miembro fundadora de la banda, se volvió a la tierra de los tacos al pastor para continuar sus proyectos, mientras las argentinas continuaron al sur reformulándose acompañadas ahora de una bebé, hija de dos de sus integrantes, junto con la cual han girado por Europa y Argentina. Esta vez, en su paso por Chile, tuvimos la oportunidad de conversar en el Centro Arte Alameda con Patricia Pietrafesa y Juana Chang, a la espera de que las otras chicas cruzasen la calle y las vallas papales.

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Si tú dices cumbia, yo digo queers

Noisey: ¿Cómo llegaron ponerse "Kumbia Queers"?
Patricia (Pat): Salió a raíz de la visita de Ali Gua Gua a Buenos Aires, en octubre del 2007. Ahí nos conocimos tres: yo, que toco el bajo, más Juana y Ali. Fue una atracción inmediata. Ali propuso hacer una banda de cumbia, cosa que para nosotras era una nada, no teníamos ni idea; jamás se nos habría ocurrido tocar cumbia porque tocábamos rock acústico y punk rock, en nuestro caso. Se le ocurrió a raíz de la banda mexicana Cumbia Kings, que le remitía a Kumbia Queens, pero como está a la vista que no somos ningunas Queens, a ella le calzó justo la idea de usar Kumbia Queers. Fue tan firme en su convicción de usar ese nombre que no hubo forma de decir que no.

Según leí, ustedes se conocieron en un encuentro de mujeres.
Pat: Nos encontramos en un festival que hacíamos con esta banda que formábamos la baterista, la guitarrista y yo, que se llama She Devils. Tocamos mucho tiempo y hacía años que desarrollábamos el Festival Belladona para mujeres rebeldes de distintas expresiones artísticas. Ahí nos conocimos y una magia se dió. Esa fue la última vez que hicimos el festival porque a partir de eso empezamos este proyecto. Ensayamos todo enero.  Tocamos una vez en febrero mientras grabábamos el primer disco y nos dijimos: "Bueno, chau. Nos vemos en julio en México". Podría haber sido una de las tantas veces que se dice: "Bueno, nos vemos en tal lado" y nunca se ven. Pero todas hicimos como pudimos, juntamos la plata y nos encontramos en julio en México y de ahí más. Eso fue el 2007, ya son casi diez años. Desde entonces no paramos nunca, ni de viajar, ni de tocar.

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¿Cómo han sentido la evolución de este experimento? ¿Dejó de ser un experimento?
Juana: Niii. Eh, digo. Por un lado, nos acercamos a la forma de tocar cumbia y nos dimos cuenta de que la cumbia era una forma mucho más rica de lo que pensábamos, porque conocimos que cada lugar de Latinoamérica tiene su forma de expresarla. También nos interesa mezclarla con otros ritmos como la electrónica, el rock o el punk, nos gusta ir alternándola; entonces de alguna manera seguimos experimentando. Por otro lado, ya tenemos una cultura de cumbia: en Chile hay un tipo de cosas, en Colombia otra, en México también otra. Hemos ido recolectando estilos (…) Para nosotras esto era un juego, pensábamos que estábamos grabando un disco como una postal de ese encuentro; la idea era hacer un show y presentarnos en vivo, algo de una sola vez. De hecho, cuando nos preguntan sobre planes a futuro nos quedamos mirando porque nunca tuvimos un plan a futuro. Bueno ché, ahora sabemos que en agosto del próximo año vamos a estar en Europa. Nada más.
Pat: Imagínate que para encontrarnos en México, habíamos comprado un boleto de lotería…. para ver si nos la ganábamos y podíamos ir, pero después cada una hizo lo suyo. Yo dejé mi trabajo, cada una lo dejó. Todas sentíamos que no había forma que decir que no. Dejamos de de hacer nuestra vida, nos fuimos sin saber cuando volvíamos, porque no teníamos plata para regresar. Todas entendimos que era importante estar ahí el primero de julio del 2007 y, de hecho, debutamos en el Zócalo. Estábamos sin ningún centavo, fuimos a tocar re-locas, conociéndonos, descontrolándonos. Yo nunca había tocado así; tenía un grupo de tres mujeres, pero en este caso éramos más y caímos en México. Tomamos mezcal y todo comenzó todo a transformarse de un montón de modos mágicos. Eso nos mantuvo unidas porque no teníamos con qué sostenernos mas que ir tocando y con lo que cobráramos para sobrevivir, cargando equipos pesadísimos que nos prestaban amigos, aprendiendo a tocar juntas. Fue una experiencia increíble.

