Un legado incierto: el Canelo Álvarez contra Julio César Chávez Jr.
Tom Hogan / Golden Boy Promotions

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Un legado incierto: el Canelo Álvarez contra Julio César Chávez Jr.

No hay dos atletas mexicanos a quienes se les pueda ofender más que a Saúl Álvarez y Julio César Chávez Jr. ¿Ganar la pelea cambiará algo?

No hay dos atletas mexicanos a quienes se les pueda ofender más que a Saúl Álvarez y Julio César Chávez Jr. Cualquier foro de boxeo mexicano, cualquier página o red social así lo demuestra: Canelo es un producto, un invento, un peleador con rivales a modo, un niño protegido, etc.; Chávez Jr. es un júnior, un boxeador mimado y tomado en cuenta solo por el apellido de su padre, etc. Son los peores exponentes del boxeo mexicano, excepto cuando no lo son.

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Valorar los logros de nuestros atletas nos ha sido siempre difícil, como si lo logran o no; lo mismo puede decirse de muchas otras actividades en las que el reconocimiento llega cuando alguna publicación extranjera viraliza un logro mexicano, consolándonos momentáneamente con la idea de que los mexicanos pueden actuar también en los más altos niveles mundiales. La diferencia con el boxeo —donde muchos de los nuestros actúan en esos niveles— es que todos parecen saber bien de qué va. No es ninguna ciencia. Son madrazos.

Una pregunta seria es si somos realistas en cuanto a las expectativas que ponemos sobre los hombros de nuestros deportistas. Ejemplificado: ¿Por qué el Estadio Azteca se abarrota con cualquier juego de la selección mexicana si bien sabemos que la selección es de una calidad más bien menor? Y… ¿por qué los boxeadores son casi siempre un fraude que sólo pelean contra costales de papa? ¿Por qué la mediocridad futbolística se permite pero la del boxeo no?

Este sábado 6 de mayo, Saúl Álvarez y Julio Cèsar Chávez Jr. se medirán en el ring en una pelea que vista desde la opinión de la Afición y el Respetable es poco menos que un espectáculo circense.

Foto: Tom Hogan / Golden Boy Promotions

Los dimes y diretes entre los Chávez y los Álvarez, así como entre promotores y demás, han encendido la flama de la confrontación, tanto como los detalles absurdos del contrato de la pelea. En EU las reacciones son menos sintomáticas en el entendido que es una pelea que ayuda notoriamente a la vigencia del boxeo entre la afición.

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Esta pelea puede ser la más exitosa en televidencia y dinero entre dos mexicanos. Y aun así, parece que a ojos de los aficionados carece de "seriedad". ¿Por qué?

Primero, porque el peso pactado de las 164.5 lbs, que Junior no ha dado hace años ni en sueños, deslegitimiza cualquier seriedad –y Álvarez es muy serio– que el equipo del Canelo quiera darle. El legado de esta pelea deberá medirse en términos de celebridad, no de boxeo.

Pero incluso así, es difícil sentarse a leer las opiniones de los aficionados en los foros o redes cuando se trata de Álvarez y Chávez Jr. No pasan de ser un par de productos muy lejanos de las grandes glorias mexicanas, y su pelea –es verdad– ¿puede alcanzar el nivel de Zamora-Zárate, Morales-Barrera, Chávez-Azabache, Vázquez-Márquez?

Algunos dicen que Canelo no ha enfrentado a nadie; que Lara o Trout, por ejemplo, eran buenos pero no tenían pegada, sin importarles que por encima de Lara y Trout, en las 154 lbs, no había sino Mayweather, el mejor boxeador del planeta en su momento. ¿Qué tendría que haber hecho entonces? ¿Subir a las 160 y entonces sí arriesgarse? Muy pocos lo hacen. Glolovkin no ha hecho algo parecido. Kovalev tampoco.

Foto:Tom Hogan / Golden Boy Promotions

De Junior hay que valorar que de haber conectado un buen golpe más a Martínez, en aquel lejano 2012, se habría convertido en el campeón legítimo de las 160 lbs, y habría obtenido –atentos– la misma corona de Monzón y Hagler. Estuvo a muy poco y no lo logró, pero ha estado mas cerca que cualquier otro mexicano antes que él. Se dice fácil.

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Por otro lado, fueron unos pocos meses los que separaron su muestra de orina con rastros de mariguana, de la decisión de la World Anti-Doping Agency (WADA) de subir el nivel permitido para la detección de la mariguana. Hubiera WADA apresurado este cambio y nunca habríamos sabido de la mariguana en Chávez Jr., una sustancia que de cualquier manera no le ayudó mucho contra Maravilla.

Muchos hubieras, es verdad, pero hubieras que ayudan a matizar una imagen del todo denostada. Como aficionados no vemos matices, estadísticas o realidad; es casi nuestro derecho.

Curiosamente, Canelo y Chávez Jr., conociendo sus públicos, el mexicano y el estadounidense –públicos encontrados a más no poder– echaron sobre el otro las críticas obvias que se les suelen hacer. En el Face Off, conducido por Max Kellerman, este pregunta a cada uno cómo es que ambos han representado el boxeo mexicano: "Creo que lo ha representado bien –comentó Chávez de Álvarez– es un buen campeón. Pero creo que tiene que pelear con los mejores peleadores de su peso. Y eso es un buen desafío para él […] Él ha peleado con Mayweather y Cotto, pero también ha peleado con little guys". La ironía se cuenta sola.

Canelo, seguro como es y con una insoportable sonrisa de condescendencia, fue mucho más duro con Chávez: "¿Qué puedo decir? Él nunca representó a México. Nunca fue un representante digno de México. Estaba en el camino a hacerlo pero llegó un punto en el que no le dio para más y no lo fue. Nunca fue ni llegó a serlo. […] Yo he peleado con los mejores en el peso que estaba".

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Pero luego Chávez dijo una gran verdad, la gran verdad de esta pelea. ¿Por qué su crítica a Canelo por pelear con boxeadores más pequeños (algo muy cierto durante una época) no aplica para él, que será un peleador más grande y pesado que el Canelo el próximo 6 de mayo?

"Porque él puso el peso. Porque él va a sacrificarme con el peso", respondió Julio dejando en claro que tendrá que corta un peso considerable para llegar a las 164.5 libras pactadas.

Cínico, Canelo contestó: "Todos tenemos que sacrificar algo", porque con su vasta experiencia en mega peleas Canelo sabe que lo que se recordará una vez terminada la pelea no serán los macabros detalles ni las condiciones del contrato, sino el resultado final, haya sido como haya sido. Justo como él debió sacrificarse ante Mayweather: "Ahora estoy gracias a Dios en este lado, y así es el boxeo y todos lo sabemos". Más franco no se puede ser.

Recapitulando. Esta pelea ofrece muchos ángulos para su crítica, pero no son las críticas de siempre, las de los foros y las redes, sino otras, más profundas, en las que se juegan el orgullo y la integridad física de dos boxeadores. Ambos han aceptado las condiciones. Así que ya está. No sabemos quién ganará porque el boxeo es el teatro de lo inesperado.