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Art Brut: personas que hacen arte sin saberlo

El arte marginal nació de observar las creaciones de artistas que crean principalmente para ellos mismos sin seguir el discurso artístico universal.

Hoy en día el debate en torno al arte consiste en priorizar el concepto de la obra o en tratar de des-intelectualizar el trabajo creativo, enfocando la prácticas creativas en perfeccionar técnicas. Sin embargo, existe un tipo de arte que refuta dichas posturas al no inclinarse a ninguna de estas tendencias; arte outsider, conocido en español como arte marginal, el cual se centra en los trabajos hechos por personas con diversidad funcional o psíquica y creaciones autodidactas singulares.

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En países angloparlantes como los Estados Unidos de América las manifestaciones relacionadas al outsider art se utilizan constantemente bajo el nombre de folk art, mientras que en Europa el término de art brut se utiliza con mayor frecuencia, sin embargo se ha adaptado poco a poco al término de outsider art. En otros países se nombra arte singular a los artistas que se encuentran entre el arte “insider” y del arte outsider. El término naïve también es usado para este tipo de trabajos por las características de infantilismo encontradas. Otros términos como arte vernacular, arte visionario y neuve invention son utilizados de igual forma para referirse a este tipo de obras, sin embargo la mayoría de nuevos términos surgidos son dirigidos por intereses de instituciones artísticas.

Aloïse Corbaz, cortesía de la colección ABCD Art Brut.

Aunque pareciera que por los infinitos “nombres” y “apodos” adjudicados y del interés en pequeños sectores en crear instituciones relacionadas con este tipo de expresiones, es un arte respetado y reconocido, aun no se ha logrado adentrarse y reconocerse del todo en los círculos artísticos en el mundo, esto porque su nombre es apenas mencionado en libros de historia del arte, pero al revisar todo lo que existe en torno al tema da la impresión de que existe una historia paralela de arte cuando se habla de arte outsider.

La primera vez que se le quiso dar un “espacio” fuera de los entornos relativos a la marginalidad y el anonimato fue por parte de Jean Dubuffet quien un día alrededor de 1939 nombró como art brut a“ las obras realizadas por personas no afectadas por la cultura artística”. En su colección se encontraban obras realizadas por pacientes de hospitales psiquiátricos, prisioneros y “autodidactas visionarios”. En este amplio círculo de manifestaciones creativas se encuentran desde obras realizadas por personas con alguna diversidad funcional o psíquica, figuras autodidactas con procesos creativos particulares, hasta arte “mediúmnico”. Estos círculos parecen seguir siendo un común denominador en el arte outsider hoy en día.

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Obra de Madge Gill, cortesía de la Colección ABCD Art Brut.

Existe la cuestión por parte del público del por qué separar y excluir a los autores de este tipo de obras nombrándolo de diferente forma que el arte convencional. Por ejemplo, para que exista el arte mediúmnico se necesita un cuerpo y un espíritu con ganas de pintar. Para leer la obra de un artista marginal el contexto funge como una parte primordial. No se vive la misma experiencia estética si el espectador no sabe que el autor es “realmente” un espíritu. Madge Gill, quien tras varios episodios catastróficos en su vida y adentrarse en el espiritismo, comenzó a dibujar a los 38 años cuando empezó a experimentar “posesiones” las cuales fueron recurrentes durante el resto de su vida. Firmaba como “myrninerest” que es interpretado como “my inner rest”, que se traduce como “mi descanso interno”, nombre que le daba a su huésped. Este tipo de trabajos tienen en común tener contextos complejos por parte del artista y de que parecen ejercer como un refugio.

Cabe mencionar que esta forma de observar estos trabajos creativos no es una corriente artística y no es legítimo auto-proclamarse como “artista marginal”. Sería hacer trampa. La singularidad del arte outsider es que no es una corriente que las personas puedan adoptar como sucedía con los “ismos”. El mundo del arte no se ha dado cuenta que a partir de este episodio se abrió una vereda y una alternativa que se veía como profecía desde el romanticismo, con los pensamientos que giraban en torno a la naturalidad.

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Para observar el arte outsider, se necesita una parte interpretativa y espectadora que dignifique sus creaciones; ya que normalmente, por la naturaleza de las enfermedades, diversidades y formas particulares de vida de los creadores, no producen para exhibir sino para ellos mismos. La biografía de un artista outsider se convierte en parte de la obra, el diálogo no puede existir sin una de las dos partes. Por otra lado, la producción artística actúa de forma vital e intrínseca en su día a día, a veces tanto, que parecería sugerir una obsesión.

Adolf Wölfli, cortesía de la colección ABCD Art Brut.

La repetición es una forma en que el ser humano convierte una acción coloquial en un ritual. Esta forma obsesiva y romantizada de la creación se ha observado desde antes darle un nombre, se tiende a admirar más los trabajos de los artistas que se salen de esos márgenes, se asemeja a una clase voyerismo sobre el dolor ajeno. Parece lamentarse más el éxito póstumo de los genios, factor constante en este tipo de manifestaciones.

Es un arte en el que se observan diferentes tipos de relaciones e incluso formas arquetípicas que se encuentran constantemente en el arte, y que no son una excepción dentro del arte marginal. Al igual que en otras prácticas del ser humano, igualmente existen patrones en los procesos creativos de los artistas que pertenecen a este círculo. Es por eso que es necesario adentrarse de vez en cuando a no olvidar la necesidad intrínseca entre el hombre y el arte, ni la importancia de estas figuras que normalmente se encuentran marginadas de toda sociedad.

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Henry Darger, cortesía de la colección ABCD Art Brut.

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