Guía MUNCHIES para el verano: Cócteles clásicos para playa

Amigos, bienvenidos al verano.

Ni siquiera el más goth, el más mod, el mayor opositor permanente propenso al melanoma entre ustedes puede negar el placer de un cóctel de color azul eléctrico que sabe algo así como a algodón de azúcar mezclado con Otter Pop derretido, con una dosis prudente de licor de alta calidad.

Se llama Blue Hawaii, y le pone el movimiento a nuestro océano.

Toma su característico color Kool-Aid del curaçao azul, un remanente de la cultura casi olvidada del cóctel de la década de 1950 y de los años sesenta, muy cargada de vodka, crema, y otra madres raras que hace mucho guardamos al fondo de la cava anticuada de nuestros padres.

El Blue Hawaii nació de un deseo por utilizar el curaçao azul para preparar algo sabroso y visualmente interesante; cuando el barman Harry Yee del Hilton Hawaiian Village encontró el producto en 1957, creó un cóctel que se convirtió inmediatamente en la inspiración para una película de Elvis Presley y, más tarde, fue el rostro publicitario para los cócteles tropicales excesivamente dulces que te darán un dolor de cabeza en lugar de emborracharte.

Pero nuestra versión, cortesía de José Arroyo de The 86 Company (una compañía de bebidas espirituosas con sede en Nueva York fundada por las mentes maestras en coctelería, Simon Ford, Jason Kosmas y Dushan Zaric) se adhiere a la fórmula clásica: vodka y ron de calidad, mezclado con jugo de fruta fresca y jarabe simple, y, por supuesto, un poco de curaçao azul.

Servimos el nuestro en un terrario para tortugas, pero un vaso común está bien si tienes prisa.

¿Hay acaso una bebida de playa más clásica que la Piña Colada? Al igual que el Blue Hawaii, se remonta a los años cincuenta, cuando los barman emprendedores de Puerto Rico mezclaron la recién adquirida crema de coco con ron y jugo de piña.

También como pasa con el Blue Hawaii, la Piña Colada se ha corrompido por las bebidas espirituosas baratas y mezcladores de mala calidad –el equivalente a la crema en polvo en una taza de café instantáneo– Puede aproximarse al original, pero jamás será lo mismo.

Nuestra receta –gentilmente compartida por el restaurante y bar especializado en ron de Nueva Orleans, Cane & Table– se remonta a las bases y comienza con un coco joven y fresco.

También necesitas un cuchillo de carnicero o un machete –el cual, si eres un lector habitual de MUNCHIES, asumimos que está listo en todo momento– para abrir tu coco.

Esencialmente prepararás tu propia leche de coco fresco (no le digas a Rihanna) y la mezclarás con ron de calidad y piña congelada. No es una operación compleja, pero sí teatral.

Para un toque adicional, sirve tus Piñas en la cuchilla del machete mientras saludas a los dioses del verano. Disfruten el sol.