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¿Por qué se identifican como Queers?
Juana: Creo que tiene que ver, un poco, con este de degenerar; de sacarle a la cosa un poco el género, de ir por la diversidad, con el ser como uno es.

¿Y no les parece que el pensamiento queer, al borrar un poco estos márgenes de los géneros -de degenerar- pasa por alto asuntos de primer orden para las mujeres, en específico, como por ejemplo la violencia contra la mujer?
Pat: Sí, claro. Nosotras no somos teóricas feministas, no. Pero si entendemos el feminismo como querer detener un montón de cuestiones de la violencia hacia las personas que no son identificadas como varones -no solamente las mujeres- sino todo tipo de personas que no son identificadas como hombres. Y todos los derechos y las cosas por las que tienen que seguir luchando las mujeres –y todas las personas que se identifican con otras formas que no son mujeres. Lo vemos como todas las personas quieren hacerse cargo de sus vidas y tener las mismas posibilidades para cada quién. Cada quién tiene el derecho de ser quien quiera ser y de hacer lo que pueda; a veces no llegamos a ser lo que queremos. Pero bueno, como te digo, nosotras no pensamos el nombre desde la teoría queer ni quisimos apropiarnos de eso…
Juana: Al ser un grupo de cumbia, digo, para mi es muy interesante el nombre porque digamos que está etiquetando por un lado con el coso de la cumbia, pero desetiquetando en el asunto de lo queer. Esa es una de las lecturas que yo le hago al nombre. Porque además fuimos dándonos cuenta que la cumbia es como el rock and roll, cada uno lo expresa como lo expresa. Y nosotras tenemos una forma muy particular de hacer cumbia, digamos.

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Foto: Nicole Ibarra

¿Cual es la forma particular que tiene Kumbia Queers?
Juana: Y… bastante punk. Nosotros le decimos tropipunk porque la verdad que se nos sale de adentro. Es otra la cadencia. Y está perfecto que nos salga así. Parece además que un montón de gente lo disfruta. Tiene que ver con lo que nos sale de adentro, de historias más rockeras y de nuestra forma de expresión. Tiene más que ver con una pisada que con un bailecito de caderas: a nosotras no se nos mueve tanto la cadera. Somos más de marcar del tiempo con la pata a lo bruto o la cabeza. Venimos de ahí y se nos nota.

En ese sentido ¿cómo ha sido la recepción en el ambiente de la cumbia?
Juana: Genial. Los músicos se quedan muy sorprendidos por nuestra actitud escénica, por nuestra manera de tocar, con una combinación de ritmos. Se generó una cuestión muy linda, de mucho interés en el grupo, de recibirnos, de abrazarnos de decirnos qué interesante esto, como toca acá y hasta de enseñarnos cosas. Muchos se nos confiesan con nosotros "Yo antes tocaba punk rock. Yo tocaba heavy metal", no sé con los Pibes Chorros nos pasó.

