Mi breve experiencia escuchando vallenato y rap al interior de una cárcel virtual

FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Mi breve experiencia escuchando vallenato y rap al interior de una cárcel virtual

El festival Yavería y el Colectivo Mario Grande te llevan a un concierto en la Cárcel Modelo, desde Casa 9-69.

Fotos por: Mario Grande

No sé cómo llegué aquí. Abrí mis ojos y estaba sentado en el punto de la bomba central de una cancha multideportes, esas de asfalto gris con arcos de micro fútbol que encima tienen un tablero de basquetbol. Los tableros están frente a mí, juntos, tirados en el suelo. A mis espaldas están las canchas de micro fuera de su lugar, desordenadas al azar. Tengo en frente a un personaje de camiseta verde, cantando un vallenato desconocido, ni siquiera podría decir si es de su autoría, aunque lo supongo. Detrás mío, a la derecha, escucho la caja retumbando y las congas a mi izquierda. Son en total siete personajes que se encuentran repartidos alrededor del anillo central de un escenario caótico-deportivo. Un hombre toca la guacharaca, a su izquierda alguien toca un acordeón morado, en diagonal al frente se encuentra el bajista y a su lado un hombre que ayuda con los coros.

Publicidad

Es medio día, lo sé porque el sol está encima mío. Miro a mi alrededor tratando de definir en qué clase de lugar estoy. Luego de identificar a cada uno de los personajes que están tocando, me doy cuenta, por los edificios llenos de barrotes que nos rodean, que estoy en una cárcel. ¿Qué hago aquí? ¿Cómo entré? ¿Por qué no me puedo mover? A mi derecha hay un edificio azul de cuatro pisos con sus ventanas enrejadas y todo tipo de elementos amarrados a esos barrotes de acero: toallas, camisetas, pantalones y pañoletas. El edificio paralelo tiene la misma estructura, sólo que sin elementos que adornen la fachada. Han pasado como ocho minutos, el conjunto vallenato ha tocado dos canciones más: "Los caminos de la vida" , de Los Diablitos y "Te empeliculaste", de Peter Manjarrés, es raro escucharlo aquí, en la cárcel, con tanta pasión, y no en un bar o una cantina con una botella de ron.

La escena es un tanto intimidante: siete hombres rodeando a un personaje ajeno que está en el centro del patio de una cárcel, bastante pesado ¿no? Pasa un rato más, el de la guacharaca se mueve en distintas direcciones, el acordeonero se mantiene en su puesto pero cambia de acordeón a uno rojo; el cantante y el corista dirigen su canto al cielo, con los ojos cerrados y una de sus manos en el pecho. Hay otros presos que se acercan al círculo en el que me encuentro, uno de ellos se acerca al conguero y le quita su gorra. Detrás de una reja sale una mano que lo saluda. El personaje que acaba de arrebatarle la gorra al conguero ahora está hablándole a la celda de otro en el primer piso. Cuando la canción termina, el acordeonero deja su instrumento en el piso, el cantante, el bajista y el corista se alejan, el de la caja se pone su chaqueta y he perdido de vista al resto. Todo sucede muy rápido, la escena termina inmediatamente.

Publicidad

Cierro los ojos, necesito hacer una pausa, me cuestiono de nuevo ¿por qué no puedo tocar nada? ¿cómo hicieron los músicos para entrar aquí? ¿por qué hay instrumentos en la cárcel? Al abrir mis ojos estoy en una especie de techo, no muy alto. Al frente mío, en la parte de abajo, hay una construcción pequeña, hay unas cuatro personas vestidas de amarillo y rojo. Hay también en este pequeño espacio algo parecido a una huerta en la cual, a lo lejos, se ve un árbol enorme, el único de este lugar. Cuando giro mi cabeza hacia la derecha encuentro un lugar techado, blanco, con una especie de manta negra en su fachada que se mueve al compás del viento. En este techo no estoy solo, estoy de nuevo sentado, mirando a mi alrededor. Encuentro unas rejas con anillos de alambre de púas en la punta y un ambiente caótico aún con la luz inclemente del medio día, como dije, no estoy solo, somos tres personas, un hombre negro sin camisa que canta rap y un hombre de estatura media vestido con un chaleco verde haciéndole los coros. La voz del descamisado es gruesa, tal vez demasiado gruesa, lo cual hace que su rima se torne misteriosa, algo pesada. Me ha quedado en la cabeza su repetitivo coro "Días de fe, días de fe, días de fe". Esta improvisación no dura más de tres minutos, pero se alcanza a sentir el ambiente crudo, que no es amenazante, pero es denso, ambos personajes se mueven alrededor mío, dan vueltas, ondulan al igual que su rima catártica que remite a un pasado intenso. La música se entrecorta, el cantante vuelve a su lugar inicial, a mi izquierda.

Publicidad

Todo esto sucedió en la Cárcel Modelo de Bogotá. El conjunto vallenato tocaba en el patio 5, mientras los dos personajes que rapeaban, lo hacían en el techo de la capilla de ese mismo lugar. Cerré los ojos y me quité los audífonos y una especie de visores rectangulares que caían sobre mi nariz y cubrían mis ojos hasta mis patillas. Estaba fuera de la cárcel, sentado en una casa, un bar en Bogotá, Casa 9-69. Esta experiencia inmersiva hace parte del proyectoModelo Estéreo del colectivo Mario Grande, quienes hace dos años entraron por primera vez a la Cárcel Modelo y hace año y medio iniciaron la grabación de un documental que busca hacer visible y, de alguna manera, "sacar" a los presos en esta pequeña dinámica, al mismo tiempo que "meten" a los espectadores en este lugar, buscando de fondo exponer los proyectos musicales que se llevan a cabo en esta cárcel, la única en el país que tiene este tipo de programas para la disminución de penas por actividades culturales.

***

La experiencia de Modelo Estéreo en formato de instalación de realidad virtual se llama "En vivo desde el silencio" y se estará presentando todos los días durante la quinta edición del Festival Yavería, que arranca la próxima semana. La cita es en Casa 9-69 a partir de las 5 pm y hasta las 10 pm. Además, dentro del proyecto Modelo Estéreo, Mario Grande también estará proyectando en la calle las "Conversaciones desde el Encierro" desde las 6 pm por toda la calle 69 partiendo desde la Caracas hasta la novena.

Sigue a Mario Grande, por aquí. El festival Yavería estará enviando actualizaciones en su fan page en Facebook por acá.