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Cómo tratar a tu dealer según un dealer

Lleva más de diez años dedicándose al narcomenudeo. "Vendo de todo, pero mi negocio fuerte es la marihuana".

Este artículo fue publicado originalmente en Vice, nuestra plataforma global enfocada en periodismo de investigación y videos informativos, desde noticias, viajes, arte, política, moda, deporte y sexo.

Salvador lleva más de diez años dedicándose al narcomenudeo en la Ciudad de México. "Vendo tachas, ácidos, ice y cocaína", me cuenta sentado frente a mí en un pequeño restaurante de tacos de guisado al norte de la ciudad, "pero mi negocio fuerte es la mariguana".

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La primera vez que trabajó como dealer fue en una fiesta. Vendió cocaína entre sus amigos y conocidos. "No sabía quiénes consumían y quiénes no, pero algunos amigos me presentaron con los que sí se metían cosas y comencé a venderles. Todo siempre fue de confianza, con amigos de amigos y se fue haciendo una cadenita". Inexperto, al principio vendía todo muy barato. "Cuando empecé habían altas y bajas, ya sabes, quería recuperar el dinero rápido", cuenta.

Con el tiempo conoció a más personas involucradas en el negocio del narcomenudeo. "Me relacioné con los que movían tachas, hasta con los que vendían distintos tipos de mota". Uno de ellos, cuyo principal negocio era la venta de mariguana, lo invitó al negocio. "Me llevó a su oficina y vi todos los tipos de mariguana que vendía". Le dio los costos, las posibles ganancias y lo convenció de llevarse dos kilos. "Al principio pensé: '¿qué voy a hacer con esta mamada?' pero comencé a venderla y, gracias a que la calidad era buena, la voz se corrió y su clientela se hizo más grande".

Actualmente sus ventas ascienden a 200 mil pesos mensuales y sólo trabaja con su cartera de clientes, quienes son personas de clase media-alta y alta, de toda su confianza. "Ya no busco clientes nuevos y si los llego a tener, son personas recomendadas por los clientes que ya tengo, así no hay tanto riesgo".

Con 12 años de trabajo como narcomenudista, le pregunté cuáles son las cosas que los clientes hacen y deberían dejar de hacer.

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NO CANCELES

Algunos de los que nos dedicamos a esto tenemos cierto horario de trabajo, ya que nos gusta dejar un espacio para nuestra vida personal. Mis clientes ya lo conocen y saben de qué hora a qué hora trabajo. Sin embargo, a veces me han tocado clientes que cancelan el pedido. Si cancelan con tiempo, no pasa nada, el pedo es cuando cancelan cinco o diez minutos antes de la hora acordada. Si es así, pues qué poca madre, porque ya te aventaste media hora de tráfico, o algo así, y tienes que regresar sin nada y con la mercancía en el coche.

Si van a cancelar está bien, pero, ¡cancelen con tiempo!

CONTESTA EL TELÉFONO

Me ha tocado que me llaman ya entrada la madrugada. Me buscan personas enfiestadas que quieren seguir la fiesta. A veces ya estoy en mi casa, pero me levanto y voy. Cuando llego, les marco para avisar que estoy ahí y entre el desmadre o la música se les olvida y no contestan el teléfono. Ya te levantaron, te hicieron salir, manejar y si no contestan, pues está cabrón. Lo peor es que te cansas, decides volver a tu casa y cuando vas de regreso es cuando te llaman para decir que no habían visto su teléfono.

Si piden algo, estén atentos al celular.

Lee el artículo completo en: Vice