Personas trans nos cuentan cómo es cambiar de género en España

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Identidad

Personas trans nos cuentan cómo es cambiar de género en España

Hablamos con varias personas trans sobre cómo vivieron su proceso de cambio y la afirmación de su auténtica identidad.

Quedo con Kris en el centro histórico de Valencia. Le he pedido que me cuente su historia y preveo una entrevista de dos horas. De lejos es un hombre, pero cuando se acerca e intercambiamos las primeras palabras entiendo que Kris es una mujer. Mientras buscamos una cafetería le lanzo la primera pregunta: ¿Desde cuándo sabes que eres una mujer?. "No sé desde cuándo lo soy, quizás todavía no lo sepa del todo, lo que puedo asegurarte es que desde siempre he fingido ser un hombre". En ese momento me doy cuenta de que dos horas no van a ser suficientes.

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Kris es el primer testimonio de un reportaje que surge a raíz del autobús de HazteOir y con el que pretendo profundizar en el mundo trans, más allá del relato único y de los estereotipos a los que siempre recurrimos: la niña trans que flipaba con vestidos de princesa y a la que no dejaban maquillarse y el niño que quería ser futbolista y no soportaba llevar faldas. A partir de estos testimonios me propongo averiguar si hay más perspectivas de género dentro de la transexualidad, si existen distintas formas de sentir el mismo sexo y expresarlo (tal y como ocurre en el mundo no trans), y sobre todo, hasta qué punto las normas de género han influido en aquellos que están fuera de la norma.

Kris, 42 años

Kris llega vestido de hombre. Habíamos pactado que sus datos no aparecerían en el artículo y que sus fotos sí, pero siempre que no se la reconociera. Porque Kris es una mujer, pero su familia no lo sabe. Ha quedado esta misma tarde para contárselo. Aunque algo ha pasado desde ayer —momento en el que hablamos para concretar la entrevista— porque me dice que quiere salir en las fotos del reportaje sin trucos, mostrando su rostro a cámara. Le pregunto si está segura y por su mirada siento que sí. Nos sentamos en un bar y espontáneamente empezamos a hablar de su vida anterior, cuando fingía ser Cristóbal y Kris ya existía pero todavía no tenía nombre. Una vida en la que estuvo casada con una mujer y con algunos tramos bastante complicados.

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Hablamos de cómo era de niña y de joven y entre todos los episodios que me cuenta hay uno que me llama especialmente la atención, se trata del día en el que conoció a su esposa: "Fue en una fiesta en la que nos disfrazábamos y ella me maquilló de Minnie Mouse. Ella no sabía cómo me sentía interiormente ni nada de esto, pero me maquilló de Minnie, supongo que para hacer la gracia. De esta fiesta recuerdo que me veía maquillada así y yo quería ser Minnie, comportarme como ella, como una mujer, quería sacar mi lado más femenino aunque naturalmente, rodeada de todos mis amigos, no me atreví. Pero me sentí liberada, era como si en ese momento les estuviera contando lo que quería expresar pero sin sobresaltos, de una forma socialmente aceptada. Mi mujer se enamoró de mí en esta fiesta".

"Me sentí liberada, era como si en ese momento les estuviera contando lo que quería expresar pero sin sobresaltos, de una forma socialmente aceptada"

La mayoría de historias que me cuenta Kris, a pesar de que me reconoce que ha pasado por episodios especialmente duros, marcados por la angustia y ansiedad, siempre destilan optimismo y son alegres, prácticamente todas las rememora con una sonrisa y algunas veces entre risas. En las varias horas que dura la entrevista solo se le aguan los ojos cuando sale el tema de su hija de 8 años y reproduce la conversación que mantuvo con ella cuando decidió contarle lo que le estaba pasando: "Mi hija es muy pequeña pero me dio un consejo que yo aluciné, me dijo que no tuviera miedo, porque si la gente mala nota ese miedo serán más malos conmigo e irán a hacerme más daño". Le pregunto si su hija ha sufrido bullying en algún momento de su vida y me contesta que sí.

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Pero esto es solo un breve paréntesis, porque enseguida Kris se recompone y vuelve a sonreír para hablarme de un momento feliz, quizás el más feliz en todo este proceso: cuando el endocrino tachó su nombre de la ficha médica y escribió encima su nombre real. Algo que ocurrió hace tan solo unos días, después de un periplo médico algo complicado.

