Fotografía: Paula Thomas.Por tiendas y pasadizos comerciales de Latinoamérica desfila, se vende y se agota un jean particular. En México lo llaman "el colombiano" y en Colombia, el "sin bolsillos" o "sinbol", y es conocido en la industria, real y correctamente, como el jean levantacola.En Colombia, en 2013, se vendieron cerca de 52 millones de pares de jeans, según Camilo Herrera, presidente de Raddar Knowledge Group, un personaje que lleva más de 15 años estudiando los comportamientos de la moda en el país. De esos, el 10% (5'200.000), fueron jeans sinbol, confeccionados por más de 5.000 compañías en todo el territorio nacional."Hablamos de un mercado gigantesco, uno que, desde mi parecer, tiene mucho sentido dentro de la moda colombiana. A principios de los 90 prevaleció en el país una apuesta estética que implantó el narcotráfico bajo la premisa de la abundancia y el lujo. Fue entonces cuando nació un cuerpo nuevo donde la mujer voluptuosa reinaba", me dijo Herrera.El éxito de este estilo de pantalones, que se han convertido en una especie de denominación de origen, se basa en dos condiciones: la primera, un molde que es un trademark al mejor estilo de la fórmula de la Coca-Cola, en el que un corte específico y una malla que permite un sistema de faja hacen que la cola se vea más grande, firme y sabrosa; la segunda, una razón sencilla: si una mujer quiere que sus nalgas luzcan redondas y respingadas, y compra un jean para hacerlo, ¿por qué carajos habría de querer un par de bolsillos que se las tapen?Lo cierto es que el sinbol, según Herrera, está creando un nuevo sistema de la moda en Colombia, mezclando la narcoestética, el glamour de las pasarelas europeas y un proceso artesanal de producción."Se ha convertido en un ícono de nuestra identidad", concluye Herrera. Así a tu prima hipster le dé alergia.