Una neblina purpúrea: La visión Sci-Fi de Jimi Hendrix

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Música

Una neblina purpúrea: La visión Sci-Fi de Jimi Hendrix

Hace cincuenta años, Hendrix combinó su amor por la ciencia ficción con su habilidad para destruir guitarras en "Purple Haze", haciéndolo explotar a la estratosfera del superestrellato.

Ilustración de Rob Dobi.

El muchacho insistía en que lo llamaran "Buster". No era su nombre real. No importaba. Idolatraba a Buster Crabbe, el actor de mandíbula cuadrada que retrató al héroe interplanetario Flash Gordon en la serie del mismo nombre de Universal Studios. En ella, Flash viaja al planeta Mongo en un cohete, donde se encuentra con razas alienígenas, palabras más palabras menos, y deslumbra a la cámara con su suave y rubia cabellera.

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El chico llamado Buster no era rubio. Era afroamericano con una rama Cherokee en su árbol genealógico. Poseía un pelo rizado, una ancha sonrisa, y ojos llenos de sabiduría, más allá de sus años. Su familia, golpeada por la pobreza, vivió en Seattle en los años cincuenta. Su madre y su padre eran alcohólicos. Se peleaban violentamente todo el tiempo. Buster se escondía en el armario durante las peleas de sus padres, deseando poder escapar de alguna manera al Planeta Mongo. Ahí pudo luchar contra el malvado Ming el Despiadado y rescatar a la desmayada Dale Arden, ganando la heroica virtud de su homónimo, lejos de la miseria y las botellas rotas de su casa.

Una noche, Buster y su hermano Leon presenciaron algo que cambiaría sus jóvenes vidas. Fuera de la ventana de su dormitorio, un disco en forma de OVNI —como salido de Flash Gordon— rondaba en su patio trasero. Flotó allí sólo un minuto, pero fue lo suficientemente largo para quedarse atrapado en el joven cerebro de Buster.

Al día siguiente, empezó a llenar páginas y páginas de cuadernos con dibujos de naves espaciales y coloridos fenómenos cósmicos, incluso mientras mantenía a Leon entusiasmado al crear largas y confusas historias sobre "las eras de hielo, planetas en llamas y la creación del universo", según Adam Mitchell de Tor. En el ambiente tumultuoso y desamparado de Buster, su imaginación se convirtió en su refugio. Esa imaginación pronto se enganchó a otros héroes, a los que interpretaban un estridente ruido similar al de los cohetes, un sonido llamado rock'n'roll. Incluso, empezó a llevar una escoba a la escuela todos los días, fingiendo que era una guitarra; como la nave espacial de Flash Gordon, era una máquina que esperaba poder algún día transportar y transformar.

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James Marshall Hendrix eventualmente superó el auto-otorgado apodo de Buster, pero nunca superó la ciencia ficción. En 1966 ya no llevaba una escoba; después de un breve período como paracaidista en el ejército, comenzó a tocar la guitarra profesionalmente, sobre todo como sideman para artistas de R&B tipo The Isley Brothers y Little Richard. Había decidido ir en solitario bajo el nombre de Jimi Hendrix; sin embargo, después de reunirse con Chas Chandler, el bajista de la exitosa banda de la invasión inglesa The Animals, se trasladó a Londres en 1966 a la edad de 23 años. Allí se quedó con Chandler, quien resultó también ser un fan de la ciencia ficción. Chandler comenzó a prestarle algunos libros de la extensa selección de ciencia ficción que tenía, más osadas y sofisticadas que su querido Buster Crabbe de antaño.

"Yo tenía decenas de libros de ciencia ficción en casa", dice Chandler en Ultimate Hendrix de John McDermott y Eddie Kramer. "El primero que leyó Jimi fue Earth Abides [de George Stewart]". La novela, publicada en 1949, imagina un escenario post-apocalíptico en el que Estados Unidos se reduce al tribalismo pre-tecnológico. Como señaló Chandler, "no era del tipo de Flash Gordon, sino una historia del fin del mundo, de un nuevo comienzo, una historia de desastre. Empezó a leerlos todos".

El amor de Hendrix por la ciencia ficción se reavivó. Otras historias de ciencia ficción de la biblioteca de Chandler que devoró poco después de su llegada a Londres incluyeron el cuento corto "Lot" de Ward Moore, de 1954, un relato desgarrador de una familia que trataba de sobrevivir en un tiradero post-nuclear (que se convirtió en la base de la película de 1962 Panic in Year Zero!) Con la guerra fría, la guerra de Vietnam proliferando y el mundo entero balanceándose en la orilla, estos cuentos apocalípticos de ciencia ficción se instalaron en la mente de Hendrix junto con los sonidos y estilos psicodélicos de Swinging London en los que se sumergió rápidamente.