"Mi hija es muy pequeña pero me dio un consejo que yo aluciné, me dijo que no tuviera miedo, porque si la gente mala nota ese miedo serán más malos conmigo e irán a hacerme más daño"

A raíz del incipiente proceso, hablamos de mujeres y de referencias. Asegura que le gustan las mujeres fuertes, empoderadas, y que físicamente, en un futuro, se ve como una mujer guapa, voluptuosa, sexy pero no dentro de los cánones. Entre varios nombres, surgen Kim Kardashian y Khaleesi, dos tipos de mujer que para Kris suponen una inspiración, pero solo interior ya que su expresión de género hasta el momento ha sido muy leve: "Siempre llevo muchos anillos, llevo este pendiente largo, y algunas noches salgo con los labios maquillados con un color flojito y me pinto las uñas, solo eso". Y ya que conversamos sobre el futuro, acabamos hablando de relaciones: "Me da igual si mi pareja es hombre o mujer, pero la persona me tiene que hacer sentir especial, debo sentir que me quiere y me hace sentir querida, el género es secundario". Aquí me comenta que su entorno, a diferencia de su condición trans, ya conocía su bisexualidad desde hace años.

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Miro el móvil. El siguiente testimonio me espera a unos pocos metros. Le digo que nos tenemos que ir y se ofrece a acompañarme a la siguiente entrevista. Cuando nos despedimos más tarde, le deseo suerte con su familia. Mientras se aleja, espero que esta tarde no sea Minnie, sino Khaleesi.

Dariel y Vicky, 30 años

Dariel y Vicky me esperan a unos siete metros del lugar donde acabo de verme con Kris. Son una pareja heterosexual más, pero con una peculiaridad: cuando se conocieron la mujer era Dariel y el hombre Vicky. Al menos físicamente, porque Vicky siempre supo que era una mujer, aunque no se lo comentó hasta varios años después.  Estamos en Valencia, son días previos a Fallas y el centro histórico a estas horas está lleno de gente. Paseó con ellos hasta que por fin encontramos una cafetería apartada del bullicio. Allí me cuentan que les presentó un amigo y que se enamoraron al poco de conocerse, aunque por entonces no sabían que se habían enamorado de otras personas que estaban escondidas. De esto hace casi 10 años y les planteo que quizás Dariel se había enamorado de la mujer que en realidad era Vicky pero que solo él podía ver, y en el caso de Vicky lo mismo.

"A mí me gustaba ella, aunque todavía no sabía que era ella, eso ocurrió bastante tiempo después. Es como si inconscientemente, el hombre y la mujer que somos pero que todavía no nos habíamos atrevido a expresar, se vieran y se hubieran enamorado sin todavía saberlo".

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"Es como si inconscientemente, el hombre y la mujer que somos pero que todavía no nos habíamos atrevido a expresar, se vieran y se hubieran enamorado sin todavía saberlo"

Les pregunto por el momento en que cambiaron los papeles en esta relación. Los dos se apresuran en asegurarme que los papeles no han cambiado, solo sus nombres y su expresión de género. Luego me explican que fue Vicky la primera en tomar la iniciativa: "Lo primero que le dije a Dariel es que era gay, y él lo encajó perfectamente, él estaba enamorado de mí y si yo lo estaba de él, mi condición no importaba". Pero Vicky no era un chico gay, era una mujer: "Más tarde ya di el paso y me sinceré con él, le conté que era una mujer y que quería empezar con la reasignación porque no aguantaba más esta situación. Aquí sí que lo dejamos, pero luego volvimos". Ella ya ha comenzado con el proceso de reasignación a través de un médico privado, porque en la sanidad pública el proceso implica una serie de visitas al psicólogo por las que no quería pasar. "No había tiempo para todos estos trámites, necesitaba empezar con el cambio". Dariel también ha tomado la decisión de iniciarlo, pero todavía no se ha producido la primera visita.

Pregunto por la situación de la reasignación en la Seguridad Social y me lamento que el tema no esté más avanzado. A través de sus experiencias descubro que todavía existen muchas dudas y falta de información en la comunidad médica acerca de los protocolos.

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Pronto abrimos el capítulo de la infancia. Vicky se ajusta más al relato trans y me cuenta entre risas como de niña la obligaban a jugar con action man, pero que los ataba a una cuerda y los lanzaba lejos para perderlos de vista. Los signos de Dariel son menos reconocibles: "Yo no sabía que era un hombre, pero yo no encajaba como mujer, lloraba en mi habitación porque me sentía raro, como con un defecto, y no sabía lo que era pero algo no encajaba".

