FYI.

This story is over 5 years old.

un motivo de orgullo

¿Por qué los skaters vascos son tan buenos?

En Euskal Herria, el skate y el surf han penetrado con fuerza en la cultura y las costumbres locales. Descubrimos algunos porqués.
Foto de Urtzi Unanue

Euskal Herria no solo es un bonito lugar verde y montañoso poblado de una gente peculiar llamada "vascos": también es un paraíso para los skaters. En el País Vasco, el skateboarding lleva integrándose en la sociedad desde hace casi cuatro décadas. Sus inicios se remontan a la aparición de Sancheski —la primera marca que fabricó monopatines en España— en Irún a mediados de los años 70. Posteriormente llegaría su popularización con la construcción de los primeros 'skateparks' en Getxo, Lasa y Guernika, a los que seguiría una larguísima lista de instalaciones por todo el país.

Publicidad

Desde entonces y hasta nuestros días, el skateboarding no ha parado de crecer hasta convertir al País Vasco en la región con mayor número de 'skateparks' por habitante de España. No es casualidad que la mayor parte de eventos relacionados con el skate se repartan entre Euskal Herria y Barcelona; aunque la capital catalana sea un referente internacional de este deporte, el skater que viaja a la Ciudad Condal suele ir en busca de un estilo más callejero o 'streeter'.

En el País Vasco la modalidad callejera también está muy extendida, pero me atrevería a decir que lo que realmente motiva a la gran mayoría de skaters vascos es la rampa. En Euskal Herria, el skateboarding es predominantemente 'rampero' e incluso 'verticalero' —y a mucha honra, como los equipos Jinetes Verticales y Snaking Commando.

Independientemente de si se patina en rampa o por la calle, el estilo vasco es agresivo, 'macarra', rudo y muy radical, y eso le hace ganar muchos puntos en lo que a espectacularidad se refiere. De hecho, los skaters vascos siempre han ocupado un puesto destacado en los eventos y competiciones a nivel español. Dudo que exista una explicación clara para ello más allá de la histórica fortaleza física de los vascos, entre los cuales siguen siendo populares los llamados Herri Kirolak o deportes rurales.

No me malentendáis: no digo que haya una relación directa entre las disciplinas tradicionales de Euskal Herria y los éxitos en el skateboarding. Lo que sí afirmo es que la energía y la voluntad de romper barreras y superar retos es algo muy propio de la mentalidad vasca. No sorprende que de Euskadi hayan salido nombres como Javier Mendizábal, Alain Goicoetxea, Ibon Mariño, Xabi Elorriaga o Alain Saavedra, entre otros muchísimos 'riders', que son hoy parte de la historia del skate español por méritos sobradamente probados.

Publicidad

La popularidad del skate en el País Vasco es, por otro lado, mucho más fácil de explicar que los éxitos de sus 'riders'. Desde los años setenta, e incluso antes, la cultura del surf ha sido muy potente en la costa vasca. Debido a la influencia de ésta, e igual que pasó en California, cuando no había olas la gente empezó a dedicarse a lo más parecido que encontraron: el skate. La pasión que siente la gente que practica surf y skate es tal que han conseguido que las instituciones se impliquen y favorezcan estos dos deportes: se han construido 'skateparks', se han organizado eventos y se han fundado clubes y escuelas. En una palabra, se ha creado una especie de circuito vasco de skate.

Un ejemplo de esta fiebre por el skate es el Bowl-a-Rama, un evento de referencia a nivel internacional que se celebra en Getxo y que recibe un amplio soporte por parte del ayuntamiento de la localidad. Otros ejemplos son los carismáticos 'skateparks' municipales de Santa Lucía en Vitoria y de Pagola en Donosti, ambos en Guipuzkoa, o los de Getzo, Lasa, Leioa y Guernika en Bizkaia.

El skater Julen Arizmendi patinando en Zarautz. Foto de Urtzi Unanue.

Otro aspecto importante a la hora de comprender el éxito del skate en Euskal Herria han sido las iniciativas privadas, que han permitido la ejecución de grandes proyectos. Así, se han construido 'indoor skateparks', como el UK Skatepark de Berango o las instalaciones de Guretxoko en Deusto, donde se puede practicar el skateboarding independientemente del clima. A ello se le suman iniciativas como el Moana Surf Hostel, un antiguo hostal ubicado en el pueblecito costero de Urduliz que se ha reconvertido en un centro para skaters y surfers.

No es desdeñable tampoco el impacto que ha tenido el skate vasco en el mundo 'underground'. Un buen ejemplo de ello es el proyecto La Kampsa, en Pasaia, que lleva más de veinte años apoyando la música 'hardcore' y el skate de una forma cien por cien autofinanciada. No sorprende, asimismo, que sean vascas las dos principales revistas españolas de skate, Dogway y Erosion.

La evolución que ha tenido el skate a nivel de percepción a lo largo del tiempo también es digna de análisis. Si originalmente los primeros skaters eran 'punks' que reivindicaban más pistas de skate y un espacio para el arte y la cultura entre la juventud, hoy en día los practicantes del deporte son padres de familia, llevan a sus hijos al colegio y fomentan que el skate y el surf se conviertan en actividades extraescolares. La percepción actual es que ir encima de una tabla es como algo 'cool'.

La enorme inversión de la industria del skate en marketing y publicidad tiene mucho que ver con este cambio de imagen. En la actualidad, a los skaters locales de primera línea se les considera héroes e incluso pueden dedicarse de forma profesional a la disciplina —algo impensable hace un par de décadas.

El nivel de su skateboarding es, pues, un motivo de orgullo para los vascos. En combinación con el surf, el skate ha dotado al País Vasco de una nueva perspectiva y ha ayudado a definir su identidad en los últimos años. Dicen que Euskal Herria es para vivirla: lo cierto es que, si patinas, ya estás tardando en visitarla.