¿Consideran que en la escena de la cumbia villera marcan un hito?
Juana: Sí, porque a donde fuimos a tocar hace 10 años, hoy volvemos y hay un montón de grupos haciendo esa música y nos dicen "las vimos tocar y armamos nuestro grupo". Eso nos sucede un montón y está buenísimo (…) Nosotras no tuvimos esos referentes, porque en realidad nosotras no escuchábamos cumbia, salvo Ali e Inés. Ali llegó con la cumbia sonidera de México que -para nosotras- era una novedad total, era otro ritmo, ritmos más rebajados, la voz distorsionada. Un estilo que no conocíamos y que nos maravilló. Pero a Inés le gustaba. Para mi la cumbia villera era insoportable, no la podía pasar por las letras.
Pat: Fue un trabajo de derribar nuestros prejuicios también…
Juana: Sí, eso fue: derribar los prejuicios. Cuando uno se va metiendo y conociendo más, se da cuenta que no todas las canciones tiene que ver con que muevas el culo, ni que puta que sos. Sino que también marcaban otras realidades mucho más marginales, importantes: historias de prisión, historias de robar para comer, historias de todo eso que tenía que ver con algo que no estaba representado en este momento y era muy fuerte. Eso fue en el 2001, año en donde todo eso tuvo una explosión y se hizo una voz muy potente.

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Es decir que esos prejuicios eran musicales pero también temáticos…
Juana: Si, sobretodo temáticos.
Pat: Yo personalmente, no podía romper con eso y ponerme a bailar o dejarme seducir por una música que decía cosas con las que no compartía, eso me creaba una barrera. Fuimos derribando un montón de cosas. También en formas de actuar en las que yo era muy estricta, entonces con una mentalidad así jamás podríamos habernos movido mas allá de Argentina o Brasil, porque nada nos parecía bien, todo era criticable. En cambio, nos permitimos ir derribando un montón de prejuicios que nos fueron llevando más lejos (…) Particularmente Juana, un día me dijo: "¿Por qué en vez de decir a todo que no, empezás a decir que sí?". Eso fue para ponerme una malla para un video… No me cabía la idea. Entonces pensé ¿Por qué digo a todo no? Vamos a empezar a decir a todo que sí y para otras cuestiones. En mi caso, esa fue una puerta gigante y creo todas juntas fuimos atravesándolo porque fuimos conociendo gente alucinante, lugares alucinantes. Otra cosa que nos sedujo mucho fue la energía que se generaba en vivo, porque si bien me encanta la energía punk y protesta y todo, cuando empezamos a tocar, la gente se reía y bailaba; para mi fue increíble. Eso fue lo primero que me capto. De ahí en más era una droga.

Kumbia nena

¿Puede ser la cumbia un espacio de rebeldía?
Juana: Y, nosotras nos dimos cuenta de eso cuando vimos que no había mucha mujer ejecutante de cumbia. La mujer es cantante o corista o bailarina… o es el tema. Para nosotras la idea era de hablarle a la mujer siendo mujeres: hablarle a la mujer como nos gustaría que nos hablaran a nosotras. Eso se planteó desde el primer disco. En la cumbia pasa eso: es muy raro ver a una mujer tocar. Eso también impresionó a los cumbieros, vernos tocar y que sabíamos lo que estábamos haciendo, se notaba que teníamos escenario anteriormente, se notaba que no estábamos en nada. Estábamos jugando, pero jugando enserio (…) A los primeros recitales siempre iban nuestros amigos que eran muy rockeros y eran a los que más miedo les teníamos.
Pat: Hasta nos han dejado de hablar…
Juana: Desde que empezó este grupo, el público es desde viejitas hasta bebés, pasando por todo el universo queer, universitario, digo no sé. Hay mucho de nuestro público que es viajero y por ahí te lo encontrás en Valparaíso y un año después te la encontrás en Ámsterdam. Eso nos pasa mucho (…) En vivo el grupo siempre explota y termina enamorando. De alguna manera tenemos el poder de generar algo muy inclusivo y festivo. Hemos tocado en la Quinta Normal en el Salón de la Tercera Edad y hemos tocado en el geriátrico, en cárceles, en colegios, digo, en súper festivales…

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¿Es importante pensar en el lugar donde están tocando?
Pat: Sí, pero lamentablemente todos los lugares tienen contra. Mirá, nos fijamos en todo, pero a veces no podemos llegar a saber todo, sobretodo en lugares que no son cercanos y te enterás llegando que en este lugar ha habido homofobia, hay violencia de la seguridad, en fin. Discutimos entre nosotras a los lugares donde vamos, a los que no y por qué. Un día pensás: a este lugar no iría nunca porque es parte del municipio de tal ciudad, o también iría a esta ciudad es tan rígida que estaría bueno que en la plaza de la ciudad tocara, metieras bulla. Hay que evaluar muchas cosas.

