La etnia zapoteca que habita las ardientes y airosas tierras de Juchitán, al sur del estado mexicano de Oaxaca, trabaja todo el año para festejar "como Dios manda" durante el mes de mayo.Las Velas, sus fiestas tradicionales más importantes, son la prueba irrefutable del orgullo que sienten por su cultura y de la capacidad de sus habitantes de vivir para la pachanga de larga duración.
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Entre finales de abril y de mayo, anualmente se celebran alrededor de 17 Velas: cada una dura aproximadamente tres días y se realiza en un barrio distinto del pueblo.El primer día es para la fiesta principal, que se celebra durante una noche y su respectiva madrugada; el segundo día es exclusivo para "la regada", una clase de desfile por las calles principales del pueblo, en la que la familia que apadrina la fiesta regala trastes, flores y hasta comida a la población, y finalmente, el tercer día se hace "la lavada", un tipo de Vela, pero durante el día.
El orden de las etapas de estas fiestas patronales cambia, dependiendo del deseo y necesidades de la sociedad que la celebra. No obstante, todas son un derroche de folclor y placeres gastronómicos, que no paran aunque el termómetro explote, se caiga el cielo a cántaros o la ola de inseguridad (que azota la zona desde hace meses) cobre vidas y tiña de sangre sus calles.La comida y la bebida son dos ejes básicos alrededor de los que gira esta festividad.
El pase de entrada para todos es el uso de vestimenta regional de gala; y los hombres sólo ingresan si llevan al hombro un cartón de cerveza; las mujeres, a su vez, deben dar una "limosna" (aportación de dinero en efectivo) voluntaria, de $50 pesos en adelante. Ello da a todos el derecho de comer y beber ilimitadamente, hasta que el estómago y el hígado aguanten.LEER MÁS: Guía MUNCHIES de Oaxaca: Parte 1
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Cada uno de los organizadores de la vela pone un puesto, o espacio exclusivo, desde donde reparten la comida y la bebida a sus invitados. El ritual de la preparación que cada familia lleva a cabo, hasta tener listos los platos que repartirán llenos de antojitos istmeños (que ellos llaman comúnmente "botana"), va desde comprar en el mercado local los ingredientes, hasta cocinar durante horas y transportarlo todo al sitio donde se hará la Vela.
La familia Matus Gómez tuvo la mayordomía de la vela Biadxi (ciruelo, en zapoteco) y dio el banderazo de salida de la última semana de fiestas patronales en Juchitán. Alicia, esposa del mayordomo Tomás Matus, es una gran cocinera y estuvo a la cabeza de la elaboración de la botana.Con la ayuda de numerosas manos —pues toda la familia a cargo de un puesto tiene que participar en los preparativos— hizo puré de pollo con zanahoria y jalapeños; chiles desvenados y tacos fritos rellenos de picadillo de carne de res; ciruelas y mangos encurtidos y picantes; sándwiches de quesillo y salsa "pico de gallo" con camarones frescos.
Al filo de las 10 PM, más de 100 invitados en el puesto de los Matus Gómez disfrutaron de todos los bocadillos preparados por Alicia.En total, la Vela 'Biadxi' reunió a más de 4,000 asistentes que consumieron un exhorbitante número de cartones de cerveza (unas 96,000 botellas) y de raciones de comida.
Así, con un población satisfecha —y el estómago lleno de cerveza— Las Velas de mayo son un acontecimiento que, al menos una vez en la vida, hay que vivir para entender un poco más a México y esas costumbres tan propias de un lugar, en este caso del Istmo de Tehuantepec, cuna de la cultura zapoteca.