Cómo ir a la moda con poco dinero

Este artículo es parte de nuestra serie Nuevos Vecinos, en la que jóvenes refugiados de toda Europa colaboran con nosotros como editores invitados. Puedes leer la carta de la editora aquí.

Abdoullaye tiene 17 años y nació en Costa de Marfil. Actualmente vive en Palermo, Sicilia.

Me cambio de ropa al menos tres veces al día. Cada momento requiere de un atuendo específico. Por la mañana llevo un traje desconjuntado de colores llamativos, por ejemplo pantalones verdes y chaqueta gris. Por la tarde me pongo algo con un toque más desenfadado, como una boina y una chaqueta de camuflaje. Por la noche ya llevo un traje de chaqueta y pantalón a juego. Los sombreros y las pajaritas no pueden faltar; me gustan más las pajaritas que las corbatas.

Ir arreglado y elegante es la mejor tarjeta de presentación. La gente ya me conoce tanto dentro del centro de refugiados en el que vivo como fuera de él. Cada vez que salgo de mi habitación y bajo las escaleras, recibo muchos cumplidos. La gente es muy agradable conmigo; me llaman beddu, que significa "guapo" en dialecto siciliano.

Dos chicos que trabajan en el centro se fijaron en lo mucho que me gusta la moda, y una tarde me preguntaron si quería posar con mi ropa para unas fotos. No era nada importante, pero me lo pasé muy bien y me ha hecho ver que quiero ser modelo.

Estoy muy orgulloso de mi armario. Considero que es especial, sobre todo porque solo tengo 17 años y mi presupuesto es muy limitado. A pesar de todo, me las he apañado muy bien. Casi toda la ropa la compro aquí, en Ballarò [un mercadillo muy popular en el centro de Palermo]. Aquí venden tanta ropa vintage y de segunda mano que siempre encuentro prendas y accesorios chulísimos —mi pasión son los sombreros— por muy poco dinero. Una vez me compré un traje de tres piezas precioso por cinco euros. Así es como he ido creando mi armario desde cero.

Para ir a la moda con un presupuesto muy limitado, hay que seguir unas cuantas indicaciones. La primera es saber dónde encontrar ropa barata pero de calidad y con estilo. Aun más importante es aprender a regatear con el vendedor y a no comprar de forma impulsiva. Que no te dé miedo dejar la prenda que te gusta unos días; vuelve varias veces para asegurarte de que el dinero que te vayas a gastar valga la pena y mira si hay otras gangas antes de lanzarte a comprar.

Me enamoré de la moda viendo a mi madre trabajar. Mi madre tiene una pequeña tintorería en mi país natal, Costa de Marfil. Me fascinaban todos los colores que había allí, y aún hoy me gusta llevar ropa de colores vivos. Saber combinar colores llamativos es todo un arte, y cuantos más colores, formas y estilos tenga en el armario, más creativo podré ser. La tercera regla, por tanto, es saber combinar las distintas prendas de tu armario de forma que el conjunto sea mejor que la suma de sus partes.

Por lo general soy muy observador, pero no suelo buscar inspiración en una fuente concreta. No sigo a ningún modelo ni leo revistas o sitios web de moda. Tampoco sabría cuáles seguir, porque no llevo mucho tiempo en Europa y en mi país no existen esas cosas. Yo me muevo más bien por impulsos; es algo innato en mí.

Pero mi pasión no es solo por estética. La gente te respeta más si vas bien vestido, si tienes un aspecto elegante y atrevido. No creo que se trate de un tema de poder, porque yo no soy poderoso ni fuerte. Dios es fuerte. Se trata de tener un aspecto distinguido, de respetar y de ser respetado. El estilo y la elegancia no están relacionados solo con la apariencia: tu comportamiento es igual de importante que la ropa que llevas.

Es lo que intento explicarles a mis amigos. Muchas veces me piden consejo para vestirse o me preguntan qué combinaría bien con tales pantalones o si quedaría bien llevar sombrero con determinada chaqueta. Yo les ayudo encantado, y cuando me piden ropa, no tengo ningún problema en prestársela, siempre y cuando me la devuelvan. Cuido mucho mi ropa y no puedo permitirme perderla. Diría que esa es la cuarta regla para ir a la moda: ama y cuida tu ropa, porque si no vas a tener que estar comprándote siempre prendas nuevas.

Me encantaría trabajar de modelo un tiempo; aquí todo el mundo me dice que debería hacerlo. Me gusta actuar un poco frente a la cámara. Para las fotos de este artículo, quise que la localización fuera Ballarò. Conozco a todos los comerciantes de allí y son encantadores. Fue lo primero que aprendí de Sicilia: que su gente es hospitalaria y amable.

Ese día me preguntaron si podían hacerse una foto conmigo varias personas: propietarios de tiendas, comerciantes que me prestan ropa para las fotos o pintores que pintan sus obras frente a la catedral de Palermo. Me lo pasé genial y creo que las fotos han salido muy bien. En cuanto tenga los papeles, quisiera mudarme a Milán. Ya he estado mirando varias agencias de modelos de allí y espero que alguna me contrate.

Cuando eres migrante y estás esperando que te den los papeles, tienes mucho tiempo libre, o mejor dicho, mucho tiempo muerto, porque realmente no puedes hacer nada, no eres nadie. Solo puedes esperar. Pero es peligroso atascarse ahí. Si empiezas a creerte que de verdad no eres nadie, pasas a pensar que tampoco importa mucho lo que hagas, aunque sean cosas malas o estúpidas.

Por eso intento reflejar mi personalidad a través de la ropa. Puede que no tenga papeles o un documento de identidad, pero la moda es mi forma de decir: "Este es Abdoullaye". Diría que esa es la quinta regla para ir a la moda con poco dinero: primero móntatelo tú mismo.

1. Encuentra el mejor sitio donde comprar la ropa más barata y de la mejor calidad.

2. No compres lo primero que veas y regatea siempre.

3. Aprende a combinar tu ropa para sacarle el máximo partido a tu look.

4. Ama a tu ropa, cuídala y respétala.

Firma aquí la petición de la ACNUR urgiendo a los gobiernos a asegurarles un futuro seguro a los refugiados.

Puedes colaborar con la ONG que ayudó a Abdullaye aquí.

A continuación puedes ver más fotos de Francesco Faraci del reportaje de Abdoullaye.