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La más poderosa de estas historias fue una novela de 1957 de Philip José Farmer titulada Night of Light. Años antes de que se extendiera el uso del LSD, Farmer conjuró la más psicodélica de las concepciones en la ciencia ficción: Una vez cada siete años, un planeta que orbita un sol distante, es inundado por una radiación misteriosa que hace que el tejido de la realidad se altere y se distorsione. Las estatuas cobran vida. La gente se convierte en árboles. La percepción se convierte en un caleidoscopio aterrador, caótico. En un punto de la historia, las manchas solares visibles desde un planeta alienígena se describen como una "neblina purpúrea" [purple haze, en inglés]. El giro de la frase se quedó pegado a Hendrix. En poco tiempo inspiraría no sólo su exitosa canción, sino la génesis de una mente revolucionaria para la ciencia ficción, y para el rock.


La noche del 26 de diciembre de 1966, fue solitaria pero emocionante para Hendrix. Se sentó en el camerino del Upper Cut Club en Forest Gate, Londres; tímido debajo de la tarima como incendiario en el escenario, se estaba forjando a sí mismo —probablemente con la ayuda de una o dos sustancias que alteraban el cerebro— para uno de sus primeros conciertos con su nuevo trío, The Experience. Era la noche después de Navidad. Estaba a miles de kilómetros de Seattle ¿Volvería alguna vez? Con el mundo dirigiéndose hacia un precipicio, no había forma de saberlo.

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Metido en un estado pensativo y dándole vueltas a todas las historias catastróficas de ciencia ficción que había leído, Hendrix tomó un pedazo de papel. Las letras llegaron en montón. Una página estaba llena, luego otra y otra, como si fuera el chico llamado Buster, ocupando hojas de su cuaderno con dibujos y garabatos de OVNIs. En poco tiempo, mil palabras habían aparecido. Hendrix tomó esa divagación de la poesía, la cortó a una longitud manejable, y utilizó esas palabras como la semilla de una nueva canción. El contenido sci-fi original del poema —incluyendo, entre otras cosas, "la historia de las guerras de Neptuno", de acuerdo a Steven Roby en Black Gold: The Lost Archives of Jimi Hendrix— quedaron en el suelo de la sala de edición. Pero el título de la canción conservó esa vívida frase de dos palabras que le había saltado a Hendrix mientras leía Farmer's Night of Light. Hendrix llamó a la canción "Purple Haze".

"Purple Haze" —lanzado como sencillo hace 50 años esta semana, el 17 de marzo de 1967— lanzó a Hendrix al estrellato. Y fue sólo la primera de un puñado de canciones de Hendrix influenciadas por la ciencia ficción. Como recuerda Chandler, la novela Earth Abides "es de donde [las canciones de Hendrix] 'Third Stone from the Sun' y 'Up from the Skies' fueron tomadas". En estas dos canciones —lanzadas en 1967, justo cuando David Bowie daba a conocer su primera canción de ciencia ficción, "We Are Hungry Men"— los extraterrestres visitan la Tierra, sobrepasando a Jimi Hendrix en las calles de Londres, sólo para quedar perplejos por lo que ven. "Third Stone from the Sun" termina con el alien frustrado destruyendo el planeta; "Up from the Skies" concluye con una nota más resignada y desamparada. El extraterrestre de esa canción visitó la tierra hace mucho tiempo, y está preocupado por descubrir el estado actual del planeta: " I have lived here before, the days of ice (He vivido aquí antes, los días de hielo) / And of course this is why I'm so concerned (Y por eso estoy tan preocupado) / And I come back to find the stars misplaced (Y vuelvo para encontrar las estrellas fuera de lugar) / And the smell of a world that has burned (Y el olor de un mundo que se ha quemado). "

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Coincidentemente, "Third Stone from the Sun" de Hendrix comienza con un narrador de spoken-word, tal como "We Are Hungry Men" de Bowie. Una vez más, una construcción común en la ciencia ficción, es el volcado de información, o infodump para abreviar —un pasaje de exposición destinado a atrapar rápidamente al lector con las premisas y escenarios bizarros que están a la mano. Hendrix había absorbido los símbolos, la voz y las estructuras de la ciencia ficción, y había empezado a aplicarlos al rock.

En ese punto, las referencias de la ciencia ficción en la música popular habían sido sobre todo de novedad. Los años cincuenta y principios de los 60 abundan con canciones de ciencia ficción tontas como "Flyin 'Saucers Rock and Roll" de Billy Lee Riley y la casi country "Mr. Spaceman" de The Byrds (aunque Roger McGuinn y David Crosby estaban destinados a dejar sus propias marcas en la música seria de ciencia ficción a finales de los 60 con "CTA-102" y "Space Odyssey" por The Byrds y "Wooden Ships" de Crosby, Stills & Nash). Incluso Leonard Nimoy de Star Trek, sacó provecho de su repentina fama con álbumes de moda como Mr. Spock's Music from Outer Space de 1967.

