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Misión: salvar los templos de Bagan

Un mes después de que un seísmo cuestionara el futuro del conjunto monumental birmano, uno de los más espectaculares del planeta, la UNESCO y Occidente están decididos a salvar los templos de Bagan a toda costa.
Une opération de mise à l’abri est en cours sur l’un des monuments du site de Bagan. (Pierre-Louis Caron)

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La señora Kyu Kyu distribuye los mapas a los turistas como cada día. Está apoyada sobre el mostrador del pequeño hotel de Nyaung-U, a tres kilómetros de la ciudad real de Bagan. Abnegada, Kyu Kyu, la autentica ama del lugar rodea con un círculo los principales templos budistas a visitar. "Aquí es muy bonito. Allí también, pero mejor la mañana o durante la puesta de sol", comenta esta exprofesora de inglés.

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Todas las imágenes por Pierre-Louis Caron: Una estructura de bambú se dispone a ser instalada en el techo de un templo cerrado al público

Tras el terremoto que sacudió Birmania el pasado 24 de agosto, la señora Kyu Kyu tuvo que añadir una nueva indicación a su pequeño ritual explicativo de bienvenida. Ahora en lugar de trazar un círculo en el mapa, traza una cruz. Al menos, en según qué lugares. "No, allí no podrá entrar. Es muy peligroso. Y la entrada está prohibida", proclama sin pestañear. El seísmo, que alcanzó los 6,8 puntos en la escala de Richter, ha dañado centenares de edificios y provocó, además, la muerte de tres personas.

A raíz de la catástrofe, empezaron a llegar voluntarios en tropel. Llegaron con la misión de salvar los escenarios sagrados, un formidable conjunto de templos budistas ancestrales y sin parangón, que cada año son visitados por millones de budistas y por alrededor de 300.000 turistas. De hecho, la economía de la región depende de este formidable enclave, la capital del primer imperio birmano en el siglo IX.

Hoy ha pasado un mes desde el terremoto y nosotros hemos acudido a seguir a un equipo de especialistas cuya misión es inspeccionar el estado de los templos que han sido cerrados al público. Su cometido no es otro que realizar la prospección y proponer las mejores opciones para restaurar estos milenarios monumentos.

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Nuno Vasco de Oliveira es el destacado de la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de Naciones Unidas (UNESCO) en Birmania. "Sentí los temblores desde el quinto piso de un hotel en Yangon", recuerda. "Desde que llegué aquí el ritmo de trabajo es frenético. Hay muchas cosas que hacer". Vasco de Oliveira es antropólogo y suya es la responsabilidad de dirigir las misiones de observación y de preservación del patrimonio conjuntamente con los responsables del departamento de Arqueología (DoA) de Bagan.

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A Oliveira se le nota visiblemente desbordado. Tiene que recibir a un equipo de expertos recién destacado por la UNESCO. "Hoy es un día importante porque los dos mejores especialistas del mundo han aterrizado en Bagán", nos explica mientras viajamos a bordo de una furgoneta. Los expertos llegarán a media tarde. Junto a nosotros también viaja el especialista birmano, U Than Zaw Oo, el coordinador principal del departamento de arqueología local. Él nos relata cómo vivió las horas inmediatamente posteriores al seísmo.

"Tuvimos que dejar que pasara toda una noche para arrancar con el recuento de los templos dañados. Nos llegaba información desde todas partes, la gente no paraba de llamar para denunciar derrumbamientos y colapsos", cuenta. "El primer día sabíamos que había, al menos, 187 edificios afectados. Al día siguiente ya eran 397. "En el último recuento oficial, que realizamos el 18 de septiembre, eran ya 414 de los 3.658 templos registrados en la zona, los que estaban afectados. Estamos hablando de un radio de 80 kilómetros cuadrados. "Afortunadamente no hay lesiones que lamentar en Bagan mismo", cuenta U Than Zaw OO.

Los monumentos que siguen cerrados al público

Después de hablar con U Than Zaw OO regresamos de nuevo al grupo liderado por Oliveira. Entre los presentes están el arquitecto francés Pierre Pichard y su colega macedonio Predrag Gavrilovic. Suman más de 150 años entre los dos. Y trabajan en la zona desde 1970. Se les considera como a los pioneros de los estudios sobre los templos de Bagan, a sus máximas eminencias.

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Tras el terremoto se decidió convertir el departamento de Arqueología de la ciudad en la base de operaciones desde la que abordar la crisis. El lugar está lleno de mapas en los que se señalan los templos dañados y las operaciones en curso.

"En 1975 se produjo un terremoto de gran magnitud, mayor que este, de hecho", explica Pierre Prichard. "Entonces nosotros ayudamos a identificar los edificios en riesgo y los derrumbados y la junta militar de la época se encargó de hacer el trabajo pesado". Además de estas dos eminencias, también han acudido al lugar varios representantes del ministerio de Cultura birmano y estudiantes locales. Otro arquitecto francés, Christophe Pottier – especialista en templos de Angkor (Camboya) –, participa igualmente en la misión de peritaje.

