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El informe Ruggie o cómo evitar que la FIFA vulnere los derechos humanos

La muerte de trabajadores en Qatar llevó al experto en derechos humanos John Ruggie a movilizarse para cambiar el mal funcionamiento de la FIFA.
Photo by EPA

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En junio de 2014, la ex Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y un profesor relaciones internacionales de la Universidad de Harvard mandaron una carta a la FIFA.

Tanto Mary Robinson como John Ruggie —así se llamaban, respectivamente— estaban preocupados por el desastre de la FIFA en Qatar, donde miles de trabajadores temporales han muerto en las obras de construcción de las sedes de la Copa del Mundo de 2022. Robinson y Ruggie buscaban ayuda.

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En agosto de 2015, más de un año después de haber mandado esa carta, Ruggie recibió una llamada: "¿Estaría usted dispuesto a viajar a Zúrich para hablar con el presidente de la FIFA, Sepp Blatter?", preguntó la voz en el auricular. "El señor Blatter necesita ayuda en el área de los derechos humanos". A la mañana siguiente, Ruggie ya estaba en un avión rumbo a Suiza.

"Todo fue bastante inesperado", explica el propio profesor a VICE Sports.

En Zúrich, Blatter le pidió a Ruggie si podría asesorar a la FIFA para mejorar su trabajo en lo referente a derechos humanos. El profesor aceptó con una sola condición: que se hicieran públicas sus recomendaciones.

Las obras de construcción del Mundial 2020 en Qatar han levantado una gran polvareda. Varias ONG denuncian las malas condiciones y la muerte de multitud de trabajadores del evento. Foto de Mohammad Dabous, Reuters

Dichas recomendaciones fueron publicadas la semana pasada en un informe titulado "For the Game. For the World": FIFA and Human Rights, un documento que contiene 25 propuestas que ayudarían a cambiar la FIFA… y, especialmente, la percepción de que todo lo que hacen va en contra de la gente y los derechos humanos.

Antes de mudarse a Harvard, Ruggie trabajó en las Naciones Unidas, donde escribió un informe titulado Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos que se convirtió en el pilar de su trabajo para la FIFA.

New #FIFA president Infantino makes first official visit to #Qatar https://t.co/vcGKYSGEQj pic.twitter.com/Xf6U2CfCqL
— Doha News (@dohanews) April 21, 2016

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En resumen, los principios rectores sirven para asegurar que las grandes corporaciones —incluida la ONU— no hagan negocios o toman decisiones que impactan negativamente los derechos humanos de las personas con quienes las mismas mantienen relaciones.

Parece el tipo de documento que es completamente innecesario: por supuesto que las compañías tienen en cuenta los derechos humanos en su toma de decisiones. La realidad no es tan simple, ya que se necesita mucho más que voluntad para hacer lo correcto: hay que tener un plan.

Manifestación a favor de los derechos de los trabajadores de Qatar en Zúrich (Suiza), sede de la FIFA. Foto de Arnd Wiegmann, Reuters

Organizaciones gigantescas como la ONU o la FIFA tienen cadenas de suministros inmensas y complicadas —subcontratas de subcontratas ad infinitum—. ¿Cómo se puede asegurar que las organizaciones de la base de la cadena de suministro se comportan de acuerdo con una ética preestablecida?

Al fin y al cabo, el centro del problema es el siguiente: no todas las empresas comparten los mismos valores. Un ejemplo perfecto de cómo una organización internacional que no posee políticas sólidas puede echarlo todo a perder —y cómo eso incluso podría resultar en la muerte de personas— es la FIFA.

Las 25 recomendaciones de Ruggie para la FIFA son sorprendentemente directas —y en algunos casos obvias: "La FIFA debería asegurar que los individuos con un papel significativo en implementar sus compromisos con los derechos humanos tienen la preparación, la capacidad y los medios adecuados para realizar sus tareas".

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FIFA President meets with Emir of Qatar on first day of official visit to the 2022 #WorldCup host country pic.twitter.com/AFwkvahyFf
— FIFA Media (@fifamedia) April 21, 2016

Las recomendaciones de Ruggie, en realidad, nos hablan de lo atrasado que está el ente. A la FIFA le encanta hablar de su alcance global y de su capacidad para generar un cambio positivo, pero nunca ha reparado demasiado en el control de daños. "El enfoque y alcance de su imperio futbolístico excede de largo la capacidad de control y gobernabilidad de su estructura", apunta Ruggie.

Las recomendaciones de Ruggie invitan a la FIFA en primer lugar a "adoptar una política de derechos humanos clara y coherente". Sin embargo, ya que las recomendaciones tienen el propósito de ser una guía, el informe no especifica soluciones concretas a problemas como el desastre de Qatar.

