FYI.

This story is over 5 years old.

crimen y drogas

A este salvadoreño que pide asilo en España las maras lo encañonaron y le mataron al padre

La violencia de las pandillas obligó a Juan (nombre ficticio) a huir de El Salvador. El día que 15 miembros de Barrio 18 armados lo cercaron, supo que tenía que irse para proteger a su familia. Pero los pandilleros acabarían por asesinar a su padre.
Juan fotografato dopo la nostra intervista (Foto di Maria Altimira/VICE News)

Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.

Juan es el nombre ficticio de un joven de El Salvador que narra para VICE News la historia de su exilio con una voz frágil y una mirada demasiado añeja para contar solo 23 años.

El relato de su huida empieza en 2012 cuando los miembros de la pandilla criminal Barrio 18 convierten sus intimidaciones en amenazas a punta de pistola en la puerta de su casa, en una colonia (barrio) situada al norte de San Salvador, la capital del país centroamericano.

Publicidad

"Eran unos 15 y solo gracias al apoyo de algunos vecinos, que se asomaron a la ventana para pedir que me dejaran en paz, logré salir con vida de aquello", recuerda. Ya lo habían apuntado con una pistola antes pero "ese día supe que tenía que irme, que mi familia estaba en peligro". Fue la penúltima vez que entró en su casa. Pocos días después, lo abandonó todo y se marchó del país.

Juan era un líder juvenil popular de la colonia donde residía, allí organizaba actividades culturales, deportivas y sociales. También tenia muchos contactos en otros barrios de la ciudad por sus vinculaciones con diversas comunidades religiosas y como miembro del Foro Juvenil Salvadoreño (FOJUSAL), dedicado a proponer medidas legislativas a los diputados de la nación.

La policía española detiene al 'Mexicano', un cabecilla de la violenta pandilla Barrio 18. Leer más aquí.

"Mi perfil político de calle y mis contactos me pusieron en el punto de mira de las pandillas, querían que los ayudara, que trabajara para ellos y yo me resistía", asegura el joven.

Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS-13) se disputaban por aquel entonces el control del vecindario forzando a los residentes a tomar parte en la sangrienta partida.

La palabra de estas dos maras, dedicadas a la extorsión, al narcotráfico y al comercio de armas, es ley en El Salvador, uno de los países más pobres de América Latina y el estado con el índice de asesinatos más alto del hemisferio occidental.

Publicidad

El ratio de homicidios aumentó hasta alcanzar más de un centenar por cada 100.000 habitantes en 2015, un total aproximado de 6.650 asesinatos entre los que se contaba el del padre de Juan. No sucumbir a la extorsión de Barrio 18, le acabó costando la vida.

"Me fui para evitar que dañaran a mi familia y acabaron apuñalando a mi padre. Le pidieron dinero, le dijeron que si habían podido pagar por mi huida, también podía pagarles a ellos".

Tras este fatal desenlace, Juan asegura que su anhelado regreso queda, cada vez, más lejos. Ahora, mientras estudia y trabaja en Barcelona, espera la resolución de su segunda petición de asilo. La primera se la denegaron, pero tras la muerte de su padre volvió a solicitar protección asesorado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

En los últimos 5 años, los solicitantes de asilo no solo de El Salvador, sino también de Honduras y Guatemala, países también muy afectados por la violencia de las pandillas, ha crecido un 597 por ciento..

VICE News: No colaboras y te amenazan, no pagas y mueres… ¿Hasta qué punto la vida de los salvadoreños está en manos de las pandillas?
Juan: Tienen un control grandísimo de la gente, del país… A mi casi me matan, a mi padre lo asesinaron y tengo una larga lista de amigos, más de una docena, que han muerto a manos de las pandillas. Nadie se atreve a denunciarlos, porque si lo haces al cabo de unos días vuelven a estar en la calle y van a ir a buscarte. Los policías también saben que pueden poner en peligro a sus propias familias, y lo jueces, y así todos…

Publicidad

'Nadie se atreve a denunciarlos, porque si lo haces al cabo de unos días vuelven a estar en la calle'.

Pero su poder va más allá, recuerdo que cuando el año pasado el presidente [Salvador Sánchez Cerén] aseguró que las pandillas estaban bajo control, estas se propusieron demostrar lo contrario. Decidieron paralizar el transporte público para exhibir su poder. Prohibieron salir a los transportistas y mataron a nueve de ellos por haberlos desafiado.

Y lo lograron.
Sí, lo lograron, porque ellos dictan las normas, cuando estaban en negociaciones de paz se descubrió que el gobierno se había comprometido a pagarles contraprestaciones económicas, que los llevaban a cárceles donde hacían lo que querían… Las pandillas aquí mandan y la vida de los salvadoreños depende de ellas.

'Las pandillas aquí mandan y la vida de los salvadoreños depende de ellas'.

Háblanos del día en que temiste por tu vida.
Fue un enfrentamiento directo, sucedió en julio de 2012. Salí a comprar a las 9 horas de la mañana, cuando las pandillas no solían estar en la calle, pero allí estaba un grupo de chicos de Barrio 18. Cuando los vi, me regresé para casa, pero me vieron y me siguieron. Empezaron a gritar que me parara, yo seguí y se pusieron a correr, me giré y vi que iban armados. Entonces, cuando estaba al lado de mi casa, empezaron a salir vecinos asomándose por la ventana y diciéndoles que me dejaran en paz. Se marcharon pero esa fue la penúltima vez que entré en casa. Luego, me fui del país. Supe que tenía que hacerlo, que mi familia estaba en peligro.