Foto: Nicole Ibarra

¿Cuál, dirían ustedes, es el rol que cumplen en la cumbia?
Juana: Y, simbólicamente, el hecho de ser ya cinco mujeres haciendo música, haciendo cumbia, tocando y viajando hace 10 años. Combatimos ese estereotipo que habla de que las mujeres juntas lo único que pueden hacer es pelearse. En visibilizar, también, un montón de cosas que tenemos la suerte de ver, porque tenemos la suerte de entrar a cárceles y ver situaciones. Por ahí, un día somos las reinas de Suecia, también. Tenemos un montón de posibilidades de ver distintas realidades y hoy también sentimos la responsabilidad de transmitir eso; sin sentir que por eso tenemos un rol fundamental. Pero de alguna manera hay una serie de desajustes en el mundo que si uno puede ir y decir algo, me parece que está bueno. No podemos hacernos las estúpidas de no ir contando lo que vemos.
Pat: No paramos de viajar y en todo tipo de condiciones. Por ahí tenés un mega festival en la Republica Checa en un hotel cinco estrellas y, al otro día, vamos a una okupa en Polonia donde las personas son atacadas por homofobia. Al otro día estás en Tilcara, en Salta, en Argentina donde te cuentan que a una chica la queman viva. Por eso sentimos la responsabilidad de transmitir todas estas cosas. Además muchas veces vemos como otras personas nos toman como alguien a quién comunicarles y se sienten escuchadas; ese es un rol de mucha responsabilidad.
Juana: En Argentina, en Chile y en México y en todos lados, estamos mas o menos en una situación bastante parecida. Hay una escalada de violencia hacia las mujeres muy-muy importante. Y también hay algo que las mujeres teníamos bastante normalizado, pequeños abusos cotidianos ante los que hoy estamos mucho más alertas y mucho mas enterándonos que eso que nos había pasado -y que no le habíamos contado a nadie, porque nos daba vergüenza- le pasó a otro montón de mujeres. Digo, hay algo que está sucediendo de los dos lados, desde el machismo y desde el feminismo, muy fuerte.
Pat: Hay una escalada del género en el sentido de la violencia de género. Hombres contra personas distintas, no solamente mujeres, y que -al acrecentarse las manifestaciones y la conciencia- crece un poco también esa violencia. En Argentina, este año, las manifestaciones fueron re-contra-multitudinarias, a full. El Encuentro Nacional de Mujeres fue increíble. También estuvimos tocando ahí y te das cuenta que en un momento sentía que la fuerza del movimiento de mujeres y de otro tipo de corporalidades estaba siendo tan fuerte, que era más fuerte que la oposición, porque las causas que unen a todas estas personas son muy básicas: "no nos maten". Luego se van a comenzar a ver las diferencias, pero es un momento muy poderoso.
Juana: En México están las chicas de Juárez. Es una cuestión que de todos. Ándate a Irak, a Medio Oriente a ver qué derecho no tienen las mujeres, el homosexual. Digo, hay una cosa como muy brava de lo que está pasando, en Latinoamérica pero también en el mundo general.

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Foto: Nicole Ibarra

En ese sentido, para ustedes la música sí está asociada con lo político.
Pat: Sí, está asociado a todos nuestros actos y nuestra forma de adaptarlo no solamente en la música. Nosotras nos llevamos bien, pasamos un montonzo de tiempo juntas. Somos una cooperativa. Formamos cooperativas donde vemos, creemos y tenemos proyectos. Cambiamos nuestras vidas (…) Me parece súper importante decir que nosotras cinco tenemos un rango de edad que va entre 30 y 53 años. Todas tenemos diferencias, todas no pensamos lo mismo, ni somos iguales, ni mucho menos. Pero es muy fuerte, por eso rescato el conciliar. El cómo personas que piensan distinto se pueden llevar bien y convivir.

