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crimen y drogas

Así funciona la mafia que controla los restaurantes de noodles en Shangái

Xian hipotecó su casa para montar un restaurante especializado en sopa de noodles, pero desconocía el acuerdo tácito y ancestral que castiga a quienes osan abrir un negocio dedicado al popular plato chino sin antes preguntar.
Foto di Charles Haynes/Flickr
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El Lanzhou lamian es un plato elaborado a base de noodles separados a mano, servido con un nutritivo caldo de ternera que es muy popular en toda China. El plato tiene, además de muchos nutrientes, una red mafiosa que opera a su entorno y su comercialización se basa en un acuerdo tácito que ya tiene más de veinte años y que se sigue respetando religiosamente.

Aquel que no conoce las reglas de la mafia del noodle, no esta eximido de cumplirlas. Y eso es justamente con lo que se ha encontrado recientemente un individuo llamado Xian, quien osó abrir a principios del mes pasado un restaurante en Shanghái al que ha bautizado como Alilan Beef Noodles (Noodles de Ternera Alilan).

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Según cuenta el portal Shanghaiist, Xian es un musulmán hui de la provincia de Gansu, y su restaurante sirve una versión islámica del lamian. Sin embargo, Xian se ha visto obligado a cambiar el letrero de su restaurante después de haberse convertido en objeto de una cruenta persecución de sus competidores.

A Xian se le acusa de haber violado un código no escrito que gobierna la cocina de los establecimientos que venden noodles en la zona. Según establece el llamado "Tratado Shaanxi-Gansu-Ningxia", nadie está autorizado a abrir un establecimiento de venta de noodles con ternera en un radio separado, al menos, por 400 metros del establecimiento más próximo que se dedique a la comercialización del mismo producto.

Xian ha vulnerado el acuerdo y ha conocido en sus propias carnes las consecuencias —y no es una experiencia placentera, precisamente.

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Primero, una delegación formada por más de 100 personas que aseguraban representar a todos los restaurantes que sirven el Lanzhou lamian en Shanghái cercaron su establecimiento. Instantes después, la muchedumbre impidió a los clientes entrar en el restaurante de Xian, destrozaron las mesas y le amenazaron con matar a su familia. Finalmente, le informaron que le darían 300.000 remnibis si se avenía a cerrar el restaurante.

Aunque el acuerdo no escrito no tenga ningún peso ante un tribunal, es un acuerdo sacrosanto para el colectivo de restauradores del noodle que tienen sus establecimientos en Shanghái. Un gremio que se han dedicado durante todo el mes de julio a perturbar a Xian y a perjudicar su negocio. Incluso le han acusado, entre otras falsedades, de no ser musulmán, lo cual le impediría regir establecimiento halal (que profesa su respeto y pertenencia a la ley islámica) alguno.

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El pasado 19 de julio ambas partes alcanzaron un acuerdo después de someterse a un acto de conciliación celebrado en una comisaría local. Entonces, se personaron en la reunión representantes del Comité de Asuntos Étnico Religiosos, autoridades de las provincias de Qinghai y de Gansu y un puñado de propietarios de restaurantes de noodles.

El resultado final es este: Xian podrá quedarse con el negocio por el cual ha hipotecado su casa, pero deberá de retirar las palabras halal y "ternera" del cartel de su negocio.

Igualmente, ha alcanzado una tregua con los emisarios de la mafia del noodle. ¿Alguien sabía que los noodles de ternera encubrieran a una familia subterránea de matones y que actúan bajo un idéntico código de comportamiento? Pues ya lo sabemos.

Ahora solo nos faltaría desvelar cuál es la cábala que yace bajo la preparación de las brochetas de ternera.

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