Las recomendaciones de Ruggie cambiarían la forma en que las probables sedes como Qatar serían evaluadas por la FIFA. Foto por EPA

Le pregunté a Ruggie qué pasaría si la FIFA implementara todas sus recomendaciones: "Si regresamos al pasado, como escenario hipotético, y Qatar es todavía sede candidata, lo primero que necesitaríamos ver son los documentos donde la FIFA define qué son y qué no son los 'países elegibles'", explica el profesor.

"En estos documentos debería explicitarse el compromiso de la FIFA de respetar todos los derechos internacionales reconocidos, así como el requisito de que el gobierno de Qatar hiciera lo propio. El comité organizador local debería haber escrito cosas similares en varios de sus contratos y habría exigido al comité organizador del país crear mecanismos de quejas para que los individuos o la comunidades afectadas contaran con un mecanismo para exponer sus problemas", añade Ruggie.

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"Así que el proceso en su totalidad debería haber sido distinto desde el principio", prosigue. "La FIFA tendría que haber realizado una evaluación de la situación de los derechos humanos en Qatar, se habría enterado del sistema kafala y habría dicho a Qatar: 'Hey, este es tu sistema, pero necesitamos una estrategia atenuante para asegurarnos de que nada de esto afectará el torneo'".

El rostro compungido de Sepp Blatter y ante el aluvión de dinero representa gran parte de los valores a los que ha quedado reducida la FIFA como organización. Foto de Arnd Wiegmann, Reuters

"Esa sería la condición fundamental, y si Qatar hubiera respondido con las estrategias apropiadas y acordado la implementación de un seguimiento, entonces quizás le hubieran concedido el Mundial. De lo contrario, nada de nada", sentencia Ruggie.

En otras palabras, el proceso de las candidaturas para los futuros Mundiales debería ser muchísimo más exigebte por parte de la FIFA. Ruggie, no obstante, es optimista y piensa que la situación en Qatar puede mejorar.

El nuevo presidente de la FIFA, Gianni Infantino —aka el-calvo-de-los-sorteos-de-la-Champions— "lo entiende", o al menos eso es lo que dice. ¿Lo entendió Blatter en su momento? "No creo que entendiera el significado real de las cosas que le explicaba, pero él sabía que eran importantes", comenta Ruggie.

No obstante, Qatar no es el único lugar en el que Ruggie espera observar cambios. "Hay un torneo que me importa mucho, y no estoy seguro de que se esté haciendo algo", explica. "Me refiero al Mundial femenino sub-20 de Papúa Nueva Guinea. El país oceánico es uno de los peores lugares en el mundo en cuanto a violencia sexual en contra de las mujeres".

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El nuevo rostro de la FIFA es muy popular entre los aficionados, pero Gianni Infantino ha tardado poco en 'decepcionar' tras ser vinculados con los Papeles de Panamá. Foto de Arnd Wiegmann, Reuters

Las organizaciones multinacionales que operan en Papúa no permiten que sus empleadas salgan sin compañía durante el día por el alto riesgo de robos de vehículos, secuestros y agresiones sexuales; en más de una ocasión la policía está involucrada en los propios casos. "La idea de llevar allí a 16 equipos de mujeres adolescentes me dejó sin palabras", recuerda Ruggie.

La pregunta es: ¿se están tomando las medidas de seguridad adecuadas? "Hasta el momento no he encontrado respuesta", confirma Ruggie.

El legado de Infantino tendrá dos ejes principales: el primero, lidiar con los desastres que la FIFA ya ha provocado; el segundo, evitar que la organización se vea involucrada en estas situaciones de nuevo.

"La FIFA está completamente comprometida con respetar los derechos humanos", declaró Infantino en un comunicado previo a la publicación del informe. "Me gustaría agradecer al profesor Ruggie por su trabajo para crear este informe, que, en conjunto con el propio análisis de la FIFA, nos guiará en el futuro. Este es un proceso que continúa y desde luego tenemos que resolver varios desafíos, pero la FIFA se compromete garantizar el respeto de los derechos humanos".

Se espera que la FIFA seleccione en 2017 —o tal vez en 2020— el país anfitrión para el Mundial de 2026. ¿Lo habrá entendido todo Infantino para entonces? ¿Seguirá siendo el presidente de la organización? Tendremos que esperar unos añitos para descubrirlo.

Durante la elaboración de este artículo no se han vulnerado los derechos del autor, al que podéis seguir en Twitter: @BKblick