Pensando en eso mismo ¿Cómo ha sido la experiencia de esta maternidad que vienen con una bebé?
Pat: Ay, está buenísimo. Estamos todas tías. No, es divino viajar con una persona más. Aparte está viajando ya desde… hicimos toda la gira de Europa del año anterior, con Pilar de 7 meses, imagínate un mes entero así. No hemos tenido que hacer casi ningún cambio, sólo dejamos de tocar dos meses nada más. Aparte es hermoso tenerla de viaje. Qué divino.

Cómo ven este giro conservador que están teniendo los discursos, pero también lo que acaba de suceder en EEUU con Trump, en Argentina tienen a Macri…
Juana: Primero, con un poco de, no te digo miedo, pero se ve muy raro porque antes eso se hacia por imposición. Las últimas veces que pasó eso, una cosa tan de derecha, fue mas impuesta, mas totalitaria, digamos o militar. Pero ahora la gente esté eligiendo eso, es un poco alarmante. De alguna manera se te paran todos los pelos y las antenas porque es lo que está verdaderamente eligiendo a la gente ¿Será por falta de información o será porque verdaderamente los votantes quieren las medidas que proponen los candidatos? Yo tampoco lo puedo saber porque estoy justamente muy del otro lado. Pero si se ve algo la verdad es bastante desolador y triste. Para mi es una cuestión de responsabilidad también hoy marcar y visibilizar determinadas cosas y no ceder derechos. Es importante que nosotros estemos conscientes, salgamos a la calle, protestemos, hagamos fuerza ciudadana para que no avasallen nuestros derechos; porque lo primero que van a hacer es un recorte de derechos y eso es lo que mas me entristece: que la gente haya elegido -sin darse cuenta- que los que se van a quedar sin derechos, en definitiva, son ellos.

¿Como llegó a aparecer este track que es Kumbia Queer vs Die Antwoord?
Juana: Los Die Antwoord pusieron una acapella en su página para que la gente lo bajara, lo descargara e hiciera con eso lo que quisiera. Y nosotros lo bajamos e hicimos con eso lo que quisimos y nada, nos parece que le pusimos otra onda. Fue idea de Inés, la baterista que es también la que nos graba los discos y también la productora.

¿Han tenido de ellos aun tipo de feedback?
Juana: No, jajaja.
Pat: No, pero cuando venía Die Antwoord a Argentina, vi que varias personas que le habían posteado el videíto.

¿Hasta que punto consideran que el hacer cumbia desde el punk rock, es una apropiación o una reescritura de este sonido?
Juana: Mira, nosotros nos enteramos del asunto de la apropiación cultural en Berlín, hace muy poco. Para nosotros el asunto de la apropiación cultural, sinceramente, lo podríamos pensar mas filosóficamente, pero es algo como que no existe. O quizá seamos apropiadoras culturales, pero somos del continente americano, donde todos vinimos de todos lados y aportamos. Creemos que en la variedad está la diversión. No sé la macha a la parmesana, está buenísima, pero si a vos se te ocurre hacer la macha al roquefort también está buenísimo y que así cada uno pueda ir de alguna manera resignificando. A veces están re buenas algunas tradiciones y otras tradiciones son una porquería digamos.
Pat: Un caso distinto es un poser; uno que te das cuenta que solo está usando o haciendo algo por la imagen. Pero una cosa así es fácilmente detectable. Otra, es buscarle a alguien que realmente está influenciada o se siente compenetrada con determinada cultura o determinada manifestación cultural. Eso es otra cosa. Salta a la vista, por ejemplo, cuando una empresa está apropiándose culturalmente de una cosa para ponerla de moda.