Un mes después del terremoto, el paisaje de Bagan no se parece demasiado a las postales del lugar que venden los comerciantes locales. A primera vista, las pagodas que aparecen en las postales siguen todas en pie, erguidas alrededor de exuberantes tramos de vegetación tropical. Sin embargo, basta con echar un vistazo a sus estructuras para descubrir que las mismas tienen los techos envueltos por lonas azules y verdes de colores brillantes.

Sucede que el terremoto afectó a muchos techos y que actualmente Birmania vive su temporada de lluvias. Así que con el paso de los días algunos de estas lonas han tenido que ser reforzadas y se han empezado a colocar precarios andamios. U Than Zaw Oo anunció que ya se habían recubierto 40 de los monumentos. En muchos lugares, les visitantes se encuentran frente a puertas cerradas desaconsejan la entrada.

"Se va derrumbar"

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Esta tarde los expertos de la UNESCO tienen que visitar tres templos dañados. Decenas de voluntarios trabajan entre sus escombros. Los expertos les preguntan a los trabajadores de cuándo fechan las últimas rehabilitaciones, toman fotografías y expresan su inquietud. Hay grietas visibles, la mayoría de ellas verticales, el peor de los augurios.

"Se va a derrumbar", proclama Christophe Pottier durante la visita al segundo templo. "Este templo es vuestra prioridad hoy. No tiene que serlo dentro de cinco o seis años", concede Gavrilovic. Pierre Prechard permanece en el fondo silenciosamente. No deja de anotar rápidamente en du libreta.

Las autoridades locales tienen previsto inspeccionar las diferentes plantas del templo. El equipo está de acuerdo. Se concentran todos al pie de una escalera, en la oscuridad. Desde el techo la vista es impresionante. Una vez arriba no hay nadie que se pueda resistir a la panorámica — ni siquiera los expertos que vienen aquí desde los años 70 —: todos desenfundan sus cámaras y retratan el paisaje. Es casi místico.

Después de inspeccionar las grietas del techo y las numerosas lonas verdes que lo recubren, Predrag Gavrilovic se refugia del sol que cae a plomo y otea el horizonte. Gavrilovic tiene claro que "Bagan es uno de los enclaves monumentales más importantes del planeta". Existen pocos lugares con tamaña concentración de monumentos. "Estamos hablando de miles de templos en un radio muy pequeño. Es increíble, realmente increíble", repite fascinado.

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Al poco de poner un pie en el tercer templo los expertos muestran su alarma. Frente a ellos se yergue una imponente estructura metálica instalada a mediados de la década del 2000. Gavrilovic examina minuciosamente el andamio reforzado, remachado por una suerte de bóveda que apuntala los cuatro pilares principales. "Apenas hay un solo punto de contacto entre la estructura y las paredes. Es completamente inútil", proclama. Frente a él los funcionarios birmanos esgrimen una sonrisa forzada. Contemplan el desastre avergonzados.

"A nosotros siempre nos ha costado encontrar ingenieros cualificados para trabajar en el departamento de Arqueología. Los salarios son mucho mejores en cualquier otro lugar", nos sopla un funcionario local.

El equipo que ha mandado la UNESCO lo tiene claro: esta clase de estructuras son incompatibles con la preservación del patrimonio. De manera que no tiene sentido hacer instalaciones temporales y chapuceras mientras se realizan trabajos de albañilería, por ejemplo. "Si se declara otro terremoto lo único que quedará en pie será el andamio", advierte Christophe Pottier.

A algunos centenares de metros de allí acaba de reabrirse al público uno de los templos dañados. "Yo me encontraba en el interior del templo en compañía de dos turistas y de otros colegas cuando se declaró el seísmo", recuerda un joven guía llamado Koko. "Tuvimos que llevarnos a los turistas y desalojamos el templo a toda velocidad. Mientras lo hacíamos se desprendieron algunos cascotes de lo alto del templo, pero, afortunadamente, nadie sufrió daño alguno", recuerda.

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"Nunca había presenciado un seísmo tan fuerte", relata este joven de 29 años que nació en Bagan y lleva toda su vida trabajando en las inmediaciones.

El interior del templo donde trabajaba Bagan sigue siendo accesible, una suerte que no han corrido otros templos, que ahora están clausurados y cuyos guías, se han quedado sin trabajo. Ahora, en lugar de encabezar visitas, hacen las veces de celadores.

Es el caso de Aung Zan, quien antes del seísmo se encontraba visitando una pagoda rodeada de árboles a cambio de algunos millares de kyats, la moneda birmana. "Ahora, sin embargo, está cerrado. Es demasiado peligroso", relata en un inglés perfecto. Así que desde el terremoto tiene que ganarse el pan vendiendo adhesivos astrológicos grabados en una suerte de pergamino.