Publicidad

¿Por qué te siguieron y te encañonaron?
Yo era un líder juvenil del barrio, conocía a mucha gente, tenía muchos contactos y los de Barrio 18 ya me habían dicho que me pusiera a trabajar para ellos. Yo no quería, me resistía porque no podía hacer eso… Uno de mis objetivos en la asociación era ofrecer alternativas a la gente joven a través de la creación de emprendimientos para alejar a los chicos de las pandillas. En ese momento, Barrio 18 y Mara Salvatrucha se disputaban el control del barrio y estaban forzando a la gente para que tomara partido por ellos. La ola de la violencia en el vecindario ya había empezado.

En imágenes: así era Cojutepeque, una de las peores cárceles de El Salvador. Leer más aquí.

¿Cuándo y por qué empezó?
Creo que todo empezó cuando mataron a una mujer. Era nueva en el barrio y había abierto una tienda en una esquina cerca de donde yo trabajaba. Por aquel entonces, el barrio todavía era territorio neutro, ninguna pandilla lo controlaba porque durante muchos años allí habían vivido los guerrilleros que luego se convirtieron a la política con la creación del partido FMNL.

Un día, un tipo entró en la tienda de la señora, le pidió una Coca-cola y le disparó en la cabeza. Luego se supo que ella estaba huyendo de las pandillas. El caso es que dos personas que estaban montadas en el microbús vieron al asesino. Entonces, empezó el hilo de muertes, mataron a esos dos testigos, pero otras personas vieron ese nuevo asesinato y también les asesinaron…Ese fue el detonante de la ola de violencia.

Publicidad

¿Y la violencia fue a más?
Sí, porque entonces las dos pandillas quisieron hacerse con el control de la zona y es cuando empezaron a presionar a la gente para que se pusiera de su lado. Distribuyeron una especie de flyers donde se podía leer "¿Barrio 18 o MS?" en letras rojas, por si había alguna duda de sus intenciones. Primero fueron a por los chavales del barrio que no trabajaban ni estudiaban. Me acuerdo que los chicos venían a mi y me decían "es que yo no quiero entrar" y yo les preguntaba "¿qué puedo hacer?". "Nada", contestaban todos. La situación era cada vez más mala. La policía vino al principio y luego dejo de hacerlo. Ellos tampoco podían hacer nada. Meses antes de mi huida, mataban a alguien cada semana.

Juan fotografiado después de la entrevista. Imagen por Maria Altimira

¿Fue entonces cuando asesinaron a tu padre?
No, fue en julio del año pasado. Yo ya hacía 4 años que estaba en Barcelona. Me llamó mi hermana y me lo contó. Me dijo que la pandilla había estado extorsionado a mis padres. Primero, le dijeron a mi madre que si habían podido mandar a un hijo fuera también tenían dinero para pagarles y lo hizo. Pero solo pudo pagar dos veces. Entonces, amenazaron a mi padre. Mi padre siempre dijo que prefería que lo mataran antes que pagarles. No pagó y lo apuñalaron al salir de la Iglesia. Me fui para evitar que dañaran a mi familia y acabaron asesinando a mi padre.

'Me fui para evitar que dañaran a mi familia y acabaron asesinando a mi padre'.

Publicidad

¿Barrio 18?
Sí, miembros de Barrio 18. Durante muchos días estuve pensando en tratar de averiguar quienes habían sido porque tengo viejos amigos en las pandillas, gente que se metió allí porque no tenía otra opción. Con uno de ellos me escribo cada año solo para saber si está bien. Pero, luego, me di cuenta de que no me serviría de nada, creo que saberlo solo serviría para generar más violencia, ese hilo de violencia que nunca acaba.

¿Se puede salir de una pandilla?
En general no, si no tienes recursos para irte es muy difícil. La única manera que tienen algunos es entrar a formar parte de una Iglesia, las personas que forman parte de las comunidades religiosas son más respetadas, pero debes creer en ello, debes hacerlo realmente y no únicamente como una salida. Tengo un amigo que logró salirse así de una pandilla.

Pero la gran mayoría de las veces no hay salida. En el documental "La vida loca" del periodista asesinado [a manos de mareros] Christian Poveda se explica, por ejemplo, como iban a buscar a un chico al colegio y lo sacaban de allí para que fuera a robar y a extorsionar con ellos. Lo detuvieron e ingresó en la prisión. Él no quería saber nada de las pandillas pero cuando lo excarcelaron tuvo que volver a su barrio porque no podía ir a ningún otro lado y lo mataron.

¿Es como si ya estuvieran marcados de por vida?
Sí, y aunque pudieran escapar con vida, de una manera u otra están marcados, con los tatuajes, por ejemplo. Todos los miembros de las pandillas van tatuados y en Centroamérica un tatuaje significa gente sin oficio, gente vaga, gente mala. Un chico tatuado nunca podría conseguir un trabajo estable allí. Hay casos de gente a la que han tatuado solo para joderle la vida.

Sigue a Maria Altimira en Twitter: @MariaAltimira

Sigue a VICE News en español en Twitter: @VICENewsEs