La suspensión de Ezekiel Elliott y la pesadilla disciplinaria que puede torpedear la temporada de los Cowboys

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La suspensión de Ezekiel Elliott y la pesadilla disciplinaria que puede torpedear la temporada de los Cowboys

La suspensión de Ezekiel Elliott no es el único castigo que amenaza la prometedora temporada de los Cowboys en 2017. Hay todo un historial de indisciplinas y suspensiones.

Tardó, pero llegó. Finalmente, la NFL oficializó la suspensión a Ezekiel Elliott, corredor estelar de los Cowboys, por una presunta agresión física en julio de 2016 a la que en ese momento era su novia, Tiffany Thompson. Elliott no podrá jugar los primeros seis partidos de la temporada en un golpe durísimo a las altas aspiraciones que los Cowboys tenían para la temporada 2017.

Jerry Jones, el propietario de los Cowboys, está "furioso" con la decisión de la liga, según el reporte de Adam Schefter, de ESPN. Y es que, a comeinzos de septiembre de 2016, la fiscalía de distrito en la ciudad de Columbus, Ohio, donde se llevaba el caso, había declinado fincarle cargos al jugador porque la "información era contradictoria e inconsistente". Pese a que las autoridades decidieron que no había bases para llevar el caso adelante, la NFL realizó su propia investigación y decidió castigar a Elliott.

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Más allá de que la suspensión de la NFL tenga bases o no, lo cierto es que Ezekiel Elliott ha sido un imán para los escándalos extradeportivos. Horas antes de un juego de pretemporada el año pasado, a Elliott se le vio en una tienda de Seattle donde se vende mariguana para uso recreativo. Luego, estuvo presente en un incidente en un bar en donde fue arrestado uno de sus amigos más cercanos por intentar meter un arma de fuego al lugar. Luego, en julio pasado, Elliott se vio involucrado en una riña en otro bar, en la que algunos testigos lo acusaron de golpear a un hombre que había tenido un altercado con una mujer del grupo acompañaba al jugador. Sin embargo, la policía no pudo establecer culpabilidad en el lugar de los hechos, y no se fincaron cargos. Antes, en marzo, el propio Elliott había desatado otro escándalo al bajarle la blusa a una mujer para descubrirle un seno en público durante los festejos del Día de San Patricio en Dallas.

Con Ezekiel Elliott había un patrón de conductas cuestionables, y ese parece ser el mensaje de la NFL al castigarlo por seis partidos. Ciertamente, a Elliott le ha fallado la prudencia de saber que hoy es una figura pública, y que como jugador estelar de los Cowboys, siempre estará la cámara de algún smartphone documentando cada una de sus acciones. Elliott, un joven que apenas está probando las mieles de la celebridad, no ha sabido medir sus límites. No ha sabido medir hasta dónde llevar la diversión, no ha sabido medir en qué lugares estar y de cuáles alejarse. Ese tacto solo la da la experiencia, pero la NFL ha puesto los límites que los Cowboys no impusieron.

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Y es que si de algo se ha acusado en la dirigencia de los Cowboys en los últimos años es que no ha sabido disciplinar a sus jugadores.

La suspensión de Elliott se suma a la del liniero defensivo David Irving, quien en junio pasado fue suspendido cuatro partidos por fallar una prueba antidopaje, y se suma también la suspensión por toda la temporada del liniero defensivo Randy Gregory, por reiteradas violaciones al programa antidrogas de la NFL. Otro jugador suspendido es el ala defensiva Damontre Moore quien fue detenido en diciembre pasado por conducir intoxicado, y a quien se le fijó una suspensión de dos partidos.

También hay un par de jugadores que podrían recibir suspensiones. Uno es el esquinero recién llegado Nolan Carroll quien en junio pasado fue detenido en plena madrugada por manejar alcoholizado en sentido contrario de la carretera y podría enfrentar también una suspensión de dos partidos. Otro posible suspendido es Damien Wilson, linebacker, que está acusado de asalto agravado con un arma letal por un incidente violento en Frisco, Texas.

Además, los Cowboys habían reclutado en el Draft al esquinero Jourdan Lewis, quien llegaba al equipo con la sombra de una acusación legal por violencia doméstica, aunque el jugador fue exonerado de los cargos a fines de julio. Se desconoce si, al igual que ocurrió con Elliott, la NFL realizará su propia investigación pese a que el caso fue desestimado por las autoridades.

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Y a finales de julio, el regresador de patadas Lucky Whitehead fue despedido de los Cowboys luego de verse involucrado en varios incidentes, el último de ellos en que se le señaló de forma incorrecta como el perpetrador de un robo a una tienda de conveniencia.

La indisciplina no es solo de este año. El 2016 los Cowboys tuvieron que jugar casi toda la temporada con una línea defensiva parchada por las suspensiones de Randy Gregory y DeMarcus Lawrence, además de la suspensión del linebacker Rolando McClain.

Y eso se suma a las suspensiones del 2015, y a las del 2014, y así se podría seguir. Hasta antes de la suspensión de Ezekiel Elliott, los Cowboys sumaban 100 partidos de suspensión en varios jugadores de 2014 a la fecha. El segundo equipo con más suspensiones en el mismo lapso de tiempo sumó 55, es decir, casi la mitad. El problema no es de toda la NFL, como minimizan sus dirigentes, sino que se acentúa particularmente en Dallas.

La oleada de suspensiones se ha dado mientras dirigentes de los Cowboys como Jerry y Stephen Jones no solo han minimizado la recurrencia de la indisciplina en su equipo, sino que además han pugnado por que la NFL relaje su prohibición al uso de la mariguana con fines recreativos, pese a que ningún otro equipo de la liga había abordado el tema. De cierta forma, en lugar de mandar una señal de disciplina y mano firme al interior del equipo, los Jones parecen dar luz verde de que este tipo de conductas tienen justificación.

La suspensión de Ezekiel Elliott está basada en un delito muy cuestionable y en su momento la autoridad local lo consideró inocente. Sin embargo, por el otro lado, es indudable que Elliott y varios de sus compañeros han ido por un sendero de comportamientos erráticos que le costarán al equipo en lo deportivo.

Los Cowboys entraban al 2017 con expectativas altas. Cimentados en la gran temporada 2016 de sus novatos Dak Prescott y el propio Elliott. Para 2017, Dallas abordó el reforzamiento de sus áreas más débiles, la línea defensiva y la defensiva secundaria, a lo que le dedicó casi todas sus selecciones importantes en el Draft.

Se esperaba que Elliott volviera a ser la fuerza terrestre que dominó la liga, y que David Irving fuera una pieza importante en la línea defensiva, como lo fue a finales de la temporada anterior. Pero de entrada no podrá contar con ninguno de ellos. Son golpes importantes para la temporada de unos Cowboys, que llegaban con su mejor y más completo plantel en varios años.