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V de VICE

Las 29 letras del alfabeto (ilustrado) del narco mexicano

Una conversación con Juan Carlos Reyna, al tiempo que llegamos a la ahora infame última letra del abecedario.

En este recuento de los primeros cinco años de VICE en México, creemos que vale la pena hablar de una de las columnas semanales de la que nos sentimos mas orgullosos: El alfabeto (ilustrado) del narco mexicano. El relanzamiento de VICE.com como lo conocemos hoy y las nuevas columnas sobre temas nacionales, coinciden con el último año de Felipe Calderón, y con eso, una paranoia y miedo por una violencia inédita en México causada por la guerra que el ex presidente le declaró al narco por pendejo, o por machín, o por justiciero, pero que al final, no resolvió mucho y sí nos dejó con casi 200 mil muertos y demasiados desaparecidos. Queríamos hacer una columna en la que pudiéramos hablar de esta situación pero de una forma creativa, que hiciera pensar y que no fuera lo mismo que veíamos todos los días en los periódicos llenos de estadísticas sobre nuestros muertos. Un día, en una borrachera con Juan Carlos Reyna, narrador, guitarrista (bueno, bajosextista) de Nortec, curador, y productor, me comentó que tenía la idea de escribir una serie de textos sobre el narco organizados por cada letra del abecedario.

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Inmediatamente nos pusimos de acuerdo y nació esta columna, en la que Juan Carlos escribe una historia ficcionada, pero basada en historias o experiencias reales, relacionada con la palabra de cada letra, luego una especie de definición de cada palabra o concepto, y una ilustración de Gabriel Escalante interpretando la misma palabra, a veces de forma literal y otra vez de forma más conceptual.

La semana pasada llegamos a ahora infame última letra del abecedario, y al final de la serie, con la triste frase: “Zetas monstruosamente somos todos”. Y con todo esto de analizar qué chingados hemos estado haciendo durante los últimos cinco años, le hablamos a Juan Carlos para que nos hablara del narco y su abecedario.

Para los que no te conocen, me puedes contar además de escribir la columna El alfabeto (ilustrado) del narco, ¿qué más escribes y qué otras cosas haces?
Mi primer libro (Vuelta al agua, UIA, 1999) lo publiqué cuando tenía 19 años y es un volumen de poemas. Ya no escribo poemas, a menos que esté en una situación emocional crítica, al borde del colapso. Entonces me pongo a escribir poemas como si eso me fuera a salvar de un resquebrajamiento emocional. Y no sólo no escribo poemas, sino que intento no escribir en un sólo género. Como fronterizo que soy (nací y crecí en la frontera entre Tijuana y San Diego) me parece de lo más normal cruzar de un género a otro en el mismo texto. Casi todo lo que escribo tiene algo de poesía, un poco de ficción, una dosis fuerte de ensayo y mucho, muchísimo de biografía.

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Háblame sobre tu libro Confesiones de un sicario.
Es un libro que le propuse hacer a un sicario que conocí como parte del documental para televisión, Confesiones de un sicario, en el que participé como productor periodístico. De los tres sicarios que contacté y entrevisté para el documental, uno de ellos tenía una historia de vida que revelaba muchos de los "paradigmas" que sostienen el infierno en que se ha convertido México. Contar la historia de Drago me permite hacer una radiografía no sólo de la mente de un asesino, sino del desmoronamiento vertiginoso y violento de un país. Entonces le propuse a Drago que escribiéramos juntos su vida. Y así lo hicimos, sin revelar ningún dato que comprometiera su seguridad. Actualmente está amenazado de muerte y escondido en una de las sierras mexicanas. Al libro le fue bien en ventas. Creo que porque la gente está ansiosa (literalmente) por saber qué ocurre con México en relación al crimen organizado. El país está al filo del colapso y no basta la nota roja o los noticiarios televisivos. El periodismo narrativo y su coqueteo con la ficción, como lo han hecho autores como Diego Osorno y Alejandro Almazán, puede ser una salida a este extravío.

