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La Universidad de Zaragoza se hunde (literalmente)

El edificio de la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza se construyó en 1941, no se ha reformado sustancialmente desde entonces y se está cayendo a pedazos.

La sala de estudio de la facultad

La Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza se nos cae a pedazos. No, no es una licencia poética. Es que se nos cae literalmente a pedazos. El pasado lunes el protector de un foco le cayó encima a una alumna durante una clase. Un día después cayó parte del falso techo de la sala de estudio que, por suerte, en aquel momento estaba casi vacía.

Cualquiera que haya estudiado en Zaragoza habrá pasado alguna tarde en 'Filo', una sala de estudio un poco desastrosa, por ser majos, pero que está hasta los topes en épocas de exámenes. Cualquier día de enero se llena a las ocho de la mañana y si haces un descanso puede que a la vuelta te hayan robado la silla porque no hay suficientes, ese es el nivel. Los estudiantes siguen viniendo, cosa que resulta incomprensible puesto que desde hace años se producen incidentes de este tipo. Otros optamos por otras salas y esperamos volver a ver a esos amigos temerarios que osan seguir estudiando en Filo.

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El techo es de yeso y cartón, un apaño económico, que nos vale hasta que se pone a llover y se vuelve a caer. La solución acorde con el presupuesto es acordonar la zona. En el resto de sala se sigue estudiando mientras hay una o dos mesas inservibles, y así hasta la siguiente reparación chapucera. Y aguantamos hasta que vuelva a llover, cosa que, afortunadamente, en Zaragoza pasa poco.

Este es solo un ejemplo del mal estado general. El jueves hubo una concentración para reivindicar la reforma del edificio, que fue inaugurado nada menos que en 1941 y no se ha reformado íntegramente desde entonces. Esta reivindicación no es nueva. De hecho, el plan de renovación fue aprobado en 2006 y las quejas por el mal estado del edificio se remontan a 20 años atrás.

Concentración para reivindicar la reforma de la facultad

Una curiosa muestra de que los problemas no son nuevos es que el manifiesto leído en la concentración de ayer es el mismo que se leyó en 2011, ya que los problemas siguen siendo los mismos: humedades, goteras, inundaciones, persianas que se rompen con solo tocarlas y calefacción que no llega al último piso, entre otros.

Estudiantes, profesores y personal de la Facultad y de toda la Universidad de Zaragoza reclaman una reforma integral para mañana. El mismo día de la protesta el portavoz de gobierno de Luisa Fernanda Rudi, presidenta de la Diputación General de Aragón, declaraba que se va a actuar. El decano Eliseo Serrano, que como toda la comunidad educativa universitaria, se conoce de sobras estas promesas vacías, pedía hechos: "Siempre decimos lo mismo pero tenemos que seguir insistiendo. El gobierno aragonés debe poner el presupuesto necesario".

Somos alrededor de 3.000 alumnos, 300 profesores y 70 trabajadores los que diariamente pasamos parte de nuestra jornada en la facultad, y se escuchan muchas opiniones que van por el mismo camino: seguirán poniendo parches hasta que pase algo serio. Hemos tenido suerte porque todavía nadie ha acabado en urgencias. Después del último derrumbe del techo bromeábamos con costear la reforma vendiendo camisetas con el lema "Yo sobreviví a Filosofía y Letras" o de quejarnos yendo a clase con casco, como hacían algunos de los asistentes a la protesta. Alguna, medio en broma medio en serio, se alegraba de tener una coartada perfecta para pasar de ir a clase y quedarse en la cafetería, que está en perfecto estado.

Si la reforma aceptada en 2006 no se ha llevado a cabo es por falta de dinero, la conserjería de educación no destina fondos. La educación pública está en crisis, eso lo sabemos. Pero es que las humanidades están de capa caída. ¿Cómo vamos a pensar en una facultad mejor si en la enseñanza básica se resta cada vez más importancia al arte, música y la filosofía? ¿Tenemos futuro? Cuesta comparar nuestras instalaciones con las de la Facultad de Derecho, la Escuela de Ingeniería y Arquitectura o la nueva facultad de Educación. El decano comentaba que es un sarcasmo el que podamos tildar la protesta de histórica. Que no se confundan, en Filosofía y Letras estudiamos historia, filosofía, historia del arte, filología… Pero no queremos quedarnos en otro siglo.

Como rezaba una pancarta en la concentración "No somos ciudadanos de segunda". No lo somos, pero ya sabemos con lo que jugamos: somos los de letras y dentro de la universidad pintamos más bien poco. Y que conste que nos tomarnos bien los "¿Pero tu carrera para qué te sirve?", y hasta me río cuando mis amigos no me dejan dividir la cuenta en un bar. Lo aceptamos: haced todos los chistes que queráis, os los reiremos. Pero arregladnos el techo, cabrones.