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el combo perfecto

Sin alitas de pollo y cerveza, no hay NFL. Una historia 'bellissima'

Hoy nuestros cuerpos se tornarán bofos y gordos pero muy felices. Hoy arranca la nueva temporada de alitas de pollo, apios con blue cheese, cerveza y mucho futbol americano.
Foto: Anchor Bar

Maldita sea, qué felices estamos. Después de días, semanas y meses de completa abstinencia, hoy por fin podremos dar el kick-off a nuestras ansias. Hoy queridos amigos, comienza el semestre más importante del año, en el que nuestros cuerpos volverán a ser bofos y gordos gracias a nuestro deporte favorito. ¿La NFL? Por supuesto que no. O bueno, sí, pero no es lo esencial, hoy podremos sentarnos en nuestro delicioso sillón y atascarnos como si no hubiera un mañana de alitas de pollo y cerveza. Tragar y chupar viendo futbol americano, qué belleza.

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Solos o en compañía de nuestros amigotes, podremos empuercarnos los dedos con esa deliciosa salsita Buffalo y dar pie a sacar nuestra yarda más grande del hogar y rellenarla de alguna cerveza de barril mientras vemos como Tom Brady manda desinflar balones a los Steelers en el primer juego de la temporada regular.

La historia de las alitas de pollo es singular. Sin ellas, el tándem felicidad-NFL no podría existir, así que desde aquí, le mandamos nuestro saludo más efusivo a esa maravillosa persona que se le ocurrió crear semejante delicia a nuestro paladar.

Dice la historia que las alitas con salsa Buffalo fueron creadas por Teressa Bellissimo (no podría tener un apellido más ad hoc carajo) en la ciudad de Buffalo, Nueva York, dentro del restaurante Anchor Bar.

El Anchor Bar, casa de las alitas de pollo en la ciudad de Buffalo, Nueva York. Foto. The Buffalo Chow

En aquel restaurante la especialidad era el spaguetti. Para preparar la salsa del mismo, se dice que se utilizaban cuellos de pollo, pero en una ocasión, alguna persona de la cocina se confundió, y en lugar de utilizar un cuello de pollo, ocupó las alitas del mismo.

Tras enviar por equivocación el pedido a un comensal, éste se comunicó al restaurante, pero no para reclamar, sino para pedir más alitas. A nuestra amada y sensual Teressa se le ocurrió la idea de partir las alitas, freírlas y echarles la salsa Buffalo para que los comensales además de todo, se enchilaran y pudieran consumir bebidas. ¡Voila!

Pero no nada más queda ahí su ingenio. Es que en verdad, la amamos mientras contamos la historia. A la Sra. Bellissimo también se le ocurrió que el perfecto acompañante gastronómico de las alitas eran unos pedazos de apio, los cuales desperdiciaban mucho en el lugar y deseaban no tirarlos a la basura. Como por si solo no iba a ser delicioso, pensó ponerle una crema de queso azul que sirviera de aderezo. Así, se crearon de un solo golpe las alitas de pollo con salsita Buffalo y sus apios con aderezo, los cuales para bajarnos el enchile, acompañamos con cerveza.

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Según se menciona, las alitas comenzaron a venderse un día viernes, por ahí de 1964. No es tan precisa la información al respecto, pero lo que se comentó a "The New Yorker", es que Dominic, hijo de Teressa Bellisima, perdón, Bellissimo, iba a ir con una buena cantidad de amigos al Anchor Bar y necesitaban un platillo el cual pudieran devorar con unas buenas frías. Según se menciona, el platillo que se le dio al joven fueron las alitas y los apios.

Imagínate estas alitas, una cerveza y viendo la NFL. Te entendemos. Foto: Tomaa de fodmapliving.com

Era un viernes y en el bar se vendían gran cantidad de bebidas y Teresa quería ofrecer algo que la mayoría de las personas pudiera comer

El fenómeno de las alitas de pollo es tan impactante en los Estados Unidos, que según informó The Buffalo News, que solamente en el día del Super Bowl, se comen cerca de 1, 250 millones de piezas dentro de la Unión Americana.

El agradecimiento a Teressa Bellissimo y su esposo Frank fue tan grande que el 29 de julio de 1977, el alcalde de la ciudad de Buffalo, Stanley M. Makiwsken, decretó el 'Día de las Alitas', un honor que hasta la fecha se le dedica a la pareja.

Un monumento a la Sra. Bellissimo, creadora de las Buffalo Wings, de los apios con blue-cheese y de acompañar a ambos con cerveza. Foto: Anchor Bar

Miles de personas visitan año con año el Anchor Bar para probar las alitas de pollo y visitar el sitio donde nació el platillo. Evidentemente hay quienes han intentado adjudicarse la creación de las alitas, pero al menos en los Estados Unidos, es en dicho restaurante donde la gente reconoce que se sirvió por vez primera esa tentación que vuelve loca a la gente, no solo en la Unión Americana, sino en varios países más.

Aquella porción que antes era tirada a la basura y vista como la parte más asquerosa del pollo, hoy tiene una gran variedad de salsas con las que se sirven. De hecho, ya no solo se venden alitas, sino piernitas o pechugas de pollo llenas este picante sabor.

Nosotros, verdaderamente estamos agradecidísimos con la gran obra, la cual decretamos el mejor invento de la humanidad. La NFL, si de por si ya es hermosa, acompañada de alitas, apios y cerveza es simplemente perfecta. Durante seis meses, atasquémonos lo mas que podamos y pongámonos lo más gorditos que podamos antes de la abstinencia que se tendrá tras el Super Bowl.