"Yo nací en domingo, lo que explica que me llamen Aung, que significa La Señora, dice en alusión a Aung San Suu Kyi, la flamante nueva ministra de Justicia, una mujer que ha sido una proverbial integrante de la oposición. Suun Kyi se pasó 20 años detenida en régimen de arresto domiciliario, después de haber orquestado una campaña de denuncia contra la junta militar que dirigía el país en 2012.

Al igual que muchos otros birmanos, Aung Zang tiene las encías y los dientes enrojecidos debido a la nuez de betel que masca lenta y constantemente "para mantenerme en forma", según cuenta. Al igual que sucede con la mayoría de guías locales, su conocimiento del budismo y de la astrología parece inagotable. "El domingo es el día del Águila, lo cual significa que soy el amo del cielo. Usted nació en martes. Y el martes es el día del león, por lo que usted es el rey de la selva", resume con una dulce sonrisa. Y acto seguido lanza un espeso escupitajo rojizo, que sepulta bajo su pie.

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El seísmo tiene, en cierta manera, su parte positiva

La junta militar que preside Birmania intentó durante años conseguir que Bagan fuese declarado patrimonio mundial de la Humanidad por la UNESCO, un proyecto que hizo en vano. En 2011, sin embargo, tras el momento de relativa apertura democrática que experimentó el país, se intentó abogar de nuevo por la candidatura.

"La junta militar y la UNESCO se aproximaron después de muchas décadas de proverbial división", relata Nuno Vasco de Oliveira. "Hubo un primer periodo de negociaciones que tuvo lugar entre 1975 y 1982. Y luego hubo un nuevo intento entre 1992 y 2004. Sin embargo, el gobierno birmano prefirió hacerse cargo de su política de administración y conservación de los templos sin injerencias foráneas. Entonces sucedió que se realizaron muchas tareas de presunta conservación que escaparon al tutelaje internacional y a ningún tipo de control y que son las responsables de lo que ha sucedido ahora".

La casualidad quiso que el terremoto del pasado 24 de agosto sucediera un mes después de la gran cumbre de Mandalay (población situada en el centro de Birmania) gracias a la cual la candidatura de Bagan como patrimonio mundial de la Unesco consiguió cierto empuje. Afortunadamente, las autoridades habían previsto la redacción de un plan de acción en un supuesto de daños por seísmo.

Todo el mundo quiere saber si el terremoto amenaza la candidatura de Bagan, pero aún es pronto para saberlo", comenta el arqueólogo. El gobierno tenía previsto presentar su candidatura a finales de 2017 con la esperanza de aspirar a la nominación oficial en 2018", explica Vasco Oliveira. "Lo último que sé es que las autoridades tienen previsto cumplir con el calendario". El ministro de Religión y Cultura de Birmania, Thura U Aung Ko declaró a la prensa birmana a principios de septiembre que la zona de Bagan "sería necesariamente unida en la relación de patrimonios de la Humanidad de la UNESCO antes de 2020".

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A pesar de las desastrosas consecuencias del terremoto, es posible que la magnitud de la catástrofe pueda contribuir a que surja alguna iniciativa consagrada a proteger los monumentos de Bagan. "Lo que hemos descubierto con nuestra exploración es que la mayoría de las partes derrumbadas de los templos son, precisamente, las mismas que había rehabilitado la junta militar", relata Pierre Pichard. "Las autoridades han cometido tantos errores en los últimos años que parece que este desgraciado incidente haya servido para poner las cosas en su lugar", opina el arquitecto. "Algo bueno tendrá que tener este terremoto".

Nuno Vasco de Oliveira es de la misma opinión. Según él, el desastre natural podría significar una oportunidad para formar a las autoridades a abordar este tipo de problemáticas". ¿Quién sabe lo mismo las operaciones que estamos llevando a cabo aquí pudieran ser de ayuda para otros territorios situados en zonas sísmicas, como el Nepal", sostiene el representante de la UNESCO.

Pese a todo, la cuenta atrás avanza implacable para los templos dañados, ante los que se cierne un horizonte inquietante. Tendrán que ser cubiertos y asegurados antes del arranque de la temporada turística, que está a punto de comenzar. "Nos visitan alrededor de 300.000 turistas al año y cerca de 3 millones de creyentes se acercan también a Bagan anualmente", cuenta Vasco Oliveira.

"Si el lugar terminada declarado como patrimonio de la Humanidad, entonces el turismo aumentará poderosamente y es palmario que los templos estén preparados para soportar el probable aluvión".

Son las 6 de la tarde y a la señora Kyu Kyu casi no le quedan ciclomotores eléctricos para alquilar. Se trata de aparatos de fabricación china, al igual que la mayoría de turistas que hay actualmente en la zona. Todos buscan visitar algún templo en el que todavía sea posible contemplar la espectacular puesta de sol más allá del río Irrawaddy.

"En tres semanas todo esto estará completo", advierte orgullosa la propietaria.

Sigue a Pierre-Louis Caron en Twitter :_ _@pierrelouis_c

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