¿Cómo surge la idea de esta columna para VICE?
Un alfabeto es un formato muy lúdico para elaborar un mapa personalísimo del narco en México. Decidí hacerla parte crónica y parte ensayo para poder elaborar una dirección de sentido más compleja. Muchas de las historias son testimonios obtenidos de fuentes periodísticas; otras historias las escuché de gente relacionada al narco, otras simplemente las viví. Invité a Gabriel Escalante como ilustrador porque creí que así el juego crónica versus ensayo se pondría más interesante en términos dialógicos con una tercera parte visual/conceptual.

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¿En serio todas las historias sobre las que escribiste son ciertas?
Como dije, hay algo de ficción en lo que escribo, pero casi siempre para ocultar una identidad, mantener la seguridad de una fuente testimonial. Todas las historias las vivió alguien. Algunas personas son fuentes del crimen organizado, otras son gente periférica al crimen organizado (familiares, empleados) y otras las vivió mi propia familia o yo.

¿A ti te tocó vivir y conocer a todos esos personajes que mencionaste?
Crecí en Tijuana en un momento en que la ciudad estaba inmersa en el narcotráfico y el narco inmerso en Tijuana. De mi generación, un alto número de mis ex compañeros de escuela fueron ejecutados. En mi familia también algunos miembros se relacionaron al crimen organizado por su trabajo como abogados. Tengo planes de hacer un libro con todas las columnas y lo dedicaré a Roberto, un cuñado abogado que asesinaron en Tijuana hace un par de meses. Roberto me contó un par de las historias incluidas en el Alfabeto.

¿Cuál de las historias sobre las que escribiste te pareció particularmente cabrona?
Las historias que tiene que ver con la violencia soterrada al margen de la violencia espectacular que nos viene a la mente cuando escuchamos la palabra "narco". Hablo de las historias de las que casi nunca nos enteramos. Esa violencia me produce terror. Un ejemplo sería la historia que cuento en la “L de ‘levantón”, que no es una historia de un secuestro, sino de una abducción, una verdadera locura quizá inducida por el clima de miedo que se ha generado en la psique colectiva mexicana. Otro ejemplo es la “V de ‘venganza”, que es una pequeña viñeta del clima que se vive en una familia después de una ejecución.

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Un par de veces, gente dejó comentarios de que no eran ilustraciones sino imágenes nomás photoshopeadas. ¿Qué valor le veías a las ilustraciones?
Las ilustraciones no son dibujos per se, sino un trabajo conceptual. Son apropiaciones de fotos que han aparecido en la prensa, algunas relacionadas al narco, otras al imaginario violento de la cultura popular. Me parece que dichas imágenes revelan un imago construido alrededor de la muerte, la violencia y el miedo que caracteriza mucho de lo que se vive en un muchas regiones de México, tanto a un nivel íntimo como colectivo. Gabriel es un gran artista y estas ilustraciones son parte del trabajo que hemos realizado juntos y que incluye curadurías e incluso proyectos académicos.

¿Qué objetivo buscabas con esta serie de artículos? ¿Entretener? ¿Informar?
Exorcizar. El tema me interesa por razones personalísimas (mi crecimiento en Tijuana, cómo ha afectado el narco a mi familia, mis amistades involucradas, etcétera) y escribir de ello es una forma de ventilarlo y entenderlo. Creo que en ese proceso también puede crear muchos tipos de diálogo con otros lectores —algunos diálogos más profundos que otros— y esa es la razón de publicarlo.

¡Gracias, Juan Carlos! Ojalá podamos ver todos estos textos y sus correspondientes ilustraciones en formato físico, en un libro.

Lee todas las letras del alfabeto:

El alfabeto (ilustrado) del narco mexicano

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Y sigue a Juan Carlos en Twitter:

@jcreyna

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