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Vice Blog

¿Por qué la policia investigadora monitoreaba a los skaters de Alemania del Este?

Luego de la caída del muro muchas tablas fueron abandonadas, al parecer porque la aceptación del skate le quitó cierto encanto.
Jamie Clifton
London, GB

La percepción del patinaje parece haber cambiado a través de los años. Los skaters que salen en televisión ya no son aquellos morros enfadosos; son jóvenes respetados y han construido parques de skate.Pero el deporte o la cultura que va de la mano con el deporte, sí era vista como una amenaza.

En los ochenta, antes de la caída del muro de Berlín, el país comunista de Alemania del Este —también conocido como la República Democrática Alemana— consideró el skate una amenaza. Este nuevo esparcimiento provenía de Estados Unidos, y por ende representaba un peligro, así que la Stasi empezó a monitorear la comunidad del skate para encontrar cualquier acción ilícita. El supuesto peligro llegó a los medios de comunicación del país. Un reportaje de un noticiero le aconsejaba a los padres de familia: "ser responsables de proteger a nuestros hijos y la juventud del skate", así que los skatersfueron mal vistos por la sociedad.

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El cineasta alemán Marten Persiel produjo un "documental híbrido" acerca de la historia del skate en RDA llamado, This Ain't California, y fue lanzado el año pasado en Alemania y será estrenado en cines internacionales el próximo mes. La película fue criticadadurante su estreno debido a las múltiples reconstrucciones de la situación y al hecho de que el personaje principal nunca existió, pero Marten me dijo: "todas las historias en la película son reales". Él simplemente fusionó las historias para crear el personaje principal. Y en un "documental híbrido" eso no es un delito.

Hablé con Marten acerca de su película.

VICE: Hey, Marten. ¿Por qué elegiste contar esta historia?
Marten Persiel:Estuve viviendo en el extranjero por un buen rato y me deslindé de mi identidad alemana. Así que se me ocurrió una idea para burlarme de todo lo idiota de los alemanes —como su falta de estilo y lo torpe que son para bailar— y claro entre más al Este vayas son más torpes. El skateboarding es lo que me ha acompañado en mi vida, así que decidí hacer una película de güeyes alemanes en skateboards. Al principio pensé que era una idea original, pero después investigué y me di cuenta de que en realidad sí había una escena de skate en Alemania de Este.

Hubo un poco de controversia después del estreno de la película debido a tus reconstrucciones, ¿Cómo combinas historias reales de personas para crear nuevos personajes?
Una gran parte de la controversia fue porque, si eres un cineasta —o si tienes una película que no entra a festivales— te quedas atorado en la sección de documentales o ficción. Esas son básicamente las únicas dos opciones. Yo lo veo de la siguiente manera, imagínate que hay dos baños, uno para mujeres y otro para hombres, llega un hermafrodita y tiene que usar uno, ¿cuál usa? No importa lo que hagas, la gente se enojará con tu elección. Eso es básicamente lo que sucedió con nuestro proyecto.

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Foto por Harald Schmidt

¿Tú película es un hermafrodita?
Sí, algo así. Es una historia verdadera con personajes fabricados. Es un documental porque es una historia verdadera al igual que las entrevistas y fotos. Pero también tiene ficción, porque usé herramientas cinematográficas del cine de ficción: reconstruí personajes.

Lo que más me gustó de la película fue aprender sobre la oposición de la República Democrática Alemana al skate. ¿A qué se debió esto?
La historia se cuenta en tres partes. Primero, el skate se consideraba un producto de Estados Unidos, y por ende subversivo y peligroso. Luego fue considerado un deporte nuevo, que si es que llegaba a las Olimpiadas, entonces tendrían que capacitar a gente. Luego se dieron cuenta de que los skaters son unas personas muy difíciles de organizar y no colaboran, así que regresaron a su opinión original y de nuevo empezaron a odiar el skate. Hay una parte en la película donde se explica que el skate es un deporte egocéntrico e individualista, y después de todo eso está bien, ¿no? Digo, ser egoísta en el sentido que uno hace exactamente lo que quiere.

Y claro la RDA no aceptó eso.
Exacto. Ser individualista no va en paralelo con un sistema totalitario.

En ese entonces, ¿qué tanto acceso a la música occidental tenían los jóvenes de Alemania del Este?
Es casi lo mismo que se tiene ahorita, se tiene Alemania y Berlín, son dos universos diferentes. Si vivías en el Este o en Dresde no tenías acceso a la música del occidental. Pero si vivías en Berlín Occidental sí tenías acceso a televisión occidental. Hay una historia acerca del intercambio de música, la gente del Oeste traficaba cassettes al Este y los vendía por mucho dinero. Para no hacer el cuento más largo, si vivías en Berlín Occidental sí tenías acceso. Si vivías en el Este, no lo tenías.

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¿También traficaban tablas de skate? En tu película hay dos traficantes, Titus y John Haak.
Sí, Titus es el chico del Oeste. Todavía vive y básicamente es el padrino del skateboard alemán en esta parte del país. Y John Haak podía viajar porque su padre era finlandés y Finlandia tenía un acuerdo diplomático con ambos lados de Alemania. Así que él podía entrar y salir cuando le pegara la gana. Lo que él hacia era llenar la maleta con revistas de pornografía y debajo de eso estaban las tablas, al momento que los guardias abrían la maleta, sólo veían porno.

¿Y seguía ocurriendo aún cuando la RDA empezó a maquilar tablas de skate?
Sí, pero las tablas de skate del Este eran terribles. Tenían un diseño espantoso.

¿Crees que tenga algo que ver con querer un acercamiento a productos estadounidenses? Hay una parte en tu película donde mencionas que los skaters pintaban marcas estadounidenses en su ropa.
Sí. En la película hablo de eso como una batalla, símbolos de batalla. Los ochenta fueron una época donde podías ser unrocker y encontrar amigos rockers de otras partes de mundo. Se convirtió en una tribu, y además en los ochenta la ropa y sus colores tenían un significado, era una identidad.

No quiero arruinar la película pero tu documental termina en que la policía del servicio secreto monitoreaba los campeonatos de skate en Alemania. ¿Hablaste con un ex agente del servicio secreto? ¿Te comentó acerca del monitoreo de los skaters?
Sí, ellos estaban recaudando información por el simple hecho de hacerlo. Es como el escándalo de la NSA; si acaso tenían un caso que investigar, entonces ya tenían toda la información y datos recaudados, eso lo hace mucho más fácil. Lo que hacían eran identificar los líderes de opinión dentro del grupo, también intentaron infiltrar a la escena del skate. No estaban interesados en arrestar a gente, más bien querían saber todo lo que estaba ocurriendo.

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Después de la caída del muro, ¿cómo cambió la situación? ¿Se unieron los skaters?
Pocos se unieron y siguieron fomentando la escena del skate, pero la verdad es que se perdieron muchas cosas. Varios abandonaron el skate, perdieron el espíritu. El skate fue muy especial para el Este, había adrenalina al momento de practicar un deporte prohibido. Los jóvenes estaban llenos de energía. Después de la caída del muro, todo se perdió: la emoción, la adrenalina, lo prohibido se esfumó. Todo era mucho más divertido cuando era ilegal.

Da click para más fotos del skate en RDA.

Sigue a Jamie en Twitter: @jamie_clifton