Esas canciones, tan cómicas como son, tenían poco compromiso real con la profundidad de la ciencia ficción; bien podrían haber sido sobre hot rods o hacer el Twist. Hendrix, al inspirarse directamente en trabajos específicos de sci-fi, estuvo a la vanguardia de un nuevo movimiento musical espontáneo - que se inspiraba profundamente en las ansiedades, aspiraciones e imaginación de la ciencia ficción.

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Tal como Hendrix creció en la estela de "Purple Haze", lo hizo su producción musical de ciencia ficción. En sus virtuosas manos, las canciones sobre el espacio y los extraterrestres asumieron una nueva dimensión. La letra de "The Stars That Play with Laughing Sam's Dice —la frase "Laughing Sam's Dice" fue asumida en su momento como un guiño al LSD, tan descarado como "Lucy in the Sky with Diamonds" de los Beatles— tal vez una mescolanza de corrientes de consciencia, que también eructa sobre la ciencia ficción: "The Milky Way Express is loaded, all aboard, (El Expreso de la Vía Láctea está cargado, todos a bordo)", relata Hendrix antes de describir un sangriento accidente en el espacio: " If you look to your right you'll see Saturn (Si miras a tu derecha, verás Saturno) / If you look to your left you'll see Mars ( Si miras a tu izquierda verás a Marte) / Hey, look out! (¡Hey!, ten cuidado) / Look out for that door (Ten cuidado con esa puerta) / Don't open that door! (¡No abras la puerta!)"

En "EXP", el baterista de the Jimi Hendrix Experience, Mitch Mitchell, representa a un entrevistador haciendo preguntas a un alien que es interpretado, naturalmente, por el propio Hendrix. Y en la melancólica "1983 …", un holocausto nuclear desata "objetos gigantes en forma de lápices y pintalabios" que "siguen lloviendo y causando dolor" en la Tierra. El devastado narrador utiliza una máquina para transformarse en una forma de vida anfibia; desde allí entra en el mar, dejando la superficie y a sus malévolos habitantes —miembros de una especie a la que ya no pertenece— a su destino.

Usando capas de manipulación de estudio, efectos innovadores y métodos pioneros para disminuir el ruido atmosférico de una guitarra amplificada, la música de Hendrix adquirió un aura misteriosa y de otro mundo. En Crosstown Traffic: Jimi Hendrix and Post-War Pop, el crítico Charles Shaar Murray se refirió a "1983 … (A Merman I Should Turn to Be)," como la "primera obra de rock de ciencia ficción". Al escuchar la alusión revolucionaria de la desolación apocalíptica, el aislamiento social y el renacimiento mítico a través de la tecnología, es difícil argumentar lo contrario. En los años cincuenta, Isaac Asimov acuñó el término "ciencia ficción social" para describir la ciencia ficción que usaba los símbolos de género de la tecnología avanzada para iluminar temas sociales. Hendrix no escribió literatura, pero su música no podía encajar mejor en el término de Asimov.

La muerte de Hendrix en 1970, a la trágica edad de 27 años, significó no haber podido vivir el boom posterior que tendría la música de ciencia ficción, provocada similarmente por el himno de Bowie "Space Oddity" (1969). Uno de los roadies de Hendrix en Londres, Ian "Lemmy" Kilmister, se unió a la banda Hawkwind en 1971; que se convertiría en uno de los principales actos de rock de ciencia ficción en los años 70, un subgénero que ha pasado a incluir a Rush, Iron Maiden, y Coheed and Cambria. Hendrix nunca llegó a disfrutar la manera en que su colisión única de ciencia ficción, tecnología sónica, y el blues derivado del rock 'n' roll ayudó a formar el Afrofuturism; aunque no pudo desempeñar un papel central en ese movimiento, como lo hicieron Sun Ra y Parliament-Funkadelic - en su mayor parte porque su carrera fue interrumpida antes de que pudiera desarrollar plenamente su singular fusión de música negra y ciencia ficción- su alquimia del mito , la tecnología y la escatología permanecen como un hito en la evolución afrofuturista. De Afrika Bambaataa a Deltron 3030 a Janelle Monaé, los ecos del futurismo psicodélico negro de Hendrix han continuado a través de las décadas.

Hendrix grabó su última canción de ciencia ficción, "House Burning Down", para su álbum de 1968 Electric Ladyland. Junto con su inmensa cantidad de imágenes del armageddon trippy, - en armonía con la "neblina púrpura" de Farmer - hay una referencia fantasmal de un "barco espacial gigante " que "se ha llevado a todos los muertos". Uno sólo puede imaginar a un niño llamado Buster navegando el cosmos en él.