Chad Ochocinco fue uno de los personajes más queridos en la NFL. Famoso por su habilidad para atrapar balones y por su creatividad al momento de celebrar en la zona de anotación, el exreceptor abierto más mexicano de la liga dejó un legado incomparable. Dentro de las joyas que regaló a la historia del futbol americano destaca una que suele ser eclipsada por su gran nivel bajando ovoides: su brevísima faceta como pateador.No es ningún secreto que al estadounidense le encanta el futbol, incluso más que el deporte que practicó como profesional, y lo demostró en un partido de temporada regular en el lejano 2009 contra los Patriots de Nueva Inglaterra, cuando aún defendía el jersey de los Bengals de Cincinnati.Faltaban poco menos de dos minutos en el segundo cuarto, cuando el pateador titular de los Bengals, Shayne Graham, tuvo que salir por una lesión en la entrepierna y, por lo tanto, no podía ejecutar el punto extra de su equipo. El entrenador en jefe puso a Ochocinco para que sacara la chamba, pues se decía que en los entrenamientos le gustaba patear el ovoide y no lo hacía nada mal.Después de anotar el punto extra con toda facilidad, Ochocinco declaró: "Salí al campo e hice lo que tenía que hacer. Simplemente pateé. Todos deben recordar que siempre he dicho que el futbol es mi deporte número uno. Creo que Ronaldinho estaría orgulloso de mí en estos momentos".El punto extra de Ochocinco sería el del gane, ya que el marcador final quedaría 7-6 a favor de Cincinnati.
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