"Yo no sabía que era un hombre, pero yo no encajaba como mujer, lloraba en mi habitación porque me sentía raro, como con un defecto, y no sabía lo que era pero algo no encajaba"

También hablamos sobre la familia y el rechazo. Pero Dariel se pone tembloroso y entre los tres decidimos cambiar de tema. Les pregunto si hay distribución de roles y cómo estos han cambiado a medida que ellos también han cambiado. Me aseguran que de una forma muy sutil, lo que conecta con la idea de que siguen siendo los mismos de hace diez años, solo que con otro aspecto. Al decirnos adiós, se adentran entre la gente cogidos de la manos. Parecen una pareja más, pero ellos saben su viaje.

Allan, 19 años

Allan viene montado en su bici y percibo desde el primer minuto que es un chico decidido. A los pocos segundos de saludarnos ya empieza con su historia. Una decisión que quizás explique por qué de los tres testimonios es el que más avanzado tiene el proceso de reasignación. Podemos diferenciar dos grandes bloques dentro del proceso: el médico (con el endocrino) y el psicológico; que ya ha superado.

Acude a una unidad especializada en identidad sexual que se encuentra en la Avenida de la Plata de Valencia y de todo lo que me cuenta, esto es lo que más me llama la atención: "Los tests que te da el psicólogo son el punto más conflictivo para el colectivo. Para empezar hay tests que datan de 1965 e incluyen cuestiones alucinantes;  te preguntan si te gustan más las novelas románticas o las revistas de mecánica, o si preferirías ser militar o florista".

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Después de esto, inevitablemente hablamos sobre la confusión que existe entre el sexo sentido y su expresión, también de los roles de género, algo que va mucho más allá de lo que en principio podía suponer: "Luego hay otros tests llenos de preguntas íntimas sobre tu orientación, con qué te pones, cuántas veces te masturbas, lo cual se sale por completo del tema si te sientes hombre o mujer".

"Para empezar hay tests que datan de 1965 e incluyen cuestiones alucinantes;  te preguntan si te gustan más las novelas románticas o las revistas de mecánica, o si preferirías ser militar o florista"

Me explica que cuando comienzas a expresar tu verdadera identidad se da la necesidad de ser más macho que nadie, como una forma de reafirmarte, y que incluso en algunos círculos de chicos trans se dan esas típicas peleas de instituto para ver quién es el más machito de todos: "Por ejemplo hay chicos trans que ven mal que te depiles o no te guste el fútbol".

Como en los casos anteriores, el primer paso que dio Allan fue comunicar a sus amigos y familia que era lesbiana, aunque en realidad no lo es. Es un hombre y es bisexual. Esto es un denominador común en las tres historias y concluimos que socialmente es más fácil hablar de orientación que de identidad.

El carácter decidido de Allan también se nota en otras cosas, como cuando estando en cuarto de primaria ya dijo que se negaba a ponerse la falda del uniforme, no la soportaba. También que a pesar de ser el más joven es quizás el más activista, se nota en su discurso, en la energía, en la terminología que utiliza y en su participación en varios colectivos LGTB. Una vocación que creo que quiere trasladar a su vida profesional ya que estudia Trabajo Social.

Sin duda, Allan pertenece a una nueva generación trans: más informados y más prematuros en cuanto a la reasignación. También se ve en el rechazo, asegurándome que en su entorno nunca lo ha sentido, tan solo cuando ha querido buscar trabajo. Aquí destaca a dos profesores de su universidad, cuyo apoyo ha sido para crucial.

Allan pertenece a una nueva generación de trans: más informados y más prematuros en cuanto a la reasignación. También se ve en el rechazo, asegurándome que en su entorno nunca lo ha sentido, tan solo cuando ha querido buscar trabajo

Cuando le digo que comenzamos con las fotos, lo pillo peinándose con las manos la cresta. Estás guapo, le digo, y se pone rojo.

Me despido de él y de regreso a casa siento una extraña conexión con todas estas historias. Quizás yo también sea trans y no lo sepa. Siempre he estado a gusto siendo hombre, pero en muchas ocasiones me ha tocado fingir ser un hombre que no era, como cuando jugaba al fútbol en el colegio sin gustarme. Imagino que todos hemos tenido que fingir ser más hombres o más mujeres de lo que en realidad éramos en algún momento de nuestras vidas. También reflexiono sobre que estas cuatro personas no tienen trabajo. Y mientras pienso todo esto, suena mi móvil. Es Khaleesi, le ha ido genial con sus dragones.