FYI.

This story is over 5 years old.

ataques a parís

Hablamos con un estudiante que estaba en Saint-Denis el día de los ataques

El mundo se enteró de las explosiones cerca del Stade de France antes que los propios aficionados que había dentro. Hablamos con uno de ellos para que nos cuente cómo lo vivió desde dentro.
Alle Fotos: Imago

Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:

Philipp, de 26 años, es un estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de París. Además, también es fan del fútbol, y el pasado viernes se encontraba en el partido entre la selección de Francia y la de Alemania en el Stade de France de París. Cuando le pregunté por Whatsapp si podría contarnos su experiencia, me contestó con entusiasmo: "Me encantaría. Llevamos unos días duros, con pánico y evacuaciones en mi facultad, y creo que explicarlo de forma pública me ayudará".

Publicidad

Fui al partido de Saint-Denis con dos amigos, ambos alemanes. Uno está de Erasmus aquí en París; el otro trabaja en la cadena Arte en Estrasburgo. Mi padre es alemán, pero mi madre es francesa y yo siempre he sido más fan del equipo 'bleu' que de la Mannschaft. Sin embargo, también me gusta la selección alemana, así que esperaba el partido con muchas ganas.

Más historias: Hablamos con el reportero que dio a conocer el mayor escándalo de dopaje de la historia

El viernes por la tarde, fui a buscar a mis amigos y nos marchamos al estadio. Había muy buen ambiente, la verdad. Aunque algunos resúmenes televisivos digan que el partido fue aburrido, lo cierto es que lo encontramos muy divertido. Solo disfrutar de los grandes jugadores que había en el campo, de cómo jugaban con y sin balón, ya era más que entretenido.

El equipo francés que jugó en Saint-Denis contra Alemania el viernes día 13 de noviembre. Foto vía Imago.

Cuando hubo la primera explosión, pensamos que alguien habría encendido un petardo en algún lugar del estadio. En estos casos, uno no piensa que pueda tratarse de una bomba. Recuerdo que miré a la gente de seguridad y parecían muy tranquilos. Incluso después de la segunda y la tercera explosión, que fueron menos ruidosas, no pareció que fuera a ocurrir nada especial.

En el estadio teníamos una cobertura terrible; lo máximo que nos llegaban eran SMS, ni siquiera podíamos recibir Whatsapps. A partir del minuto 70 nos empezaron a llegar mensajes aislados, pero estábamos demasiado metidos en el partido como para darnos cuenta: me hizo feliz ver que Francia metía dos goles. El partido terminó: tras el final, el 'speaker' anunció que las salidas estaban parcialmente cerradas debido a unos incidentes que se habían producido fuera del estadio.

Publicidad

Esperamos hasta que empezamos a ver a gente bajando al césped. Inmediatamente tuve miedo de presenciar una situación de pánico, pero los encargados de seguridad trabajaron con brillantez: lograron calmar a todo el mundo y llevar a los fans hasta el centro del estadio sin problemas. Todo el mundo intentó entonces contactar con sus parientes, pero la cobertura seguía siendo muy mala.

Aficionados franceses bajando al césped del estadio de Saint-Denis antes de la intervención de los encargados de seguridad el pasado viernes. Foto vía Imago.

Nadie sabía exactamente qué había pasado: apareció el rumor de que se habían producido explosiones. Intentamos mantenernos tranquilos: a nuestro alrededor había gente que empezaba a ponerse ansiosa, como unas chicas jóvenes que lloraban y algunos fans que habían intentado escalar las vallas para salir. El pánico era innecesario porque, insisto, la situación estaba totalmente controlada, pero no podemos culpar a la gente por actuar de forma irracional en una situación así.

Después de unos 45 minutos, nos acompañaron fuera del estadio a través de la grada oeste. Sin embargo, ninguno de nosotros sabía adónde ir; el servicio de trenes se había detenido, así que andamos sin rumbo durante un tiempo. Oíamos las sirenas y veíamos a policías armados por todas partes. Debo decir que los cuerpos de seguridad estaban trabajando duro, pero sin embargo se comportaban de forma muy cortés: podías ir a preguntarles cualquier cosa y te respondían con mucha amabilidad. Nos dieron, de hecho, toda la información de la que disponían.

Tardamos una hora en llegar a casa, pero principalmente porque queríamos saber lo que había ocurrido y nos paramos a preguntar a todo el mundo. Terminó siendo una noche muy distinta a la que esperábamos: vivo entre tres hospitales, así que constantemente oigo sirenas… pero el viernes, digamos que estas tuvieron un efecto muy distinto en mí.