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Sexo

Algunas personas nos cuentan a qué ETS les tienen miedo

“En los años 90, detrás de cada pene había una enfermedad siniestra que podía matarte, arruinar a tu familia y engendrar un musical sobrevalorado”.

Este post se publicó originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud.

"Súper gonorrea" podría ser una de las combinaciones de palabras más aterradoras del idioma, justo al lado de "tarántula come-aves" y "estratega en jefe de la Casa Blanca Steve Bannon".

Desafortunadamente, como Bannon y las arañas que comen pájaros, también es una realidad. El año pasado se reportó la aparición de cepas de gonorrea resistentes a antibióticos en Inglaterra, Japón y Canadá. Poco después, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) anunció el primer caso altamente resistente en Estados Unidos. Recientemente, la revista Scientific American advirtió que la gonorrea podría llegar a ser resistente a todos los antibióticos en un futuro no muy lejano, lo que la volvería totalmente incurable; y lo mismo sucede con la sífilis. Estamos en problemas.

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¿Pero son estas cepas súper potentes las enfermedades de transmisión sexual que las personas están más preocupadas por contraer? Teniendo en cuenta un informe reciente del CDC que dice que las tasas de ETS alcanzaron un máximo histórico en 2015, decidimos preguntarnos: ¿Cuál de estas enfermedades te preocupa más y por qué?

Roman González, 27, Stockton, California

Esto puede deberse a mis clases de educación sexual en la preparatoria, pero personalmente encuentro que la clamidia es la más espantosa. Es muy común, y la mayoría de las personas que la padecen no muestran ningún síntoma. El hecho de que pueda permanecer latente hasta que se transmite sexualmente es especialmente aterrador para mí. Hacerse exámenes es la única manera de detectar si la tienes, que en ese momento —en la escuela— no tenía intención de hacer. (Ni siquiera estaba cerca de ser sexualmente activo.)

Aunque nunca he estado en contacto ni he tenido alguna experiencia personal con esta enfermedad, siempre ha estado en mi mente. Afortunadamente, se cura fácilmente con antibióticos, pero el hecho de que cualquiera pueda tenerla y no saberlo es la principal fuente de mi miedo.

Noah Bogdonoff, 25, Providence, Rhode Island

Como educador sexual, me siento afortunado de saber dos cosas: Primero, que cada ETS puede manejarse con eficacia o curarse. Y segundo, que ese temor a las ETS hace que las personas tengan más probabilidades de mentir sobre su estado de salud y evitar hacerse pruebas, en lugar de hacer que las personas usen condones, practiquen la profilaxis pre exposición y mantengan conversaciones saludables con sus parejas. Eso no significa que las ETS no sean peligrosas para la vida o dolorosas, pero el truco es detectarlas temprano, tratarlas con eficacia y ser honesto con las personas a  que podrían haber quedado expuestas.

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Si tuviera que escoger la ETS más espantosa, sería el VIH, ya que mientras crecía me dijeron que como un hombre gay, estaba destinado a contraer SIDA y morir. Esa idea equivocada aún no ha sido completamente erradicada, y las personas que son VIH positivas a veces tienen problemas para encontrar compañeros románticos y sexuales debido al estigma; incluso si sus cargas virales son indetectables (lo que significa que no pueden transmitir la enfermedad).

Kenice Mobley, 31, Nueva York, Nueva York

Crecí en los años 90, donde detrás de cada pene había una enfermedad siniestra que podía matarte, arruinar a tu familia y engendrar un musical sobrevalorado. No me malinterpreten, que mis genitales se llenen de llagas dolorosas o que el cuello de mi útero se transforme en cáncer sería terrible. Sin duda. Pero vi Angels in America, y alguien caga sangre en esa obra. Entiendo que el tratamiento ha dado pasos importantes desde entonces, pero no tengo un seguro muy bueno, así que esa enfermedad es la que me asusta.

Vivian Martínez, 31, Los Ángeles, California

Tengo un trastorno obsesivo compulsivo para la limpieza que desarrollé de niña porque tenía un eczema realmente terrible, que todavía tengo, así que honestamente las cosas pequeñas y terminales realmente me asustan. El herpes definitivamente me aterra más, aunque sé lo infantil que es eso. Pequeños bultos y raspones son siempre más preocupantes para mi estúpida y frágil piel de huevo fabergé. Pasa algo similar con las cucarachas. Son fáciles; si las puedo ver, entonces las puedo matar. Pero con las hormigas… que se jodan las hormigas. Están por todas partes. Ugh. No puedo. De ninguna manera.

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Es como tener herpes. No puedes verlo, y luego aparece y arruina tu vida de tres a cinco semanas. No sé qué haría si lo tuviera. Creo que me rendiría. Sé que suena dramático, pero ya sufro de problemas de piel a largo plazo, y es agotador pensar en el agotamiento y la ansiedad que conlleva. Sé que no es nada comparado con el cáncer, pero creo que me niego a aceptar que alguna vez me dé cáncer, lo cual es muy tonto, pero la ignorancia es una bendición, tal vez.

Reba Gibbs, 24, Knoxville, Tennessee

El herpes solía ser algo aterrador para mí, y en una ocasión pensé que me había dado. ¡Fui al doctor y todo! Pero el médico sólo se rió y dijo: "Ve con el dermatólogo". Literalmente eran sólo algunas protuberancias en la piel, un extraño síntoma del síndrome del ovario poliquístico.

Eso fue hace unos años. Desde entonces, me he costado a propósito con personas que me han dicho que tenían herpes. Le he perdido el miedo en su mayor parte, y realmente creo que las enfermedades de transmisión sexual deben perder su estigma. La que más me da miedo contraer es hepatitis C; contraerla de personas que han utilizado agujas sucias parece más espantoso y probable de que suceda, para ser honesta. Probablemente estaría más preocupada por el SIDA o el VIH si conociera a alguien que los padeciera, pero no conozco a nadie, y parece que están haciendo avances en el tratamiento de los pacientes.

Gabby Schulz, 44, Machias, Maine

Sé que el VIH ya no significa una muerte segura —si tienes seguro de salud— pero la guerra de la administración actual contra la salud, los gays, la educación y la ciencia me hace preguntarme si tal vez el tratamiento para el VIH está a punto de volver a la era Reagan, lo que me obligará a comprar un anillo de pureza.

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E incluso no es tan aterrador como el regreso de la sífilis, que recientemente ha evolucionado para resistir antibióticos. Es una especie de matapasiones preguntarse qué noche potencial de placer fugaz será la que permita que una bacteria derrita lentamente mi cara, cerebro y genitales en un ragú medieval.

Christina Catherine Martínez, 32, Los Ángeles, California

Le temo a todas las ETS porque nunca he tenido una, lo cual se debe en parte a mi ginecólogo —que se parece bastante a Ice Cube—, ya que se asegura de que nuestras visitas ocurran con regularidad y júbilo. Esto también se debe en parte a los condones. Tal vez hayas oído hablar de ellos.

Supongo que estoy más asustada por el virus del papiloma humano, la droga de entrada al mundo de las ETS. La falta de síntomas perceptibles junto con la actitud indolente de la mayoría de la gente hacia su propia salud sexual significa que es sólo cuestión de tiempo antes de que me contagie, y ese día voy a tener que mirar a Ice Cube/mi ginecólogo en la cara y no será un buen día.