El arte urbano en los restaurantes oaxaqueños expresa la inconformidad social

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El arte urbano en los restaurantes oaxaqueños expresa la inconformidad social

Los murales que conocí en los restaurantes oaxaqueños no solo son una decoración, sino mensajes de inconformidad social. El arte urbano de Oaxaca no solo busca lo estético, sino lo contestatario.

Una mazorca-granada adorna la entrada del restaurante Origen, en Oaxaca, México. Una gallina y su maíz vigilan las escaleras del restaurante La Olla. En ese mismo local, pero en su segundo piso, está plasmada la escena de una madre y su pequeña hija, quien en el brazo lleva la frase "unión y fuerza". Ambas persiguen a un cerdo y las acompaña un ave y la palabra "libertad". Con esta triada de obras conocí a Lapiztola Stencil, un colectivo artístico oaxaqueño que interviene muros interiores y urbanos para expresar mensajes sociales con técnicas distintas.

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Un lápiz para los trazos; una pistola como símbolo de lucha. Lapiztola, sin armas y sí con arte, emite mensajes poderosos.

Si bien su trabajo me recuerda a Saner por el uso de iconografía mexicana, a los chicanos que hacían grafiti en los setentas por su misticismo y hasta a Bansky por su contenido social, ellos tienen su propia identidad, un sello que después de conocerlos se identifica.

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Maíz-granada. Foto de Lapiztola.

En la ciudad de Oaxaca el arte gráfico está vivo y algunos representantes no solo buscan lo estético sino lo contestatario.

Rosario Martínez, Roberto Vega y Yankel son las mentes creativas que crearon Lapiztola hace algunos años. "Estudié con Rosario y cuando terminé buscábamos trabajar independientemente y entonces fue cuando llegó el conflicto armado en Oaxaca. Nuestra familia estaba en el magisterio y decidimos apoyar el movimiento con lo que sabíamos hacer. Primero, con serigrafía, posters informativos, etcétera. Yankel es arquitecto y es el otro chico del colectivo al que conocíamos de hace años. Le platicamos y estábamos en el mismo canal. Él hacía stencil y grafiti desde los 15 años", me contó Roberto.

Aunque empezaron en apoyo a un movimiento político, Rosario contó que no siempre sus temas tienen que ver con eso sino también sobre lo que viven de manera cotidiana como oaxaqueños, como mexicanos y como jóvenes. También quieren que se reconozcan elementos de las culturas de Oaxaca en su obra pues se sienten orgullosos de sus raíces y al salir a exponer al extranjero, las valoran cada vez más y le dan un valor muy entrañable a lo tradicional.

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Ambos crecieron en Valles Centrales pero la familia de Rosario es originaria de la Sierra Norte, y en el caso de Roberto, su mamá es de Tuxtepec por lo que estas regiones (y lo que en ellas se vive) ha sido parte de su contexto cultural que nutre su ideología artística.

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Rosario y Roberto crecieron muy relacionados con las artes plásticas: Oaxaca es un hervidero de ellas y ha dado a la historia moderna diferentes generaciones de artistas plásticos, con diferentes estilos y objetivos. Que ellos iniciaran con Lapiztola fue circunstancial y se volvió su proyecto de vida. Dan talleres y diseñan playeras y otros productos pues es difícil generar recursos con los proyectos de arte urbano, pero su deseo primordial es generar reflexiones y protestas ante temas de actualidad en México como, por ejemplo, del maíz transgénico.

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Foto de Lapiztola. "El abrazo ausente". Foto de Lapiztola.

"Ha habido bastante trabajo para que la gente conozca más del tema. Si cada quien hace lo que sabe se hace más fuerte. Teníamos acercamiento con organizaciones que trabajaban en las comunidades con el maíz. Es complejo porque la gente no sabe lo que pasa con el maíz transgénico y es muy complicado explicar cómo es que entran y contaminan sembradíos. La intención es dar información y lo empezamos a trabajar más porque sentimos que es algo muy nuestro y que está en peligro. Nos parece muy importante expresarse al respecto", dijo Roberto.

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El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, visitó Londres en febrero con motivo del Año Dual que ambas naciones promueven este 2015. Ese mismo mes, Rosario y Roberto estuvieron al este de esa misma ciudad exponiendo Democracia Real Ya! en la galería Rich Mix del 5 al 28 de febrero. Los temas fueron incómodos: desde el mural El abrazo ausente con una madre que sufre por su hijo desaparecido (que de inmediato remitía a los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, Guerrero) hasta la sangrienta guerra contra el narco. Al respecto, la obra El pastel mostró a un narco comiéndose un México sangrante, repartiéndoselo como lo hacen los carteles en la actualidad. Las carpetitas y los platos que se usan en los cumpleaños tradicionales tomaron otra connotación macabra de torturas, dolor y muerte.

"Pintar una pared de rojo dice más que un póster", dijo Rosario para The Guardian. "Es un grito pintado en la pared".

"La publicidad sólo muestra que México está muy bien y si bien hay muchas cosas buenas que vivimos en Oaxaca como la comida y la música sabemos que hay cosas que no son tan fáciles de digerir y nuestra intención fue sacar un trasfondo de lo que estaba pasando para que más gente lo entendiera", me dijo Rosario. Esta fue su forma de protestar y continúan haciéndolo.

Cada artista tiene algunos símbolos recurrentes. Lapiztola utiliza las aves como símbolo de libertad. "Los usamos de diferentes maneras pues para hablar de la ilusión de volar normalmente te imaginas un pájaro o para decir 'quiero ser libre' te los imaginas y funciona en un sentido metafórico, sin tener que explicarlo tanto", dijo esta oaxaqueña. Observo un pájaro muerto titulado La impotencia en una publicación de enero en su blog, pero también veo una parvada en La unión hace la fuerza. Ambas realidades coexisten y ellos hablan con colores o a blanco y negro.

Lapiztola ha trabajado con colectivos locales y del DF y han expuesto en Europa, Norteamérica y Cuba pero lo que a ellos les gusta más es intervenir las calles y los muros en exteriores que son lienzos al alcance de todos, son abiertos y se transforman con una idea gráfica. Esos murales que conocí dentro de esos restaurantes oaxaqueños no son sólo una decoración que buscaba alegrar la vista, sino son una postura ante hechos sociales que nos afectan como comunidad. Los chefs y restauranteros también pueden aliarse a otras disciplinas para proponer diálogos sobre el mundo en el que vivimos para comunicarse con los comensales más allá del hedonismo.