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Marca España

Aitana de 'OT' es Disco de Oro y yo lo que quiero es arrancarme la cara

Pese a que se suponía que esta edición había cambiado España, España sigue igual de mal.
Montaje vía la cuenta de YouTube Operación Triunfo Oficial

Sí, son dos cosas que van relacionadas; lo de que Aitana de OT haya alcanzado el Disco de Oro con la compilación de las canciones cantadas durante su paso por la academia y el hecho de querer arrancarme la cara a tiras con las uñas mientras grito “aaaaaaaaaarggghhhhh jjjjjjooooooddddddeeeeeeeerrrrrrr”. Es, básicamente, ese juego de acción y reacción. Si Aitana no hubiera ganado el Disco de Oro, no tendría que dejarme la cara hecha trizas.

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¿Y por qué tengo ganas de arrancarme la cara? Pues porque me pone triste que en la lista de discos más vendidos de este país durante la semana del 16 al 22 de marzo, salga tanta peña de Operación Triunfo, con Aitana en segundo lugar (la chica ha vendido 20.000 discos) y Ana Guerra y Miriam en cuarto y quinto puesto respectivamente.

Y me pone triste porque, joder, es que la broma se nos ha ido de las manos. Con esto quiero decir que muchos medios hemos ensalzado esta última edición del programa. Joder, incluso yo he hecho artículos diciendo que no está nada mal, pero lo que no puede ser es que de los cinco discos más vendidos de este país, tres sean de participantes de un programa de televisión que crea “estrellas” de la nada. Este dato, indudablemente, solo puede pertenecer a un país mediocre en su consideración de la música.

Se supone que OT 2017 iba a cambiarlo todo y a mejorar la cultura musical del país, todo porque una de las concursantes cantaba canciones que se escapaban un poco del abanico habitual que encontramos en este tipo de espectáculos televisados, en vez de referenciar a esos artistas que forman parte del espectro más comercial y mercantilizado de la música nacional e internacional, podíamos escuchar mitos del indie americano a los que uno solo puede llegar visitando un par de veces la web de Pitchfork. (Por otro lado, fue inevitable que surgieran los típicos pesados cuya postura consistía en criticar cierto elitismo y clasismo cultural a través del menosprecio que habían recibido las tonadillas clásicamente españolas de los bisbales o bustamantes de turno venidos del andamio, como en una especie de alegato de lo mediocre, una defensa de la incultura).

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“Fuuuuuuaaaaasssss, es que esta generación de OT es increíble, han conectado súper bien con el público, el casting es de diez y me encanta esa canción de Florence + the Machine”. ¿Resultado? Nada, absolutamente nada, ha cambiado. España no ha aprendido la lección. Los fans de OT 2017 están mirando al dedo y no lo que este dedo está señalando. España se ha comprado los CD recopilatorios de OT en vez de preguntarse quién coño es Florence + the Machine o qué es eso llamado Neutral Milk Hotel que cantó Amaia en la emisión en directo.

Me habría encantado que, siguiendo ese dedo que señala, el público de OT hubiera girado la cabeza y hubiera visto todo lo que ha habido detrás suyo durante todo este tiempo, descubriendo el nuevo disco de Sierra, el de Puzzles y Dragones, el de La URSS, el de Atomizador o yo qué sé, incluso algo de esa “música urbana” actual que ahora resulta que es lo único que importa y merece ser defendido.

Que los discos de las chicas de OT sean lo más vendido es, sin duda, el resultado de una batalla perdida. Eso que algunos vimos (cuando creíamos atisbar el supuesto esfuerzo que este programa estaba haciendo por el panorama musical nacional), ha quedado en nada, y no por culpa del programa en sí, si no por el poco interés del público. Nadie ha aprendido nada y la lista de los discos más vendidos sigue siendo la misma que hubo durante la primera edición de OT, allá en 2001: un pozo detestable de no-música; un vertedero de productos y emociones baratas; un vivero de estrellas perseguidas por un reguero de fans totalmente enfermizo que solo quiere personas a las que exprimir y no música a la que escuchar. Discos firmados, pósteres y camisetas antes que sonido. España.